cuarenta y dos

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Sonia Kaspbrak se despertó, la casa tristemente desolada, otro día sin su Eddie. Ya la segunda noche que su adorado hijo no venía a dormir a su casa. De cierta manera estaba triste pero la tristeza ya no ocupaba la mayor parte, ahora también estaba molesta.
Creía que los Tozier aunque sea hablarían con ella para confirmar si Eddie tenía o no autorización de quedarse allí pero no fue así.

Le molestaba también el hecho de que ni siquiera su hijo se haya preocupado en avisarle. Ella seguía siendo su madre y él era menor de edad, por lo tanto aún debía pedir permiso para absolutamente todo lo que quisiera hacer.

Se dejó llevar por el enojo y salió de su casa, en dirección a la casa donde su hijo estaba. La casa de los Tozier.

Se paró frente a la puerta y tocó timbre.
Uno, dos y tres hasta que alguien vino a abrir

Para su suerte era Eddie.

—Hola, osito. ¿No planeabas avisarle a mamá que estabas aquí? ¡Estaba tan preocupada!

—Mamá, yo...

El castaño no dijo nada, realmente no pudo decir nada. Se sentía congelado ahí frente a su madre. De repente comenzó a sentir que se le formaba un nudo en la garganta, el cuál trató de ignorar porque lo que menos quería era verse débil frente a ella, no quería darle la razón en eso.

Cuando sintió que estaba a punto de tener un ataque de asma, la mano de Richie le sujetó el hombro y se asomó a la puerta

—Eds..¿Quien es?—los ojos de ambos individuos se cruzaron. No era para nada amigable las miradas que se echaron. Sonia Kaspbrak frunció en ceño con enojo porque ahí estaba. El motivo por el cual su adorable hijo era un completo maleducado e insolente—.¿Que hace aquí, Señora K?

—¿No es obvio?. Vine a buscar a mi Eddie. Supongo que te divertiste el tiempo que duró, hijo. Pues ahora veremos de mudarnos de Derry, te estás convirtiendo en un típico habitante de aquí y no me gusta para nada.

Eddie abrió su boca y la cerró, repetitivas veces. Estaba en Shock, no podía reaccionar. Lo único que sentía es que faltaba poco para que se le acabara el aire, no podía soportarlo.
No quería verla, no quería estar junto a ella. Le aterraba.

Y no, definitivamente no se iría de Derry. No quería.

—Eddie no se irá a ninguna parte—soltó Richie, ahora tomando la mano de su novio, sabiendo que probablemente estaba a punto de darle un ataque de pánico (o de asma) cosas similares.

—Estoy incómodo, Rich..—susurró Eddie, aunque de todas formas fue audible para Sonia—.Quiero irme...

Richie asintió, y movió a Eddie lejos de la puerta. Intentó cerrarla pero el pie de Sonia se interumpuso. Aunque era algo que él de todas formas esperaba, sabía que la madre de Eddie no se daría por vencida tan rápido.

—Quiero hablar con tu madre—dijo, seria

—Claro—se encogió de hombros y se alejó de la puerta junto a un Eddie totalmente inestable—Mamá, te buscan. Yo estaré arriba tratando de calmar a Eddie

Gritó eso y se pudo divisar cuando subía las escaleras, y el ruido de la puerta cerrandose. Sonia sintió aún más enojo por eso, ella creía que era la única persona capaz de calmar los ataques de asma de Eddie.

—Hola Sonia, justo planeba llamarte—dijo Maggie Tozier, en cuanto estuvo frente a la puerta, se veía sonriente.

—Esperé tu llamada hasta anoche, Maggie. Creí que me avisarías que mi Eddie estaba aquí con...tu hijo—lo intentó pero fue inevitable no hacer una cara de desagrado. Lo cuál la señora Tozier notó y su sonrisa se esfumó. Viéndose ahora seria.

You love me? - ReddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora