♠️Morir por el Circo (Parte 2)

Cap1: Hermanos

Llegamos a la nueva área despejada donde debemos montar el campamento. Debo decir que es más amplia que la de ciudad Victoria.

—Látigo, debo irme donde Soga, tengo que ayudar en el campamento de los novatos —me comenta Pluma levantando el cuello de su camisa para ocultar la marca que dejaron mis dientes durante nuestro viaje.

—Ve, te veo en la noche —le respondo sin hacer mucho reparo mientras me topo con los ojos de Cisne a la lejanía llamando mi atención.

Por algún motivo, la mirada de Pluma parece decaerse ante mi respuesta, pero solo le dejo de lado para avanzar hacia donde están mis viejos compañeros, mi familia.

—¿Todavía no te cansas de ese niñato? —Me expone Cisne.

—Que lo haga o no, no es asunto tuyo. Vamos a buscar un área útil para las funciones —le respondo tajante y avanzo por el área vacía.

Todo está despejado, no hay presencia de árboles, por lo que una carpa ilegal acá sería difícil de ocultar. Entiendo ahora por qué nuestro jefe alquiló el local en la ciudad.

Primera vez que hacen una alianza con un noble para usar sus tierras. Debe ser de los que más aplauden cuando se revientan contra el pavimento.

—Christoph, no puedes estar sin hablarme todo el tiempo. No he tocado a tu juguete —me argumenta Cisne y la ignoro.

Ambos caminamos hasta las afueras del límite territorial para toparnos con Daga.

—¡Mi bella Cisne! —Dice él para abrazarla desde el frente y levantar su cabeza para verla a los ojos—: tan perfecta como siempre.

—Déjame tranquila, enano —le esquiva ella—: no entiendo cómo puedes tener tanta energía.

—Vine durmiendo todo el viaje —responde Daga—: no como otros que vienen follando.

Sus palabras van dirigidas a mí, pero sigo caminando sin hacerles más caso.

—¡Espérame, Látigo! —comenta mi compañero de baja estatura y cabellos rubios como el oro.

Llevamos juntos desde hace más de diez años, pero hemos sido siempre tan diferentes. Cisne es mi hermana de sangre con la cual realmente no puedo compartir mucho tiempo espacio. Siempre ha sido reacia a los asuntos del circo y a mis juegos.

Por otra parte, está Daga, él jamás se ha apartado de mí y puedo decir que es mi enlace con el exterior, es quien me obliga a convivir con los demás.

Luego de varias horas caminando y con el sol haciendo mella en nuestra piel, llegamos a la resistencia Ferllynder. En esta llamamos a la puerta para que una sirvienta de atuendos rosas y motonetas como muñeca nos la abriera.

—He de suponer que son los representantes del circo "Los Ángeles Rojos" —expone la adornada.

—Claramente, mi bella señorita —indica Daga para tomar su mano y dejar un beso en el rostro; sin embargo, ella no se mueve ni reacciona ante eso.

—Entonces síganme —indica tajante y avanza retirándole la mano a mi amigo.

—Tenía cicatrices en el antebrazo —susurra Daga y avanza hasta la chica para llenarla de diálogos que no son respondidos.

Lo conozco lo suficiente como para saber que busca respuestas hasta en los silencios.

—No me gusta esto de actuar en terrenos que no sean específicamente nuestros, Christoph —me dice Cisne y ambos avanzamos hasta donde está nuestro compañero y la joven dama.

No respondo, solo sigo el camino junto a ellos para llegar a una sala hermosa y perfectamente decorada con artículos extravagantes. Las paredes están repletas de cuadros de mujeres con atuendos de princesas y otros como los de la sirvienta.

—El amo vendrá enseguida —expone la joven antes de marchar a una esquina y quedarse mirando la pared como si estuviese castigada.

—Debe ser un gran sádico o le gusta jugar —indica Cisne.

—Cierra la boca y no opines sobre los clientes —la regaño para escucharla rechistar y obedecerme.

No pasan ni tres segundos cuando un hombre alto y estilizado entra a la sala portando un traje en absoluto blanco. Sus cabellos son largos hasta la cintura en rojo y atados con un lazo en la base. Sus ojos brillan en un tono esmeralda y sonríe al verme.

—Un placer tenerlos en mi humilde morada —expone el anfitrión.

—El placer es nuestro, marqués Zulivan —indica Daga extendiéndole la mano.

—¿Qué les parece mi pequeña muñeca? —se refiere a la que está castigada en la pared y nos abrió la puerta.

—Hermosa, sus gustos son perfectos —expone Daga siendo nuestro mejor comunicador—: es un placer tener un contratado tan refinado y de buenos gustos como usted. No pensé que accediera a tener la función en su propiedad, normalmente los nobles no quieren revelar su identidad.

—Las actuaciones serán solamente para mí y una vieja amiga. No quiero a nadie más aquí —dice él con una sonrisa radiante.

—¿Una vieja amiga? ¿Sabe que las funciones privadas son muy caras? —Le comenta Daga.

—Lo sé y ella accedió a pagar todo el precio. No hay inconvenientes, ¿no? —Le responde él y su mirada me busca.

Yo no participo, solo mantengo en silencio desde mi posición.

—Si es así, solo debe enseñarnos el lugar —responde Daga y el hombre accede.

Termina por llevarnos por su mansión hasta un pasadizo secreto en algo similar a mazmorras. Están bien cuidadas y tiene a varias personas en jaulas amarradas en estados críticos. Algunas me atrevo a decir que no las ha alimentado en días.

Mientras paso cerca de una de las jaulas veo a un niño pequeño murmurar desde la resequedad de sus labios la palabra "ayuda". Su mirada perdida me recuerda al pasado, a aquellos días donde me negué a participar en el circo y mi padre me azotó con un látigo para luego aplicar sal en las heridas...

Yo debo ir a buscar a mi hijo al orfanato, es lo que deseo hacer desde que leí esa carta...no, sería mentir, he dudado en si dar la cara, porque sé que de saber mi padre de su existencia, lo volverá un miembro de la familia.

Uno más del circo, así como Cisne, Daga y yo...desde niños.

¡Buenas, :3 ya regresó el circo!

Espero que lo disfruten, trataré de subir capítulos cada dos días a más tardar. Aún ando corrigiendo la primera, pero no tengo inconvenientes en ir adelantando esta.

Ojalá lo disfruten, les estaré leyendo en comentarios.

UwU sepan que los adoro, familia.