Capitulo 31: Déjame ir.

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Antes que nada, perdón que tarde tanto en subir un capítulo nuevo, se que prometí no dejar de lado la historia, pero entre el viaje de egresados, las materias del colegio e inglés me olvidé y lo dejé estar. Les traigo una de (a mi parecer) las mejores partes, ¡espero que la disfruten!

PD: Va dedicada para Daniela20002015 que fue mi memo, me llegó su mensaje y me puse a editar, gracias!

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Damien, esto no es gracioso - Sentenció la morena, impaciente intentando que el devuelva el auto al lugar en el que estaba para poder continuar con su camino. - Déjame ir.

Solo dime, ¿Qué esperas lograr? - Liz miró por la ventanilla. - ¿Esperas que crea que no sientes nada por mí? ¿Qué lo nuestro no fue nada más que algo físico?

No hay un nosotros Damien, no existe ese "LO NUESTRO". Déjame ir, por favor... - Suplicaba - Te lo imploro.

Entonces decime la verdad. - Sentenció. Liz miró por la ventanilla, no tenía ganas de seguir jugando a eso, solo quería salir a despejarse, a olvidarlo y él complicaba las cosas. - ¿Qué esperas? - Damien esperó una respuesta por un par de minutos - Ya se, esperas que caiga rendido, a tus pies dispuesto a hacer lo que quieras para que me perdones - Liz lo miró y arqueó una ceja, esa era ciertamente la conclusión más estúpida que podría haber sacado en ese momento. - ¿Sabes que Liz? - Le dijo acercándose a ella - No lo haré - Le susurró muy cerca. Liz lo miró perpleja eso fue aún más idiota y luchaba consigo misma por no reír en su cara.

Okey, no lo hagas - Dijo evitando reír la morena - Solo déjame volver a casa, o salir a divertirme, no me gusta este lugar. - El lugar era tétrico sí, pero ella quería alejarse de Damien lo más posible.

No, no lo haré, no voy a caer rendido a tus pies princesa, tú lo harás - Sentenció.

Ajam... Claramente eso sucederá pequeño Damien, solo dime ¿Cómo esperas que eso suceda, si, como ya te dije, lo que pasó entre nosotros fue solo sexo? - Terció ella, no iba a caer, o eso creía.

¿Cómo haré? Sencillo, me saco la camisa. Solo con eso puedo movilizar desde el primer hasta el último vello de tu cuerpo. - Aseguró el demonio. Liz lo miró perpleja, no podía aceptar lo creído que era, aunque tuviese razón, estaba cruzando todos los límites de su entendimiento.

Adelante, cuando veas que no me produce nada, ¿te irás?

En el hipotético caso en el que suceda eso, si, con pocas ganas, pero me iré. - Dijo Damien.

Está bien, me parece un buen trato. - Dijo y encendió el reproductor de CD con la canción You can leave your hat on incentivando a Damien a mostrar lo mejor que tenía. Ella iba a divertirse un buen rato.

Damien comenzó a sacarse la camisa lentamente, desabrochando botón por botón al ritmo de la canción. La morena lo miraba impasible, sentía deseo por él, es más, estaba segura de que estaba enamorada, pero no dejó que Damien lo viera, lo miraba seria, sin expresión alguna. Damien la miró a los ojos y bajó la camisa por sus hombros hasta sacarla por sus brazos, estaba decidido a ganar esa apuesta así que bajó sus manos hasta su pantalón y desabrochó el cinturón.

Te excedes - Dijo Liz - Dijiste que solo con la camisa podías "movilizar desde el primer hasta el último vello de mi cuerpo". Eso no sucedió, puedes irte - Lo miró a los ojos seria - Ya.

¿Qué pasa? ¿No lo vas a poder aguantar? - Dijo pícaro el diablo.

Claro que puedo, puedes desnudarte entero, a mí no se me va a mover un solo pelo. - Alardeó la morena.

Si crees poder soportarlo, ¿Por qué no hacerlo, no? - Contestó el Diablo provocativo, comenzó a deslizar el pantalón por sus piernas como si estuviese parado y no dentro de un auto ¿Cómo lo hace? Se preguntó Liz, sabiendo que la respuesta sería siempre la misma "Es el Diablo, tonta". Damien no se veía avergonzado, la lujuria lo invadía y Liz se mantenía impasible, sin expresión alguna. Ella sabía que era transparente y que tarde o temprano el vería lo que le sucedía, pero por el momento podía controlarse lo suficiente como para herir su ego inflado. Damien dejaba ver cuanto lo excitaba la situación, lo divertía más que nada, lo único que arruinaba todo era que Liz no demostraba interés alguno. -¿Qué pasa princesa? ¿Día estresante? - Se burló para lograr que ella lo mirase a los ojos.

No, solo estoy agobiada. Hay un Demonio que no me deja divertirme, irónico, ¿No? - La morena sacaba chispas por los ojos, en cualquier momento podría matar al Diablo semi-desnudo que tenía en el asiento del copiloto.

¿Hay alguna forma de hacer que te relajes? - Dijo Damien haciendo de cuenta que no había entendido que el único problema parecía ser él.

¿Desaparecer quizás? - Dijo ácida la morocha - No soporto más esta situación - Admitió ella.

Te gusto, y no fue solo sexo - Dijo triunfal Damien, Liz rodó los ojos, no iba a explicar nada, no le debía más respuestas, se había cansado de fingir desinterés por Damien al igual que se hartó de esperar que comprenda las cosas y tome las riendas del asunto. Liz dejó que su vista se perdiese en algún lugar fuera del auto, quería llorar.

De repente sintió la mano de Damien en su mandíbula, haciendo que girase la cara para mirarla - No tienes que mentirme - Dijo él y la besó de la forma más inhumanamente tierna posible.


Unther the Devil's LawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora