Capitulo 33: Pérdidas

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Era de día, Liz se despertó con una suave sacudida, abrió los ojos para ver a su madre con los ojos rojos llenos de lágrimas. Se notaba que había llorado, la cuestión era saber por qué.

¿Qué? – Dijo una Liz somnolienta que recién habría un ojo y luchaba por no bostezar frente a la cara de su madre.

Levantate amor, vestite de negro por favor, te esperamos en la puerta – Dijo su madre casi sollozando.

¿Qué? Momento, ¿De qué me perdí? – Dijo Liz en un intento por comprender todo sentándose en la cama, digería las palabras de Rose tan rápido como podía. Los ojos de ella se abrieron como platos y el sueño se fue en un segundo cuando comprendió la situación, los ojos rojos de Rose, vestirse de negro, Rose estaba por irse de la habitación cuando Liz murmuró - ¿Quién?

Vamos a velar a mamá – Dijo en un suspiro sin siquiera mirarla, salió de la habitación dejando una Liz atónita que no podía terminar de comprender. La morena reaccionó y dejó de perder tiempo, de un salto entró al baño, se cepilló los dientes, se arregló el cabello, se puso base para cubrir sus ojeras y salió disparada con rumbo a la habitación. Se puso un vestido corto hasta unos cuatro dedos sobre las rodillas y unos zapatos negros, tomó un saco y guantes de cuero. En todos y cada uno de los funerales a los que había asistido llevó guantes, era una especie de ritual, una forma de despedirse para ella.

La morena bajó corriendo las escaleras de la casa y se encontró con sus padres en la puerta, afuera el sol iluminaba todo el jardín delantero y se podían ver todavía los últimos vestigios de la noche. Subieron al auto y partieron en completo silencio.

Parecía apropósito, era un día completamente hermoso y soleado, ni una nube en el cielo que pudiera anunciar lluvia. Toda la familia estaba en la entrada del cementerio esperando el féretro. Una vez que este llegó pasaron a la gran parroquia que había dentro para despedirse por última vez de Angélica, la abuela de Liz, madre de Rose.

Eli! – Gritó una mujer con entusiasmo – Niña, cuanto creciste, hace milenios no te veo, ¿cómo está mi pequeña? – Preguntó, se trataba de una mujer alta, estilizada y esbelta, hermosa por donde se la mirase, rubia naturalmente con ojos color café, era la tía de Liz o Elizabeth como prefería llamarla. Sabía que en su documento figuraba como Liz, porque ese era su nombre, porque antes de nacer Liz su tía Isabelle (la rubia que la saludaba con entusiasmo) dio a luz a su pequeña y la llamó Elizabeth, tal como los padres de Liz habían planeado.

Por esa misma razón hacía años que no se llevaban bien ni se veían, parecía una tontería, pero no era con la única cosa con la que le habían ganado de mano a Rose y Edgar, la familia de Isabelle siempre hacía ese tipo de cosas con lo que planeaba la familia de Liz, por envidia, odio, no lo sabía, pero decidieron cortar la relación para evitar problemas, solo se veían cuando era estrictamente necesario y no soltaban información alguna sobre sus planes futuros.

Hola Isa, hace mucho tiempo no te veía es cierto – Dijo Liz educadamente estrechando a su tía – Lamento mucho encontrarnos en este tipo de situaciones, debe haber sido difícil para George asimilar toso, no me imagino para Lizzie que era muy apegada – Dijo refiriéndose a su tío y hermano de su madre y a su prima con la que jamás se llevó del todo bien.

Si, ya sabes, lagrimas por todos lados, yo solo me alegro de que esté en un lugar mejor y lamento que nos haya dejado. – Dijo Isabelle como si fuera un discurso ensayado para quedar bien con quienes querían a Angélica, la cual la odiaba porque la creía superficial y estúpida. En ese momento Elizabeth se acercó a ellas con los ojos tan o más rojos que Rose, saludó educadamente a Liz y luego le susurró algo a su madre. – Entiendo amor, ahora lo voy a buscar – Dijo, estrechó a su hija y le dedicó una mirada a Liz antes de irse.

