parte 14, consecuencias

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Supongo que ya viene siendo hora de entrenar un poco.

Dos días despues de haberme encontrado con Rias ya estaba prácticamente recuperado, sin embargo todo tiene sus consecuencias.

-¿Eh? Que es lo que está pasando.

Entrenaba en mi habitación, cuando algo inusual comenzó a ocurrir con mi cuerpo.

-Mis movimientos, no están bien...

[Compañero, también lo noté, tu magia se está volviendo "loca".]

-¿A que te refieres con eso?

[Bueno, tu lo llamas "Circuitos mágicos" ¿No? Bueno, digamos que después de haberte sobrepasado usando proyeccion tu circuito mágico se "Sorprendió" por qué sin darte cuenta todo este tiempo estuviste usando tus nervios cómo fuentes de magia.]

-Espera, ¿Que yo que?

[Tu desde muy niño comenzaste a usar magia, sinceramente yo, un dragón milenial, con un conocimiento sobre las antiguas guerras del mundo y todos los dioses desconozco totalmente los principios y conceptos de tu magia, aún así debido a que estoy practicamente dentro de tu alma puedo saber que haces con tu cuerpo espiritualmente. Es decir, al tener menos de 10 años, tus "Circuitos mágicos no estaban muy bien desarrollados, basicamente todo el tiempo, hasta hace poco usabas tus nervios como reemplazo.]

-¿Hasta cuándo hice eso?

[Si no me equivoco hasta poco después de conocer a Azazel.]

-Entonces fue hace no mucho.

[Si, tus movimientos se están desviando unos cuantos centímetros, será mejor que vayas con Azazel a pedir ayuda.]

-Supongo que no queda de otra.

Después de la explicacion detallada de Ddriag, me puse mi chamarra y camine a la casa de azazel.

Claro apenas puedo caminar.

Mientras caminaba volteaba hacía el cielo y sin darme cuenta choque con algo.

-¿Mmm? ¿Esto es? Se siente esponjoso.

Mierda, no me digas que.

-¡kyaaaa!

-Al darme cuenta que estaba tocando me levanté rápidamente.

Mierda, esto ya parece una comedia romántica cliché.

Al sacudirme voltee hacia abajo mío para mirar a una belleza rubia de ojos verdes.

-¿¡Asia!?

-Oh, es Issei-San.

-No esperaba encontrarte.

-Ni yo, es muy agradable verte de nuevo.

No pude evitar sonreir.

-¡O-oh! Siento lo de ahora.

-No te preocupes, fue también mi culpa por no darme cuenta.

-No, tranquila...

*Silencio incómodo*

-¿Y a dónde te diriges?

Pregunté rompiendo el silencio.

-volvia a la iglesia.

-Oh, ¿de dónde vienes? Claro, si se puede saber.

-Vengo de hacer un mandado a un sacerdote local.

¿Sacerdote local? ¿Hay más de uno?

-Ya veo, si quieres te acompaño, yo también me dirigo para ese rumbo.

Issei Hyoudou: El creador de espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora