Capitulo 24 : Sorpresas

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¿De verdad estás bien? – Dijo Ana – Puedo pedirle a Jacy que se vaya – Dijo. "Jacy", ¿JACY? ¿Qué clase de apodo era ese?  Liz quedo perpleja ante ese apodo de cariño, jamás la había visto a Ana así de amorosa.

No te preocupes An, diviértanse, solo.... No hagan mucho ruido ¿Si? Respeto para quienes duermen. Sabes que esta es tu casa, tienes las llaves y todo, así que, quédense, a dormir si quieren, solo déjenme descansar, tengo sueño, preparo la otra habitación para ti y me duermo. – Dijo Liz sin muchas ganas, Ana la veía abatida, cansada, agotada completamente.

Okay, gracias Liz, sos como mi hermana, ¿Sabes? – Dijo tierna dándole un abrazo.

Lo sé, vos lo sos para mí también – Dijo Liz.

Sueña con los Angelitos – Le dijo guiñándole un ojo, Liz solo sonrió y asintió con la cabeza.


Un año y medio pasó desde esa noche, Liz no volvió a ver a Damien, y Jason y Ana comenzaron una relación seria. Hace un par de semanas Ana se enteró que estaba embarazada, El mejor regalo de bodas, ¿No? Liz estaba realmente feliz por su amiga y su pareja, Ana ya sabía de la relación que hubo entre ellos, pero la hicieron entender que no pasaba nada, Jason le demostró perfectamente cuanto la amaba y le disipó cualquier duda que pudiese tener sobre su amor.

El casamiento duraría casi el día entero, por la tarde era la ceremonia y por la noche la fiesta, secretamente lo planeaban desde que Ana me presentó a Jason, el saber que habíamos salido retrasó un poco las cosas, pero no hizo que se pospusieran definitivamente, ni mucho menos se cancelaran, se amaban realmente. Liz había sido elegida como madrina de bodas, aun así no sentía la felicidad desbordar su cuerpo. Estaba completamente feliz por su amiga, tenía todo, un buen trabajo, pareja y pronto hasta familia. Todos parecían estar felices y cada vez mejor, menos Liz, que llevaba un hueco en el pecho que no podía rellenar con nada.

En ese hueco faltaba Damien....

Bien – Dijo frente al espejo – Un poco de Rímel y estoy lista. – Se dijo, hablaba sola desde hace tiempo, para no perder la costumbre de parecer loca. Bajó por el ascensor, para su mala suerte a casi todo el edificio se le ocurrió intentar usar el ascensor en ese momento y este tardó un buen rato en llegar a su piso para llevarla al subsuelo para buscar su auto. Cuando llegó estaba repleto de gente, casi hasta el tope.

¿Entra uno más?- Preguntó simpática, su vecino de arriba asintió mirándola de arriba abajo, llevaba un vestido amarillo que la hacía casi inconfundible, lo había elegido Ana, ella no decidía que ponerse. – Gracias – Dijo y se subió sin pensarlo dos veces, no pensaba usar las escaleras, presionó el botón del subsuelo y bajó en casi todos los pisos para que bajen distintas personas. Cuando al fin llegó buscó su auto y salió del edificio algo apurada ya, porque tardó como veinte minutos esperando y viajando en el ascensor.

Por favor, que ganas, ¿qué hacían? ¿Boludeaban? ¿Buscaban pasar a la dimensión desconocida? – Se dijo para sí, estaba enfadada.

Muchos si, capaz solo querían verte, ese vestido te queda pintado. – Liz frenó en seco. Miró por el retrovisor y no había nadie. Cerró los ojos y contó hasta diez, se estaba volviendo loca. – No estás loca pequeña.

¡NO TENÉS DERECHO A HACER ESTAS COSAS!

¿Hacer qué? – Dijo Damien sentado en el asiento del copiloto, siempre tan sexy como él solo, con su camiseta negra, y sus pantalones rojos. Era simplemente perfecto. – Por favor, me fui por un tiempito.

¡¿TIEMPITO?! – Ana salió del auto, estaba llena de rabia, quería matarlo. – ¿UN AÑO ES UN "TIEMPITO"? ¡NO ME QUIERO IMAGINAR CUANTO ES UN "TIEMPO"! – Salió caminando.

Unther the Devil's LawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora