Cuando descubrí que se habían llevado mi moto, mi preciosa moto, esa que tanto quería y que tanto me gustaba: no me enfadé. No al menos de una forma visible, simplemente me acerque a Falco en el garaje y le pregunté:
—¿Quién ha sido?
El lobato se encogió de hombros.
—Es una moto muy bonita, Levi. No es la primera vez que se la llevan a dar una vuelta.
—¿Ah, sí?
—¿Creías que ibas a dejar una cosa como esa aquí y que no iba a pasar nada? —me preguntó, casi como si le hiciera gracia—. El primer día la pusimos a doscientos por hora en la autopista, pero hoy algún idiota se la habrá llevado antes de que te fueras.
—Entiendo... —murmuré, colocando mi mano sobre su hombro antes de darle un leve apretón—. Espero que la hayan disfrutado.
Calmadamente, me subí al todoterreno y me dirigí al almacén. Darius ya me esperaba a un lado de la puerta, bien abrigado porque habían comenzado las primeras nevadas del invierno y, si no eras precavido, esa nieve fina y fría se colaba entre la ropa y te empapaba entero. Repartí la comida y acompañé a Berthold un rato antes de que viniera Jean a fumar y charlar. Me habló de un humano del Luna Llena, uno de tantos, que al parecer había sorprendido mucho al lobo porque, por una vez, había cumplido su promesa.
—Y se lo tragó todo, Levi, hasta la última gota. Te lo juro. Yo ya había follado un par de veces y estaba cansado, pero ya sabes que me entra curiosidad y les saco al callejón si me proponen alguna puta guarrada de esas. Así que me bajé el pantalón y me quedé mirando a ver cuántas aguantaba, normalmente a la primera ya paran, como sabes. ¡Pero el humano ese se la metió entera en la boca de un golpe y empezó a gemir muy alto! Si les ves como... —empezó a hacer un gesto como si masturbara una polla con la mano del cigarrillo mientras acercaba la cara, abría mucho los labios, ponía los ojos en blanco y movía la lengua con muecas de placer muy sórdido. Además de esa explicación gráfica, Jean añadió efecto sonoro con gemidos sacados de una película porno, «sí, joder, dame más. Ahmmm». Todo un espectáculo que, por extraño que pudiera parecer, era algo común en mis conversaciones con el lobo. A Jean le gustaba ser explícito y la confianza que tenía conmigo le llevaba a cruzar los límites de lo que, digamos, era razonable—. Se tragó la primera como si no fuera nada y continuó sin parar hasta la segunda y, esto es lo mejor, ¡se quedó con mi polla en la boca durante toda la inflamación! —estalló en una carcajada y negó con la cabeza—. Si me ves ahí, Levi. Con el humano de rodillas y sin poder irme porque no quería hacerme daño con sus dientes... Nunca me había pasado eso y yo solo estaba deseando que se acabara y poder largarme de allí.
—No me digas más, vas a volver a hacerlo otro día que hubieras follado menos para ver si llega a una tercera —murmuré antes de soltar el humo a un lado.
—Nah... era solo curiosidad —negó, haciendo un gesto vago con la mano—. No es la clase de humano que me gusta. —Se llevó el cigarro a los labios y después de echar el humo, añadió—: Pero si eso me lo hubieras hecho tú, me hubiera ido directo a tu casa a ver si tenías Macho —y me guiñó un ojo de esa forma increíblemente sexy.
—Sé que lo dices en serio —le aseguré.
—Sí, claro que lo digo en serio —sonrió.
Tras aquello, volví al todoterreno y me detuve en una farmacia veinticuatro horas para pedir los laxantes más fuertes que pudiera comprar sin prescripción médica. La mujer me dio unos sobres y me dijo:
—Te recomiendo que los tomes solo cuando tengas tiempo, son muy potentes y los efectos podrían alargarse entre doce y dieciocho horas. Bebe muchos líquidos y no comas nada sólido durante el proceso.
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Humano - Ereri
FanfictionSé que todos conocen a los Lobos, esos hombres peligrosos, fuera de la ley, grandes, musculados, apestosos, atractivos y con la polla enorme. Sé que les habrán contado lo increíble que es pasar El Celo con ellos y que los follen como nunca en sus vi...