Capítulo 3. ¿Cuántas veces has fingido una sonrisa?

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POV Narrador

Sanemi iba de un lado a otro mientras pensaba todo lo que podría ocurrir y como podría solucionar el solo hecho de que Kyojuro estuviera en el sofá de su casa con la sudadera de la persona que estaba sentada a su lado.


—Sanemi relájate, jamás haría nada a Rengoku en el estado en que lo vi y sin darme su consentimiento.

—Además de porque tengo pareja Uzui.

—Pues otra razón más —Kyojuro no pudo intentar no reír al ver que como siempre a Uzui le daba igual la existencia de Akaza—.

—Uzui, no me importaría meterme en pelea, pero sé que si lo hacemos Genya se verá salpicado y ahora mismo no quiero que Genya sufra ninguna consecuencia y más cuando tú eres el causante.

—¿Y qué quieres que haga?

—Akaza no quiere que hoy duerma en la casa.

—Ni pienses que al escuchar eso voy a dejar que salga de aquí —dijo Tengen mientras abrazaba a Rengoku—.

—Ains, está bien, pero esta noche te ducharás y dormirás en mi cama, mañana te dejaré a unas manzanas de la universidad y no pasará nada.

—Espera, ¿estás insinuando que vas a dejar que Akaza le vuelva a poner la mano encima a Kyojuro?

—Es lo mejor para todos, Akaza no se enfadará ni con él ni con nosotros —al escuchar eso Uzui se levantó del sofá manteniendo un semblante serio y caminó lentamente hasta Sanemi—.

—Si en vez de Rengoku fuera tu hermano ¿harías lo mismo?

—No es lo mismo.

—Tienes razón, tu padrastro jamás te puso su apellido y te hecho de casa al saber que te gustaba tu hermano y tú lo que hiciste veros a escondidas, tienes razón mejor no hagamos nada para proteger a tu hermano pequeño —un puñetazo fue directo a su mandíbula haciendo que se callera al suelo—.

—Vuelve a hablar así de Genya y te mataré —tras decir eso salió de la sala de estar y subió hasta su habitación, dando por finalizado su recorrido con un fuerte portazo—.

—Lo siento Uzui por mi culpa... —fue interrumpido por el alvino el cual estaba levantándose y caminando hasta él—.

—Ni lo pienses, tú no tienes culpa de ser la persona más amable y buena de todo el mundo —una pequeña sonrisa volvió a mostrarse en el rostro del rubio —Rengoku.

—¿Qué?

—¿Cuántas veces has fingido una sonrisa?

—Más de las que me gustaría admitir.

—¿Por qué sigues aguantando a ese tipo? Te usa como le plazca.

—Porque lo amo.

—¿Lo amas? Amas a alguien que seguramente disfrute de saber que esta noche podrías haber dormido en la calle, él no te ama Rengoku.

—¡Uzui! —todas las quejas del más alto se disiparon con el grito del rubio—.

—Lo siento, es solo que eres muy importante para mí.

—Lo sé, pero es mi vida.

—Entonces, ¿Qué quieres hacer?

—Sí, puedes traerme mi mochila mientras hablo con Sanemi.

—Está bien, es la puerta que veras por la barandilla a mano izquierda.

—Vale, gracias— como acordaron mientras Uzui fue a por la mochila de Kyojuro, este fue a hablar con Sanemi—.

—Joder —dijo Uzui mientras cerraba fuertemente el maletero de su coche —soy un idiota.


Poco después de que Uzui saliera de la sala, Rengoku subió lentamente y siguió las indicaciones que Uzui le había dado, llamó a la puerta que creía que era y al escuchar su voz preguntando por quien era, suspiró al haber acertado y después respondió.


—Soy Rengoku —al escucharlo Sanemi caminó hasta la puerta y la abrió encontrándose con el rubio—.

—Creo que tienes razón.

—¿Quieres que te lleve a algún lado?

—Podrías llevarme con Tomioka.

—Claro, vístete y te llevo —ambos escucharon a Uzui entrar—.

—Vale —bajó y el más alto le alargó la mochila —Uzui, voy a irme a la casa de Tomioka.

—Vale, puedo llevarte si quieres.

—Me va a llevar Sanemi.

—Ya veo.

—Ahora cuando me ponga la camisa te daré la chaqueta.

—Quédatela, a mí me está pequeña

—Está bien.


Tras coger su maleta, Rengoku fue al baño que Uzui le había indicado para ponerse su camisa y guardó la chaqueta de Uzui en su maleta, al cerrarla salió del baño y se acercó a la entrada donde Sanemi ya le estaba esperando con la llave de su coche miró a Uzui para despedirse pero este solo subió por las escaleras sin decir nada. Tras un suspiro de parte de la otra persona que vivía en esa casa, fue junto a Rengoku hacia el coche. El camino fue en silenció, siendo solamente interrumpido cuando llegaron a la casa del ojiazul. Rengoku se bajó del auto y fue a donde estaba su compañero tras despedirse de Sanemi, este volvió a arrancar el auto y puso dirección a su casa. Al llegar Sanemi sin pensarlo dos veces subió la escalera, se dirigió hacia el lado contrario a su habitación y sin decir nada abrió la puerta del estudio de Uzui, allí como era costumbre estaba pintando.


—Menos mal que no entró aquí.

—Déjame Sanemi, no tengo humor —el más bajo solo suspiró y salió de la habitación— ¿Por qué no comprendes que él nunca te amara como mereces?


Continuará...

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