dieciocho

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Narrador Omnisciente

Eddie se encontraba en el centro de la ciudad, cumpliendo con su rutina diaria de compras. Esta básicamente consistía en ir a la farmacia para comprar sus medicamentos y luego regresar a casa, nada más.

Sin embargo, en el fondo sabía que ya no necesitaba esas pastillas. Había tomado la decisión de confiar en Richie, convencido de que los medicamentos eran placebos. Ya no las consumía, sólo fingía hacerlo y luego las escupía y las tiraba en el retrete del baño.

Admitía que se sentía mejor, más vivo y en pleno control de su vida sin depender de aquellos fármacos, pero aún no se sentía lo suficientemente libre como para enfrentarse a su madre, quien siempre insistía en que los tomara. Realmente quería decirle que ya sabía que todo era una vil mentira pero le costaba.

Algún día lo haría, estaba seguro.

Sumergido en sus pensamientos, Eddie no se percató de la presencia de un chico rizado que se unió a su lado en la caminata. La frase llena de entusiasmo y alegría con la que le saludó, resultó extraña viniendo de su amigo Stan, quien no solía ser para nada alegre

—Hola Eddie —dijo Stan con un tono inusualmente feliz. Ambos detuvieron el paso y se miraron directamente.

—Hola Stan. Veo que estás feliz. ¿Qué sucede? —preguntó con sincero interés, mientras sus ojos se encontraban con los del otro.

La sonrisa en el rostro de Stan desapareció, lo cual inquietó un poco a Eddie, pero trató de no darle demasiada importancia.

El semblante serio y concentrado volvió a adueñarse del rostro de Stan, retomando su característica sobriedad.

—Tengo buenas y malas noticias —respondió el amigo, con voz seria y pausada.

—Mmm, ¿Noticias sobre qué?—preguntó, notoriamente confundido, frunciendo un poquito el ceño.

Stan se acercó a él y en susurro dijo.

—Investigue lo que tanto querías. Tengo información sobre Connor.

Eddie se mostró aún más sorprendido, pero trató de disimular su inquietud mientras saltaba a la defensiva diciendo:

—No te pedí que investigaras, Stan...

—Shhh, cállate. Ambos deseábamos conocer la verdad sobre él y lo he descubierto. ¿Quieres saber o no?

Eddie se sintió aún más sorprendido y, tratando de ocultar sus emociones, decidió aceptar la propuesta de Stan.

—Está bien, dime...

—Mmm, creo que no podemos hablar aquí, no es seguro. Vamos a mi casa.

Sin más preámbulos, Stan tomó rápidamente del brazo a Eddie y lo arrastró en dirección a su hogar. Afortunadamente, no se encontraba muy lejos de la casa de Eddie, por lo que no suponía ningún problema.

El trayecto hasta la casa de Stan fue breve, pero la tensión y las dudas parecían hacerlo interminable. Hasta el momento, no habían dicho una sola palabra, pero en el ambiente se podía percibir claramente la intriga y la incertidumbre. Stan había sido muy claro al exigir que debía contarle todo en privado.

Ya habían llegado a la casa de Stan, este abrió la puerta y gritó un "Ya llegué" a sus padres, para luego dirigir a Eddie a las escaleras.

Ambos subieron y se adentraron en la habitación de Stan.

El rizado se sentó en su cama e invitó a Eddie a repetir la acción, este hizo caso y se sentó frente a él.

You love me? - ReddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora