Capitulo 27: Volviendo a casa

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Liz tenía un nudo en el estómago, luego de tanto tiempo sin visitar la casa de sus padres tendría que ir a vivir allí hasta mejorar del todo y cerciorarse de no volver a caer en un coma "sorpresa". La casa de sus padres le traía muchos recuerdos, veces que salía con amigas o cuando bebía alcohol a escondidas, cosas de adolescentes que hacía mucho no recordaba. No solo eso, esa misma casa fue la que vio sus primeros pasos, escuchó su primera palabra y acompañó sus lágrimas en noches de angustia sin sentido.

Los sentimientos la invadían, sentía nostalgia por esas etapas de su vida que no regresarían jamás al mismo tiempo estaba feliz por volver a recordarlas, parecían muy lejanas y no lo eran.

Liz pensaba en su casa mientras sus padres discutían si pintar la cocina de verde o amarillo, Edgar pedía amarillo, que era más clásico y conservador, un color semi pastel y Rose quería verde, un verde manzana bien llamativo como ella lo era.

Liz, danos tu voto, tu voto define – Dijo Rose.

Ehmmm – Liz no sabía dónde meterse, hacía años no iba a esa casa y ya no recordaba cómo era la cocina – Ehmmm, no lo sé, creo que-

¡Rose! No puedes obligarla a tomar esa decisión, hace mucho que no ve la cocina, ¿crees que la va a recordar o saber de las reformas? - Edgar cortó a Liz en seco, como saber sabía, pero nunca las había visto, solo lo imaginaba como su mamá se lo había contado por teléfono.

Bueno, llegamos a casa y decide después de ver la cocina – Sentenció Rose decidida, sabiendo que su hija elegiría el verde. El teléfono de la diseñadora sonó – Un segundo – Dijo y sacó el teléfono del bolso, miro quien llamaba y atendió – Mery espero que sea de vida o muerte sino no me interesa. – Liz la admiraba profundamente, admiraba su capacidad de lidiar con la gente sin fastidiarla, Mery era su asistente y nunca la había visto enojada con ella. – Okay, Okay, voy para allá – Dijo y colgó el teléfono.

¿Ahora qué? – Dijo Edgard.

Faltan diseños, puede que estén en mi computadora pero nadie sabe la clave, parece que desaparecieron los que estaban y no pueden terminar los zapatos sin el modelo. Tengo que ir a convertirme en Sherlock Holmes y averiguar quién es el ladrón, despedirlo y asegurarme que la hermosa novia que se casa la semana que viene tenga sus zapatos a tiempo, ¿Te molestaría dejarme en el taller Ed? – Dijo Rose con dulzura.

Para nada mi amor, ahora estoy seguro de que color va a ser la cocina – Edgard molestaba a Rose seguido, siempre lo hacían y Liz notó que no habían perdido la costumbre, en silencio sonrió feliz por ver que no habían cambiado en nada.

Dejaron a Rose en el taller y fueron a la casa, ese día Edgard estaba libre, se quedaría en la casa para cuidar a su "niña". Edgar tenía costumbres simples, manejar en silencio o charlando, no le gustaba mucho la música y cuando ponía era U2 o Héroes del silencio, sus favoritos.

Mi amor-

¿Si pa? – Dijo Liz.

¿Cómo te sientes? – Dijo mirando por el retrovisor.

Bien, estoy tranquila. Extrañaba estos lugares, ¿Vos?

Bien, me sorprendió lo que pasó. – Dijo. – Hija

¿Si?

Quiero saber algo, ¿Aún eres virgen? – Liz se descolocó con esa pregunta, su padre la miraba por el retrovisor para ver como reaccionaba y se moría de risa de las muecas que hacía.

Ehmm, yo, papá, no sé si.

¡Soy grande pero no viejo nena! – Dijo haciéndose el indignado. – Solo quería hacerte una broma, ya sabes lo que tienes que saber y no soy tonto, ¿veintiséis años y virgen? Creo que hasta para mi sería imposible – Se estaba burlando, él sabía muy bien cuando se había iniciado sexualmente porque ella le dijo a su madre y su madre a él, recordaba la cara de enojo de su padre ese día, se había enojado porque su hijita no quiso contarle a el directamente.

Ehmmm, bueno, papá, no se, ¿por qué esa pregunta tan fea? – Su padre se encogió de hombros y sonrió.

No lo se, yo quiero un nieto, ¿Vos decís que falta mucho para eso? – Liz se puso colorada como un tomate y quiso esfumarse en ese momento. Edgar era joven, tenía 40 años, tubo a Liz a los 14 años, estaba muy enamorado de Rose, y no planeaban el embarazo, pero los accidentes pasan.

No sé, lo que pasa es que vos tenés parámetros distintos a los míos – Dijo Liz.

¿ME ESTÁS DICIENDO IRRESPONSABLE? – Soltó haciéndose el indignado – No lo puedo creer, ¡le voy a decir a tu madre! – Liz comenzó a reír.

Yo no dije eso, vos te incriminaste solito.

Todavía me acuerdo de tu abuelo cuando tu madre le dijo que estaba embarazada – Dijo haciendo memoria - Tu abuelo me perseguía con escopeta en mano para matarme cuando supo que tu mama estaba embarazada y tu mama alarmada gritaba "Papá déjalo en paz, yo también tengo la culpa" - Dijo agudizando su voz para imitar la de Rose - Y tu abuelo respondió "claro que tienes la culpa si te andas abriendo de piernas por ahí" - Dijo poniendo voz gruesa para imitar al padre de Rose. Padre e hija estallaron de la risa.

Llegaron por fin, cada aroma le hacía recordar a su infancia, lo primero que quiso ir a ver fue su cuarto, que hacía tanto no veía.

Subió las escaleras y corrió por los pasillos hasta llegar a una puerta verde que contrastaba con el resto de la casa, con un grafiti que decía "Liz" en colores oscuros, abrió la puerta esperando ver todo desarmado, en cambio vio que todo estaba tal cual lo había dejado, la cama hecha, las cortinas teñidas de cualquier color, la puerta del armario llena de fotos de su infancia, la mesita de luz llena de pequeños peluches y juguetes de ex parejas, TODO estaba absolutamente igual.

Tu madre no quiso cambiar nada, cada tanto veía y limpiaba la habitación, cambiaba las sabanas una vez al mes y cosas así, esperaba que vuelvas algún día, solo a visitarnos al menos. – Dijo Edgar esbozando una sonrisa. – Nunca esperamos que lo hicieras, queríamos que crezcas, pero nos da nostalgia no tenerte en casa.

Lo se, yo extrañé mucho este lugar, esta todo como lo dejé.

No cambio nada, Liz, pequeña, voy a preparar la comida, te llamo más tarde para cenar, ¿Si? – Liz asintió con la cabeza. – Te amo mi amor.

Yo a vos papá – Dijo y lo abrazó fuerte, como si no fuera a verlo nunca más.

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¡NO ME ODIEN! ¡NO ME ODIEN! ¡NO ME ODIEN! ¡NO ME ODIEN! ¡NO ME ODIEN! ¡NO ME ODIEN! 

Tardé una eternidad y me avergüenza, estaba pendiente de otras cosas y lo siento. 


Unther the Devil's LawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora