You love me? - Reddie

treinta y uno

Richie se levantó, esta vez gracias a los gritos de su madre desde la escalera, avisándole que llegaría tarde a clases. El dia anterior pasó toda la tarde jugando con Connor en el arcade y rogando que Eddie no se apareciera por ahi.
Miró el reloj de la habitación, este marcaba las 8am.
Si, definitivamente ya estaba llegando muy tarde.

Se levantó a regañadientes, queriendo parar las horas así no tendría que ir a toda velocidad hasta la escuela.

Went Tozier apareció en la puerta de su habitación, lo observó por un par de segundos y luego dijo:

—Vístete rápido, te llevaré en el auto.

Y sin más se fue, se veía serio pero no molesto.

Sonrió un poco, terminandose de cambiar. Bajó las escaleras rápido y su madre se acercó a él.

—Ten, cariño—le extendió una bolsa de cartón, Richie la abrió un poco para ver su contenido, un sándwich.—Para que desayunes cuando llegues a clases. Ten un lindo día.

Se acercó y depositó un beso en la mejilla de su hijo, este recibió el cariño pero la miró algo extrañado, ella era cariñosa pero ya sentía sospechosa lo amables que estaban siendo ambos hoy teniéndo en cuenta que se había levantado tarde para las clases.

Se despidió de su madre, dándole un corto pero tierno abrazo y salió en direccion a la cochera. Ahí estaba su padre, ya esperándolo dentro del auto, se introdujo allí sentándose en el lugar de atrás y extendió la mano saludando así a su padre.

El encendió el auto y se dedicó a mirarlo por un par de segundos en el espejo retrovisor, Richie podía jurar que había algo raro ahí, los ojos de su padre se veían serios cómo si quisiera que hablaran de algo importante.

—¿Sucede algo, papá?—se animó a preguntar, entrecerrando sus ojos. No tenia miedo pero sabía que la charla sería bastante incómoda, siempre lo era.

—Hummm, ¿Cómo va todo con Eddie?—pronunció, ya comenzando a conducir por las calles de Derry, iba a paso lento y las calles estaban vacías al ser tan temprano así que podían hablar tranquilamente.

Richie calló, ¿su padre lo sabía?
Sintió su corazón latir a mil por hora, le aterraba la reacción de su padre. Era algo inescrutable así que no sabía con exactitud si estaba molesto o sólo estaba siendo como siempre era. No sabía si lo siguiente que haría sería gritarle y decirle "que hice mal?" "no puedo creer que mi hijo es un marica" o cosas así, o tal vez, sólo tal vez lo apoyaría pero seguiría distante y disconforme.

—¿Con Eddie? Supongo que todo bien...—quiso restarle importancia al tema, evadiendo la mirada que le daba su padre, no quería mirar el espejo si no probablemente vería enojo o una mirada algo así como juzgadora.

Su padre frenó el auto, demasiado fuerte haciendo que el de gafas se estrellara contra el asiento.

—Ven aquí adelante, Richie. Quiero que tengamos una charla.

Hizo caso, abrió la puerta del auto y salió de atrás. Y se introdujo en la parte del copiloto.

Miró por un par de segundos a su padre, este volvió a encender el auto, comenzando así a conducir otra vez hacia la escuela.

Richie pensó que: tal vez hubiera llegado más rápido en bicicleta

Y obviamente sería menos incómodo y aterrador.

—¿Eddie y tu...?

Mierda, ahí estaba.

Ya lo sabía absolutamente todo.

.....

Richie entró en la escuela. Miró el gran reloj que se encontraba en el pasillo.
Obviamente llegaba a la 2da clase.
Pasaron un par de minutos y la campana sonó, haciendo que todos salieron de sus salones.