Capitulo 18: Entrenamiento [parte 2]

370 30 3
                                    

Por … ¿el mismo diablo? ¿Qué puede estar produciendo esto? Pensó Liz. Muchas ideas locas le daban vueltas por la cabeza. Y ¿si soy medio demonio desde nacimiento? Por eso no tengo poderes, porque los apagué de bebe… Capaz es porque soy diferente al resto de las chicas… Para el soy diferente… No creo, para mi si lo es, es el amor de mi vida (eso creo), de ahí a que yo lo sea para el hay un abismo.

BU! – Dijo sobre su hombro, Liz no se inmuto, seguía inmersa en sus pensamientos. – ¿Linda, estas bien? Ya tengo el libro en mi poder – Dijo contento.

¡GENIAL! Ya podemos comenzar?

Mmmm… No hasta queme digas que te sucede, estas rara, pensativa – Dijo notando el cambio de actitud de la morena.

Nada, solo estaba tratando de buscar algo que haya cambiado en mi… Pero aparentemente no hay nada – Dijo serena – No tengo más de dos tetas ni más de dos brazos o dos piernas, definitivamente no soy una mutante – Dijo sonriendo. Damien se echó a reír a carcajadas como si nunca hubiera reído.

Por todos los demonios Liz, no te ibas a convertir en mutante de todos modos – dijo entre risas – Solo tendrás poder sobre algunos elementos JAJJAJAJAJJAJAJAJJAJAJ. – Cuando se calmó puso su mano sobre la mejilla de la morena - ¿Puedes creer que te extrañé? No tarde ni dos minutos reloj pero te extrañaba, es raro, ¿No crees?

¡¿QUE CARAJO?! ¿Me extrañó?  ¿QUÉ?

Muy raro, de verdad raro – Dijo dudosa – No te habrás contagiado una peste rara, o una enfermedad viral, no se, Viruela, peste negra, ¿rabia? La rabia puede producir síntomas muy raros.

No tengo ninguna enfermedad nena, soy el diablo, no lo olvides – Dijo sombrío de repente. Su semblante se oscureció por unos segundos para luego volverse alegre como el de un niño que entra en una juguetería. – ¿Empezamos entonces? … Primero…. A ver…. – Daba vuelta las hojas del libro en busca de un conjuro mientras Liz lo miraba fijamente – Aquí, ten. – Le depositó el libro entre las manos y le señaló un conjuro que estaba escrito con tinta roja, contrastando con el resto de las letras que eran negras dentro de ese libro de cuero con hojas viejas y percudidas – “U punkilish funtikamoka” – Liz solo lo miró, miró el libro y luego a Damien nuevamente, no comprendía nada.

¿Eh? – Dijo enarcando una ceja.

¿Vas a intentar o no?, predisposición y buena voluntad, “U punkilish funtikamoka”, quiere decir “Quiero ir al infierno”. – Dijo aún alegre, no parecía molesto por las expresiones de Liz, solo se divertía. – Vamos preciosa, intenta.

La próxima vez que me diga preciosa lo ato en la cama, y no para que duerma precisamente…

U punkilish funtikamoka – Dijo cerrando los ojos esperando a que su alrededor cambiase. Los abrió y Damien la miraba directamente. – Seguimos en el living, ¿no? – Damien asintió.

Que raro, ¿Por qué no podrías hacer ese simple conjuro? ¿Pensaste en todo momento donde querías ir? – Preguntó Damien.

Obviamente, si no no funcionaría de ninguna manera….

Intentemos otro, ehm… ''Katunlitzi gutrakilaki'' Otra forma de decir lo mismo.

Katunlitzi gutrakilaki – Dijo la morena, pero nada pasaba - Katunlitzi gutrakilaki – Dijo de nuevo luego de unos segundos, cerrando los ojos con fuerza imaginandosé en el infierno. – Damien, esto no esta funcionando.

Ya me di cuenta – Contestó agarrandosé la frente, estaba preocupado, pensaba por qué no pasaba nada. ¿Qué porvocó esto? No puede ser mi “amor del destino” sería muy estúpido. Pensó el morocho.

Damien, no te preocupes más, ya saldrá.

No, no se si saldrá o no! No tengo idea de que va a pasar, ¿Y si se descontrolan y causas un desastre? Me va a salir caro cualquier inconveniente, ¡OBVIAMENTE QUE NO PUEDO NO PREOCUPARME!

LO HUBIERAS PENSADO ANTES DE ACOSTARTE CONMIGO! – Le respondió ofendida, aunque a los segundos de terminar la frase comprendió lo que había dicho – Damien, no, no quise decir eso… Solo, tranquilízate, vamos a encontrar una solución. –Damien se había transformado otra vez, su semblante ahora era sombrío de nuevo. Sin decir una sola palabra más se desvaneció – ¿SABES QUE?¡NO VUELVAS MÁS! NUNCA MÁS, NO QUIERO VERTE DE NUEVO, SIEMPRE HACES LO MISMO, ¡DESAPARECES CUANDO ERES MÁS NECESARIO! – Gritó Liz a las paredes, puesto que el Diablo ya no estaba allí, mucho menos el libro. Liz lloraba, estaba desconsolada, aterrada, se sentía sola… 

Unther the Devil's LawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora