Un pequeño gran cambio

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Hacía casi tres años que se había mudado a Saitama y aún sentía que la casa era demasiado grande para ella sola. De haber sido suya, habría buscado una compañera con quien compartir hospedaje, pero debido a que era de su tía, no había mucho que pudiera hacer, después de todo, no pagaba renta gracias a eso, y ahorrarse ese dinero le era bastante útil para costear la universidad.

A veces extrañaba los paisajes de Hitachi y el borde costero, aunque en realidad, extrañaba más la compañía de su familia. Sobretodo cuando se sentía triste o estresada por los exámenes.

El vecindario donde se encontraba era bastante tranquilo, al igual que sus vecinos. Por eso, aunque tardase una hora en llegar a la universidad, prefería vivir ahí que en un lugar más céntrico de Tokio.

Aquella mañana no tenía clases pero le habían pedido, a último minuto, cubrir un turno en el trabajo, así que sus planes de hacer la colada de la semana se habían tenido que postergar, y además le había dado la excusa perfecta para evitar la cita a ciegas que Hina le había preparado.

Costaba pensar que hacía dos semanas, ese era su mayor problema.

Servir mesas no era el trabajo más divertido del mundo pero el pago era bueno, y a veces podía llevar comida a casa, ahorrándose así la cena.

Terminó exhausta el turno, el atardecer ya se hacía notar. De camino a casa recordó que su nevera estaba casi vacía, llevaba semanas sin comprar nada por haber estado inmersa en sus estudios.

Mientras caminaba por los pasillos de la tienda, le sorprendió ver a su pequeña vecina de 8 años en la sección de detergentes. Miró alrededor buscando a su madre, estaba oscureciendo como para que la niña estuviese sola.

—Tsumiki-chan —la llamó con una dulce voz y se acercó a ella.

La pequeña levantó la vista y saludó con su mano.

—¡Hola, Saori!

Regresó su atención a los detergentes, parecía muy ocupada leyendo una de las cajas.

—¿Saori? ¿Cuál de estos sirve para la ropa? No encuentro el que mamá suele comprar.

—Oh, pues... Yo suelo comprar este —dijo señalando una de las cajas. Dio otro vistazo y no logró encontrar a la señora Fushiguro—. ¿Viniste sola?

—Sí, nos quedamos sin detergente y hay un montón de ropa por lavar.

¿Qué tan necesario era enviar a una niña a esas horas a comprar?

—Entiendo. ¿Y qué más necesitas llevar?

La niña puso su índice en sus labios, dando leves toques mientras pensaba.

—Algo para la cena.

—¿Te parece si nos vamos juntas a casa? Yo también tengo que comprar un par de cosas más.

Tsumiki asintió y ambas se dirigieron en direcciones opuestas. Cuando Saori terminó de llenar su cesta, se encontró con la niña en la caja registradora. Pudo notar cómo su compra constaba de: Un detergente, dos sandwiches y dos jugos individuales.

—¿Compraste para la cena? —preguntó confundida la joven.

—Solo somos Megumi y yo, con eso está bien.

—¿Están solos?

—Sí, mamá salió y aún no regresa.

Pagaron las cosas y salieron de la tienda. Saori sentía que había algo extraño en toda esa situación.

La verdad, nunca había tenido mucho contacto con la señora Fushiguro, había compartido más palabras y saludos con la pequeña Tsumiki que con el resto de la familia. Era una familia compleja, de eso estaba segura. La señora Tanaka se había encargado de explicarle la situación familiar de los Fushiguro. La mamá de Tsumiki y el padre de Megumi se habían casado hacía unos dos años, cuando apenas Saori se había mudado a Saitama. A la señora Tanaka no le agradaba mucho Toji, el padre de Megumi, decía que solo se había casado con la madre de Tsumiki para tener una niñera gratis para el niño ya que el hombre pasaba más tiempo fuera de la casa que con ellos.

Co-parenting || Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora