—¿Entonces, tenemos un trato? —dice la mujer mientras redirige su atención a Daga.
—Mientras el pago sea generoso y el trabajo no se vuelva imposible, no tenemos molestias en aceptarlo —dice Liam mientras se levanta de la mesa y toma el cuchillo en su mano para guardarlo en su manga—. ¿Tiene forma de mantenerla amarrada y presa, no?
—Formas hay, ¿quieres una? —contesta la dama con una finura y elegancia en cada gesto y palabra, sin dejar de sonar fuerte.
—Sí, morir sería algo demasiado generoso para ella —responde Daga caminando hacia mi lado con su pequeño tamaño—. Quiero tenerla en cada espectáculo...
Al menos parece que estará bien. Creo que podrá superar esto pronto, o en algún momento. No puedo evitar que sienta lazos por Sonido, pero de igual manera al menos sé, qué no lo era todo.
—Se las haré llegar con uno de mis sirvientes. Hicieron la mejor elección —dice ella volviendo a su asiento para observados desde ahí.
—Sí, seguro que sí —comenta Daga para dirigirse a la salida junto conmigo. Lo veo arrasar su mano, donde noto una quemadura.
Fuera de la mansión, sin ojos encima, él me empieza a hablar sin yo siquiera decir algo. Simplemente voy a su lado y así me siento más calmado en cuanto a su seguridad...
—Nos hubiese asesinado si nos negabamos —comenta él—. Sobre todo porque quiere eliminar justamente lo que representaríamos de decir que no. El conocimiento de lo sobrenatural en los humanos.
—Podría acabar con ella si lo pides, no es diferente de la anterior —le respondo a Daga mirándolo desde arriba.
—No, me irrita, pero no nos ha hecho algo específico y también es una buena entrada de dinero. No quiero acabar con los espectáculos nocturnos, pero quizás con esto estemos mejor —me dice sin parar de arrascar su mano.
Le tomo de la muñeca para ver la herida y luego le observo al rostro. Quedará algo como lo que sobresale de su ojo cubierto, una quemadura qué lo marca como Liam.
Poso mis labios en la herida haciendo que le arda, pero no es algo que le moleste. Luego me arrodillo ante él para revisar su cuerpo. El enano se detiene y me mira dejando escapar un largo suspiro.
—Ni lo menciones... Ya es costumbre y tampoco me molesta... Ella no era mía, lo sabes, ¿no? Solo quería acostarse contigo y dormir contigo. Quizás le gustaba porque eramos dos solitarios quemados, pero fuera de ahí, puede que nada más tuviésemos en común —comenta Daga mirandome a los ojos hacia el suelo—. Es igual que la muerte de cualquiera del circo, algo casi diario.
—No sé puede cambiar, no será la primera que perdemos ni la última —le comento llevando mi mano a su mejilla para quitar el parche de su ojo, dejando ese espacio horrible sin párpado y con una bola de vidrio cubriendo el espacio.
Cuando muera pensarás lo mismo, y yo también debo pensarlo.
—Sabes que odio que lo vean —comenta Daga.
—Todos moriremos, jugamos en las noches con ese pensamiento —me levanto del suelo sin dejar de ver esa vieja quemadura en su cara.
—Es divertido, es divertido apostarlo... Ay, ay... ¡Látigo, mi querido Látigo! —dice avanzando hacia mí y dejando ver el cuchillo de plata que se llevó—. ¡¿No te parece divertido esto?!
—¿El qué? —pregunto tomando el arma para leer las iniciales A.R en ellas.
—Todas las bestias nuevas que tienes para cazar, ¿no te excita? —dice mientras una sonrisa se dibuja en su rostro—. Pagamos con la muerte de Sonido, lo pagamos, lo tendremos en cuenta. Hay que domarlas mejor...
Observo impasible su rostro para tomar su mentón y ver bien esa expresión tan difusa. Entenderte... ¿Eh, Daga?
—¿Me ordenas cazarlas? —le pregunto—. ¿Es lo que hará vivir bien al circo?
—Es dinero, diversión y aventura... Tenemos que contarles, hay que ver que quieren hacer y los que acepten serán los nuevos nocturnos, el resto podrá ir en el día —dice recuperando ese brillo extraño en su mirada, esa pasión, lo suyo es una extrema y preciosa pasión.
Beso sus labios mientras rodea mi cuello con sus brazos parándose en la punta de sus pies y aun así debo agacharme para llegar a él. Muerde mi labio inferior dejando salir un hilo de sangre el cual saborea y acompaña de pequeñas risas.
—Lo haré, si eso te hace feliz, lo haré, Liam —le comento y soy callado por otro beso, sus manos llegan hacia mi camisa y tratando de abrir los botones haciendo fuerza en estos terminando por romper uno de ellos.
—Cierto... Jeremy... —susurra mientras detiene sus movimientos y yo recojo la mano de su trasero.
—Vamos a casa... —comento tomando distancia.
—¿Me dejas acostarme con Jeremy sin ti? —me dice Liam.
—No —contesto.
—Conmigo nunca fuiste tan celoso, de hecho, no has sido celoso conmigo —me cuestiona mientras camina y estira su mano para que le devuelva el parche, el cual se coloca de vuelta.
—Contigo fue otro tipo de sensación —le comento.
—De sexo no fue, siempre hemos estado con quien nos dio la gana —me responde—. Incluso me casé y no te opusiste.
—Las bodas son adornos... Sin sentido —le comento y sigo mi camino—. Simplemente, siento que no te perderé a no ser que mueras.
—Voy a tener que huir —responde él.
—No lo harás, ni tu ni yo encajamos en otro lugar que no sea este circo, fuimos domados —le digo—. Yo fui domado.
—Yo lo disfruto —me responde Daga levantando la cabeza—. ¿Qué crees que piense Jeremy?
—Jeremy... —susurro.
—¿Quieres que te diga que siente? —dice Daga con cierta malicia en su voz.
Asiento con mi cabeza según avanzan nuestros pasos.
— Für Jeremy ist dies ein Gefängnis namens Freiheit (Para Jeremy, esta es una cárcel que llama libertad) —confiesa Liam.
—No lo dejaré salir de ella —contesto tajante.
—No importa, el mundo entero es una jaula. Mejor que sea feliz en la que escogió. Algún día tendremos que decirle la verdad —dice sin parar de reír—. Que asesinaste al amor de su vida y a demás... Dejarle participar. ¿No querías un juego de tres? Vamos a jugar juntos. Tú, Jeremy y yo.
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♠️Morir por el Circo (Parte 2)
RomanceSegunda parte de "Amor de Circo". Luego de los acontecimientos tan sanguinarios de la última parte y el romance... ¿o tal vez no tan así? El circo "Los Ángeles Rojos" llega a Ciudad Dorada con su nuevo miembro VIP... "Pluma". ¿Podrá la relación de n...