A tu manera

1.3K 286 44
                                    

Si alguien le hubiese hablado a Satoru, un año atrás, sobre casarse y tener hijos al inicio de sus veintes, se habría reído en la cara de aquel pobre idiota.

Y el pobre idiota ahora era él. Aunque no lo sentía para nada así. Al contrario, se sentía el hombre más dichoso del mundo.

Satoru, un hombre que creía haber tenido todo capricho que siempre anheló, no conoció la dicha de tener una familia hasta que Saori, Megumi y Tsumiki llegaron a su vida. Así que no podía estar más feliz con las decisiones que los habían llevado a aquel momento.

El que hubiesen tenido que hacer malabares con los tiempos para acordar la fecha y hora en que asistirían al ayuntamiento para casarse, había sido muy típico de ellos. Y aunque habían pasado tres semanas desde la “boda”, Satoru lo sentía muy presente por la promesa que hizo a Saori aquel mismo día.

Hasta el último momento Saori se sintió mal por no haberle dado la noticia a los niños, pero es que el tener que explicarles el motivo de una boda tan repentina y con aquellas características, habría sido más complejo; especialmente cuando Saori y Satoru planeaban tener una boda como correspondía en un par de meses, tal vez.

Parecía no ser un gran evento. Tenían que firmar un contrato junto a dos testigos en el ayuntamiento, y legalmente estarían casados. Sin embargo, los nervios se sentían a flor de piel a medida que pasaron los días.

Saori había optado por usar un vestido color marfil de mangas largas, semiformal. No era un vestido de novia como tal ya que no habría una ceremonia. Pero, aún así, Satoru no pudo evitar quedarse embobado al verla.

—¿Aún estoy a tiempo de advertirle que no es una buena idea? —bromeó Shoko, acercándose a él.

—Si lo intentas, le diré a todos que estás ebria.

Soltó una pequeña risa mientras daba un vistazo hacia la futura esposa de su amigo. No tenía dudas de que era una mujer increíble que había logrado llenar el vacío de Satoru, y estaba feliz por ambos.

—Esos dos son los siguientes. A menos que te encontremos un buen partido a ti.

Shoko negó soltando un suspiro mientras sus ojos se posaban en Nanami y Hina. La rubia le tenía agarrado del brazo como si al soltarlo se le fuera a escapar, aún cuando los dedos de Kento estaban entrelazados con los suyos. No lograban escuchar lo que hablaban con la señora Arai, pero Nanami tenía una sonrisa en el rostro que rara vez habían sido testigos de ver.

—Me casaré con mi trabajo —murmuró la castaña, aferrándose a su bolso—. Y con todos los hijos que seguro tendrás, me conformaré como tía.

Satoru rió por lo bajo, dándole una leve palmada en lo alto de su cabeza. Él también alguna vez había pensado que estaba condenado a la soledad.

La declaración en el ayuntamiento no les tomó demasiado tiempo. Parecía irreal que se pudiera hacer un cambio tan grande en cuestión de segundos. El señor Arai había estado aguantando las lágrimas toda la mañana, así que tras salir del ayuntamiento no pudo seguir evitándolo, rompiendo en llanto cuando felicitó a ambos.

Satoshi Gojo no había llegado al ayuntamiento, y ciertamente Satoru sabía que no iba a asistir. Podría haberse molestado, pero no iba a arruinar el día más feliz de su vida pensando en ello. Además, lo sabía ya desde antes, pero al casarse con Saori también el señor y la señora Arai eran su familia, y eso lo reconfortaba.

—Me alegra tanto que hayas encontrado a un hombre tan bueno, Sari-Sari —decía su padre, abrazándola.

—Se supone que le digas a él que encontró a la mejor mujer del mundo, papá —reprochó a modo de broma.

Co-parenting || Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora