Capitulo 40: Brisa

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Sentí como mi cuerpo caía, pero no era porque estaba cansado físicamente.

Fue demasiado estrés mental.

Proyecte una espada simple y la clave en el suelo para evitar caer completamente.

Mi consiencia estuvo a punto de dar sus últimos pensamientos pero mi fuerza de voluntad fue mayor.

Queda Bebeviu.

—¿Sigues allí? Ddraig.

[Aquí estoy].

Al confirmar que mi compañero no se había ido de nuevo me levanté.

—Fue una buena pelea Vali.

Mi rival yacía en el suelo completamente inconsciente, ese último golpe iba a ser difícil de curar, sobre todo por como actuaba mi magia y este mundo.

Pero el había empezado.

No tenía intencion de matarlo, aún, y tampoco le voy a ayudar.

Me dirigí a dónde estaban todos y cerca de allí un Bebeviu con cara asustada me miraba.

—Cómo es que tú...

—...

—¿Cómo no tienes ninguna heridas si acabas de luchar contra el blanco? ¡Es imposible!

Probablemente mi cuerpo se miraba como nuevo, aunque aún sentía manchas de sangre.

—Ni yo lo sé, es más, no me importa.

Proyecte una de las espadas gemelas y camine lentamente a Bebeviu.

—¡No te acerques! ¡Tengo que entregarte y evitar que esto escale más allá!

Suspiré.

En un segundo estaba frente a Bebeviu.

El mago abrió los ojos al darse cuenta y paralizado no dijo ni hizo nada, el resultado de esto era obvio, alguien como el no podría detenerme.

—Escucha, no te matare pero creeme que por intentar dañar a quienes me importan y por intentar jugar con mi mente...

Lo mire a los ojos, pude sentir en mi alma el enojo de ddraig y como mi corazón ardía.

—Sufriras como nunca, así que conoce tu maldito lugar.

Atravesé su abdomen con mi espada e inmediatamente el peliverde cayo al suelo, no sé si por miedo o por el daño.

Los magos que lo acompañaban ya habían sido eliminados por lo que ya no había problemas.

Cai al suelo sentado.

Mi cabeza daba vueltas pero pude ver cómo todos estaban bien, supuse por el sudor y cansancio de algunos que habian estado luchando contra los magos.

Entonces senti como alguien se me acercaba.

—Hyoudou Issei, ¿Estás bien?

Era una voz suave y a la vez algo masculina.

Era la chica de cabello azul y verde con ojos cafés, la portadora de esa durandal...

—Si...¿Cómo te llamabas?

—Soy Xenovia.

—¡Oh! Claro, Xenovia.

Era raro que ella me hablara, prácticamente ni nos conocíamos.

—Parece que superaste mis expectativas.

Era Azazel.

—¿Que quieres decir?

—Bueno, no esperaba que derrotaras a Vali y mucho menos que estés casi ileso después de eso.

Issei Hyoudou: El creador de espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora