Cap22: Dilo

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La pequeña corre hacia nosotros mientras siento a Jeremy nervioso por la posible reacción

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La pequeña corre hacia nosotros mientras siento a Jeremy nervioso por la posible reacción. Sin embargo, ella no hace alusión a eso.

—Tuve de nuevo pesadillas —dice abrazando las piernas de Jeremy.

Él en cambio la carga por la cintura y levanta para tenerla en sus brazos. Todo con una suavidad y consuelo extraño.

—Perdón por dejarte solita, no volverá a pasar. Vamos a dormir, te cuidaré mientras lo haces —dice Jeremy a la niña.

—Vayan a dormir a mi carpa, será mejor para los tres —comento sin dejar de verlos.

—Papi, es que soñé con mamá, ella se despedía de mí mientras una mujer pálida se la llevaba —dice Lucía empezando a llorar mientras Jeremy seca sus lagrimas y trata de decirle que todo estará bien—. Pero esa mujer te llevaba a ti, a tío Látigo y tío Daga.

—Eso no pasará, Lucy, tranquila. Vamos a dormir hoy donde tío. ¿Tienes una cama lista? —me pregunta Jeremy.

—Sí —respondo sin rodeos.

Él y Lucía se consuelan, permitiendo que él olvide los hechos de hace un momento y ella se deshaga de la pesadilla. Nos disponemos a ir hacia la carpa para acomodarnos y que puedan descansar. Por suerte, ya había preparado las cosas tras pensar en pedirles que se mudasen.

La noche se hace cada vez más oscura y la niña se queda dormida en manos de Jeremy mientras este le canta una nana por el camino.

Solo centro mi atención en ellos pensando en que no tenía nada de esto. De que hace un año me hubiese hablado de que estaría en esta situación y lo hubiese tomado como una broma. Se siente extraño, no logro comprenderlo bien, aunque quizás él me lo explique.

—Mañana si quieres podríamos entrenar a Lucía con los otros animales —digo mirando a Jeremy.

—¿Vas a entrenarla para trabajar en el circo, definitivo? —comenta Jeremy mirandome con una mirada preocupada.

—Solo para la parte que ve el público, no puedo criarla fuera de lo que sé —le respondo colocando la mano en su cintura.

—¿No dejarías el Circo por ella? —dice él.

No le respondo, no hace falta que lo haga y le conozco lo suficiente como para saber que es conocedor de la respuesta. Porque yo, yo no puedo existir sin el circo, moriría por el circo, por su bien.

—¿Aun con las atrocidades qué te hacen y que hacen? —dice Jeremy.

—Es mi hogar, lo único que conozco y quiero que siga así —respondo desviando mi atención hacia una de las carpas.

Me pareció ver algo que se movió rápidamente entre ellas, pero posiblemente sea solo un animal salvaje qué se coló. Aunque no hay ninguno grande que se atreva a acercarse a la ciudad.

—¿Fue Daga quien te dijo que vi lo que hacías? —me sorprende un poco su pregunta—. Los seguí porque hablamos el otro día, me estaba entrenando hasta que todos se fueron y me habló de ustedes.

Levanto una ceja, dejando que capte con sus comentarios mi atención. Mi pasado y el de Daga, ¿por qué te interesa?

—Que dormían juntos, que fueron su primer casi todo del otro, esas cosas. Me llegué a sentir un poco excluido de ello, de lo que se creaba —confiesa Jeremy—. Porque no estoy realmente en tu mundo.

—No voy a dejar nunca a Daga, son dos personas diferentes —contesto.

—Lo sé —dice él.

—Pero no es igual, le hice daño —le respondo mirando esta vez al frente, tratando de dejar salir lo que el desea, una comunicación que no suelo practicar.

—¿Por qué? —dice Jeremy.

—Acepté sus peticiones y casi morimos muchas veces. Una vez nos quedamos encerrados en la jaula de los leones mientras nos atreviamos a acostarnos ahí. Cisne se llevó la llave y molestó conmigo, también con Daga —le respondo.

—¿Eso es raro? No le veo el problema —contesta Jeremy.

—El dueño del Circo lo quería a él para manejar este sitio, casandolo con Cisne —respondo devolviendo la mirada a Jeremy—. Pero no deseó ya que fuese así, ni mi padre ni ella tras su relación conmigo.

—No tiene sentido, aquí no es que sea un problema el libertinaje —dice Jeremy.

—Cisne es mi hermana menor —comento levantando una ceja—, y ella parece que sentía algo menos carnal hacia Daga.

Jeremy se queda de piedra, abre la boca y parece que se le van a salir los ojos de la sorpresa. Si Lucía no estuviese dormida en sus brazos es posible que empezase a gritar.

—¿La perra esa mete pie es tú hermana? —dice más bajo de lo normal mientras sus palabras se van en susurro evitando subir el tono a la fuerza—. Te atreviste a acostarte con el prometido de tu hermana... Aguanta a Lucía ahí.

Me entrega a la niña suavemente para él agacharse al suelo jalando sus mejillas con los dedos y abriendo la boca como si gritase. ¿Le estará dando un ataque de algo?

—No puede ser, Látigo, eso es ser cabrón, por mucho —dice él levantando la mirada hacia mí.

—Lo vi normal, no entiendo esa reacción exagerada —respondo.

—¿No te molestaría si me amases compartirme con Daga? —dice Jeremy antes de tapar su boca por lo que parece ser algo que se escapó.

—¿Te molesta cuando estamos los tres juntos? —le cuestiono sin responderle.

—No, no lo siento así... Juntos no, pero... —responde Jeremy mirando a un lado y tratando de hayar las palabras.

—Porque Daga también te quiere conseguir a ti, no solo a mí. De cualquier manera, él está con Sonido y va a tratar de recuperar lo que tienen. Puede que no se involucre más con nosotros —indico para seguir caminando haciendo que Jeremy se levante rápido del suelo tratando de alcanzarme.

—Dudo de que no lo haga —dice Jeremy llegando a estar a mi lado.

Lo peor de todo, es que ni el mismo pudo adivinar cuan equivocas estaban sus palabras. Porque a la mañana siguiente, nadie en todo el campamento sabía dónde se encontraba Daga, pero su esposa Sonido, estaba muerta en su carpa con el cuerpo desmembrado y la daga favorita de él en su pecho.

♠️Morir por el Circo (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora