Aquella mañana de domingo me desperté en un mar de calidez y Olor a Eren. A media noche había empezado a llover y el tiempo se había enfriado bastante, por lo que nos habíamos tapado con una de las apestosas mantas del lobo antes de dormir. Lo que ocurría cuando hacía eso, era que la peste a Eren quedaba atrapada y se iba condensando a lo largo del sueño. Cuando me desperté, estaba tan sumergido en ella que solo me tomó una leve respiración para ponerme duro como una piedra y gemir de puro placer. Rodeé a mi lobo entre los brazos, o al menos lo intenté, porque era tan grande que me resultó imposible. Empecé a lamer su piel, allí donde era capaz, donde fuera, hasta llegar jadeando y con los labios empapados a su rostro. Eren gruñó de una forma grave y profunda, un sonido que reverberó en su pecho, antes de girarse y echarse sobre mí.
Fue un polvo delicioso, aunque un poco más suave de lo que solíamos hacerlo. Solo me había hecho un par de moretones nuevos en la cadera y las muñecas y una nueva herida de dientes en el hombro. Durante la inflamación, el lobo me rodeó entre sus brazos y me atrajo hacia su cuerpo caliente, frotándose el sudor en mi rostro y mi pelo mientras ronroneaba. Como era mi día de descanso, me quedé en la cama junto a él, acariciándole distraídamente el pelo corto con una mano y la espalda con la otra mientras miraba el techo en la penumbra y escuchaba la lluvia a lo lejos. Fue un momento muy agradable que se alargó durante toda una hora, hasta que el lobo se volvió a despertar y volvió a darme caricias y a ronronear.
—Eren quiere que Levi se quede con su Macho todo el día en la cama —dijo en voz baja.
—No suena mal —confesé, girando un poco el rostro para darle un suave beso en la mejilla.
El lobo gruñó con placer y se removió como si la idea de aquel plan le emocionara. Me empezó a mordisquear el rostro y tiró de mí para arrastrarme por la cama y ponerme sobre él. Sonreí y le di otro beso en los labios. Yo creía que no sabía lo que era ser feliz, pero en ese momento debí acercarme muchísimo, porque me sentía muy a gusto y en calma, con mi lobo y un día entero de lluvia.
Por desgracia, una vibración a lo lejos rompió el momento y levanté la cabeza, perdiendo al instante la sonrisa. Aquello no podía ser nada bueno. Eren gruñó con enfado, se quitó la manta, me apartó para poder levantarse y fue a por el móvil con pasos largos y pesados. Le seguí con la mirada, apoyando la cabeza en las manos tras la nuca y a la espera de descubrir a qué se debía aquella llamada tan temprana.
—Aquí Eren —le oí decir con un tono más cortante del habitual—. No... en cama con Levi. No... no pasa nada. Sí —se quedó un buen rato en silencio, murmurando afirmaciones y asintiendo con la cabeza mientras miraba la barra de la cocina—. ¡Sí! ¡Eren irá con Levi! Sí. De acuerdo —y colgó.
Eren regresó con una fina sonrisa en el rostro, cerró la puerta corredera de papel de arroz y se apresuró a entrar en la cama y cubrirse bajo la manta. Esperé a que dejará de ronronear, apretarse contra mí y acariciarme el rostro con el suyo para preguntar:
—¿A dónde carajos vas a ir con Levi, exactamente?
El lobo se detuvo, me miró un momento con sus ojos esmeraldas de bordes dorados y sonrió un poco más.
—Mary hará una cena esta noche para que Berthold pueda comer. Irán algunos compañeros y Alfa dijo a Eren que Levi podría venir. Eren le dijo que sí.
No tuve que decir nada, el lobo sabía muy bien lo que yo pensaba sobre eso.
—Irán pocos Machos, no Manada —añadió, como si eso fuera a hacerme cambiar de idea—. A Eren le haría feliz que Levi viniera...
—Tengo que trabajar —le recordé.
Eren gimió y bajó la cabeza, quizá porque se había olvidado de aquel detalle. Chasqueé la lengua y miré al techo, empezando a mover el pie bajo la cama con cierta impaciencia.
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Humano - Ereri
FanficSé que todos conocen a los Lobos, esos hombres peligrosos, fuera de la ley, grandes, musculados, apestosos, atractivos y con la polla enorme. Sé que les habrán contado lo increíble que es pasar El Celo con ellos y que los follen como nunca en sus vi...