Después de dar por finalizada toda relación con la Manada, comprendí que aquel era un paso inevitable para mí. Iba a pasar sí o sí en algún momento, por mucho que me hubiera resistido a evitarlo. No se puede estar en un punto muerto entre el exilio y la Manada, con un pie en cada lado, porque no tenía ningún sentido; solo servía para comerme la mierda de ambos mundos y no recibir nada a cambio. Así que había que elegir un bando, y como los lobos no me querían con ellos, elegí el exilio.
Yo seguía con Eren, por supuesto, porque era mi lobo y le quería mucho. Cuidaba de él como le había cuidado siempre, dándole de comer como a un cerdo, mimándole y follando como animales. Era un Macho muy feliz, porque a mí me gustaba que lo fuera; sin embargo, había momentos que le deprimían especialmente, y siempre era por el mismo puto motivo.
—Este fin de semana será fiesta de Mary —gimió, acercándose a mí para acariciarme el rostro con el suyo y consolarse—. Alfa no deja a Eren ir con Levi...
Le rodeé con un brazo y le acaricié la parte baja de la espalda sin apartar mi mirada del manual que leía para el trabajo.
—Seguro que en la siguiente —le mentí, como hacía siempre, porque el lobo se deprimiría si supiera la verdad—. ¿Tú sabes arreglar una caldera tamaño industrial, Eren? —le pregunté.
El lobo levantó la cabeza y miró el manual antes de negar con la cabeza. Chasqueé la lengua y puse una expresión aceptación en el rostro. Había conseguido un empleo bastante bien remunerado como conserje de unas oficinas del centro, pero había mentido y le había dicho a la mujer de la entrevista que, además de un gran limpiador, era un gran manitas y sería capaz de resolver cualquier problema de fontanería o eléctrico que surgiera. Lo había hecho porque contaba con que Eren pudiera ayudarme con aquello; el problema era que, por lo que ponía en ese manual, aquellas no eran redes de agua y sistemas eléctricos que salieran en los programas de bricolaje que veía el lobo.
—Estoy jodido... —murmuré, pensando en que no dudaría ni una semana allí.
—Levi tendría que venir con Eren, es su compañero...
Cerré el manual y miré al lobo a los ojos esmeraldas con matices dorados entre unas pestañas castañas y densas.
—Eren, tú sabes tan bien como yo que recuperar la confianza de la Manada es algo jodido. La he cagado mucho, así que tienes que darles tiempo a ellos, a Erwin y a ti mismo —le dije con un tono serio que él conocía muy bien—. Deja de gemir porque no me invitan a las putas fiestas, me haces sentir mal y sabes lo mucho que odio verte triste. —Me levanté del taburete frente a la barra de bar y cogí un cigarrillo de la cajetilla—. Irás a ese cumpleaños, le darás el jodido regalo a Mary, comerás lo que haya y después vendrás al edificio y echaremos un buen polvo en conserjería. Y se acabó.
Eren gimió un poco, solo un poco por lo bajo, pero cuando lo miré, apartó los ojos rápidamente y se calló en seco. Siempre era la misma historia cuando llegaban los eventos de la Manada, y, por supuesto, yo era el único dispuesto a consolar al lobo; al resto les importaba una mierda que él lo pasara mal en aquellas reuniones, sobre todo al querido de su Alfa; ese que, al parecer, tanto lo quería.
—¿Levi ha encontrado móvil ya? —me preguntó.
—No, no lo he encontrado —respondí en voz baja, abriendo la puerta de emergencias.
La luz rojiza y anaranjada del atardecer se coló entonces en una brillante columna que iluminaba el fino polvo que flotaba en el aire. No importaba lo mucho que barriera, con las putas plantas y el lobo allí, era imposible tener la casa siempre limpia.
—Creo que me lo han robado —añadí con un encogimiento de hombros.
—Eren puede pedir a Alfa móvil nuevo para Levi.
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Humano - Ereri
ФанфикSé que todos conocen a los Lobos, esos hombres peligrosos, fuera de la ley, grandes, musculados, apestosos, atractivos y con la polla enorme. Sé que les habrán contado lo increíble que es pasar El Celo con ellos y que los follen como nunca en sus vi...