Las muchachas se quedaron solas mirando como Isabelle se iba, Liz se fijó más detenidamente en Lizzie, las ojeras marcadas, los ojos rojos, ella había estado al lado de Angélica antes de que muera y seguramente cuando murió también.

¿Cómo estás? – Dijo Liz, Elizabeth reparó en ella y se abalanzó a sus brazos y comenzó a llorar.

No entendía que pasaba, en un segundo estábamos riendo mirando una película y al siguiente no respondía – Dijo entre sollozos, confirmando lo que Liz pensaba – Solo quise creer que se había dormido, pero tenía los ojos abiertos, llame a emergencias, pero para cuando llegaron llevaba media hora muerta. No pude evitarlo, no pude hacer nada. – Liz la abrazó con fuerza y le acarició el pelo, por más que Liz era unos meses más chica era mucho más alta, más con tacos.

Ya ya, tranquila Lizzie, está en un mejor lugar, eso te lo aseguro, no sufras más, por favor – Le susurró – No es tu culpa, ni por un momento pienses eso, solo tenía que suceder, no somos eternos – Dijo abrazándola más fuerte mientras ella rompía a llorar aún más fuerte. Sin despegarse la una de la otra se dirigieron a la capilla a escuchar al padre decir unas palabras de despedida hacia Angélica, deseándole buen viaje al cielo y muchas cosas más que Angélica jamás escucharía y que Liz no quería oír.

Oye, Liz – Dijo Lizzie – Gracias.

No hay de que, sabes que si me necesitas estoy para ti – Dijo Liz dándole un beso en la coronilla. El padre seguía hablando cosas sin sentido para Liz hasta podría decir que se iba a casar con el mismo diablo y matar a todos los presentes como en el casamiento de Kill Bill y ella no se hubiera enterado.

Liz – Dijo Lizzie sacándola de sus pensamientos - ¿Te sucede algo? – Lizzie preguntaba porque su prima se había quedado helada en su asiento hacia un par de minutos y no respondía, no se movía de ninguna forma. Nadie notó que el diablo estaba parado detrás del cajón de Angélica sonriéndole mientras ponía entre sus manos una rosa blanca como la piel de ella. Liz estaba congelada mirando la situación, mirando a Damien que se concentraba en Angélica - ¿Liz? – Elizabeth pasó una mano delante de los ojos de su prima y esta no reaccionó, Damien la había notado, porque Lizzie había hablado demasiado fuerte, otra vez sus miradas entraban en guerra, ella solo quería que desapareciese y el la desafiaba - ¡Liz! – Dijo Elizabeth chasqueando los dedos y Liz le respondió antes de que se vuelva loca.

Te oí a la primera, solo estaba concentrada en otra cosa - dijo volteando a verla para dedicarle la sonrisa más dulce que podía.

Dios mío, casi me vuelvo loca – Dijo la pequeña rubia – Solo intenta no asustarme de esa forma por estos días – Dijo con los ojos vidriosos. Genial pensó Liz ya se acordó de su trauma, gracias Liz, eres una genia. Se insultó a si misma deseando volver el tiempo atrás, abrazó a Lizzie y le dijo que estaba todo bien. Damien desapareció y el funeral siguió su curso sin más alteraciones ni apariciones raras. A la hora de volver a casa Liz insistió en acompañar a Lizzie hasta su departamento, no la dejaría ir sola sabiendo que no podía mantenerse estable por más de dos minutos. 

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BUENAAAS, capítulo nuevo, después de un milenio y medio, como siempre para no perder la costumbre... No. 

Estoy reescribiendo la novela original, porque no tenía mucho sentido lo que pasaba jjajaja, ellos peleaban y como falecía la abuela de Liz volvian a estar juntos, y no me parece que Liz tenga tan poco carácter como para dejar que la usen de esa forma. Queda poco, estoy esforzándome por no cambiar la escencia de la historia original cambiando partes que no tienen sentido (como todo este capítulo). 

Otra cosa, es muy probable que los capítulos que sigan no hagan a la historia, pero expliquen muchas cosas de Liz y de Damien que no se explican dentro del relato, así que YA pongo manos a la obra para tener el proximo capítulo cuanto antes. 

Muuuchos besos!! 


Unther the Devil's LawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora