Capitulo 35: Liz

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***Liz***

Liz, cariño – Dijo Rose despabilando a su única hija – ¿Me alcanzas la sal? – Liz se movió rápido y le dio el salero que había sobre la mesa – Gracias amor.

No hay porqué, mamá... - Dijo Liz.

¿Qué pasa? – Dijo su progenitora.

Se acerca tu aniversario con papá y me gustaría hacer algo grande...

Algo como... - Dijo Rose batiendo.

No lo sé, alquilar un salón, hacer una fiesta, grande... que festejemos – Rose se veía pensativa mientras cocinaba – Darnos una alegría, después de todo, sigo viva, y la abuela, en nuestros corazones también – Dijo triste la morena, Rose puso la mezcla que batía sobre una fuente llena de pollo y la metió al horno en menos de 5 segundos y corrió a abrazar a su pequeña que, sentada en una banqueta, dejaba rodar un par de lagrimones por sus mejillas. Durante el velorio de Angélica no había hecho ni una sola mueca, todo el dolor que sentía lo dejó enterrado en lo más profundo de su mente, aunque eso no duró mucho tiempo.

Ya ya, no te sientas mal amor, así es la vida, te da y te quita, no es tu culpa, no podrías haber hecho nada, por favor Liz – Dijo Rose besando la frente de una Liz empapada de lágrimas – Jamás, ni por un segundo, creas que la muerte de alguien es tu culpa, menos la de la abuela. No te tocaba irte Liz, a ella sí, no sufras por eso. Está feliz de que puedas continuar viviendo, sonriendo por ella. – Dijo levantando la cara de la morena del mentón con una mano y con la otra secándole las lágrimas.

No me culpo, es qué... ¿Por qué? Ella era mucho para todos nosotros, no sé qué sería de mi sin sus tortas en las fiestas o sus chistes viejos, que contaba una, y otra, y otra, y otra vez. La extraño, y me arrepiento de no haber estado con ella en sus últimos años, porque la perdí y no la disfrute todo lo que podía, de eso me culpo, de no haber vivido lo que tenía con ella – Sollozó la morena abrazando fuerte a su madre. Rose la entendía, ella tampoco había disfrutado lo suficiente a su madre pero ya nada podía hacer, solo seguir adelante.

Ya ya, te comprendo Liz, pero no podes hacer más que seguir adelante, ¿Entendés? – Liz asintió e inspiró fuerte en un intento por calmarse. Rose se separó para buscar un vaso y llenarlo con agua, se lo tendió a la morena y le acarició el brazo para que se calmase. – ¿Estás mejor?

Si ma, gracias – Liz miró a su mamá y le sonrió como agradecimiento.

Entonces, ¿qué tenés pensado? – Dijo haciendo referencia a la fiesta por su aniversario con Edgar, cuyo rostro se iluminó de solo recordar los planes que tenía en mente.

Quiero alquilar la quinta esa, en la que siempre festejaban mis cumpleaños. – Rose asintió e iba a preguntar algo pero Liz la cortó – Sé que es invierno, pero tengo un amigo que trabaja en una empresa que alquila carpas para fiestas, esas altas y gigantes, con aire y esas cosas que las climatizan y una estructura fuerte para cualquier tipo de show y esas cosas. – Rose sonrió.

Claro que si entonces, y ¿sería una fiesta temática? ¿Pensaste en algún show? ¿O una banda quizás? – Liz sonrió de oreja a oreja.

Claro que lo pensé, tengo un Dj y una banda, sería una fiesta de gala, alguien tiene que usar ese vestido color vino del armario ¿no? – Rose sonrió, ella misma había mandado a hacer ese vestido para su hija y esta jamás había tenido oportunidad de usarlo.

Entonces, creo que tenés todo cocido, solo falta alquilar las cosas pertinentes y fijarse en los detalles. – Liz la miró sin comprender – Seguridad, una alfombra roja tal vez, la comida y la bebida.

Liz le sonrió a su madre, ellas eran así, pasaban de un tema al otro sin problemas, eran compañeras, no solo madre e hija, podían sobrellevar cualquier cosa que la vida les pusiese, en este caso, la muerte de Angélica.

Me parece perfecto ma – Dijo la morena sonriendo. - ¿Eso no estará? – Rose la miró perpleja y siguió la dirección de la mirada de la morena y vio que el pollo ya estaba a punto.

Si mi sol, llamá a tu padre y poné la mesa – Dijo Rose tomando el guante de cocina. – Ah, mi amor, no le digas a papá, organizamos nosotras y lo sorprendemos, ¿te parece? - Liz asintió mientras sacaba los platos, vasos y cubiertos de la alacena y los llevaba a la mesa. Luego se encaminó al despacho de su padre y lo llamó a comer. Normalmente la comida la haría la cocinera y otra chica pondría la mesa y se encargaría de llamarlos a todos, pero Rose y Edgar decidieron darles una semana libre a todos para poder estar tranquilos en familia sin nadie más.

Durante la cena Edgar no pudo descubrir lo que madre e hija tramaban, preguntase o tratase de adivinar no podía darse cuenta que era lo que planeaban.

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¡MEJOR TARDE QUE NUNCA! Buenas, traje un capitulo nuevo (aburrido, pero nuevo) pronto voy a adjuntar imagenes del vestido color vino de Liz y, si tienen paciencia, la historia se pone buena. No podía dejar que Liz se desenoje como si nada (aunque en mi opinión es una bobada por lo que se enojó, pero bueno... MUJERES).

¡Un beso enorme, no se olviden de votar y comentar! 

Unther the Devil's LawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora