Fuera de la tranquilidad de la noche junto a Jeremy, sin hacer nada carnal, pero en mis brazos. Todo se volvió un caos ante la escena en la carpa de Daga.
Nadie lo ha visto, solo me encuentro yo aquí porque decidí ir a buscarlo en la mañana como casi siempre. A demás de buscar su respuesta a nuestra situación, donde de alguna forma entendí lo que quise, como si él huyese de mí.
No esperé esto, el cuerpo de la ruidosa mujer que me buscaba a ratos suplantando a su esposo. Ahora se encuentra sin su cabeza y sin sus piernas adheridas al tronco. Sus ojos están cerrados y la expresión de pánico se hace notable en ella tras morir.
Daga...
No dudo que sea capaz de algo así...
Pero hubiese venido hacia mí luego...
Si dejo que encuentren esto lo van a castigar, un castigo que no sobrevivirá.
Cierro las cortinas de su carpa para ir a buscar una pala y pasar gran parte de la mañana en su espacio personal, sin llevarme el cuerpo de aquí, simplemente enterrandolo en el suelo de tierra de la propia morada.
Los objetos de su habitación están rotos una buena parte y la cama desatendida. ¿Donde estás?
Cuando vienen preguntando por él, les dejo saber que fue a la ciudad a buscar unas cosas, cualquier encargo del dueño.
Termino ya a medio día, sin poder tener más justificaciones para mi ausencia. Me dispongo ahora a buscarlo, pero al salir de la tienda, una nota cae del cielo, parece ser llevada por un ave.
Tomo la nota y solo tiene unas pocas palabras escritas: "nos vemos en la mansión de aquella vez a la misma hora."
¿Cuál? Debe referirse a la de aquella mujer extraña que no era más que una bestia cegada. Aun así, es muy extraño. De cualquier manera, si es una posibilidad para saber que pasó y encontrar a Daga, iré.
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No sé como terminó así, pero Jeremy se encaprichó en venir conmigo. Según dijo, no quería que fuese solo a lo que sea que fuese eso y también se mostró preocupado por Daga.
Le dejo ir, sin embargo, mantengo mi mirada en él para desmayarlo y amarrarlo a algún lado.
—No va a pasar, quitame el ojo de arriba —dice él como si leyera mi mente, su mala costumbre.
Reviro los ojos, como si el hecho de que él sepa algo fuese a impedir que lo haga.
—Látigo, ni se te ocurra —responde mientras camina a mi lado—. No eres el único que quiere tener de vuelta a Daga.
Tomo su muñeca para jalarlo y ponerlo delante de mí. Rodeo su cuello con mi antebrazo y mantengo la presión hasta que pierde el conocimiento y se desmaya. Se lo dije, bueno, no se lo dije, pero él lo intuyó.
Arrastro su cuerpo hacia un callejón para dejarlo recostado ahí, luego coloco una botella vacía a su lado para quitar alguna sospecha. Tengo al menos unos minutos antes de que despierte.
Me adelanto hacia la mansión, sin embargo, esta vez todos sus muros son blancos. Cada cortina, espacio y demás está teñido de blanco. Pensaba colarme por una de las ventanas, aun así es imposible.
—Debes ser el nuevo sirviente de la señora —dice la nada, exactamente, solo escucho su voz en el aire—. Estoy en el suelo.
Cuando bajo la mirada, mi sombra habla por si sola. Presenta unos ojos amarillos enormes y una sonrisa en blanco. Lanzo una daga hasta ella pero nada, ni siquiera se mueve, solo ríe.
—No voy a ser herido por nada material, ven conmigo, deberías estar orgulloso de que la buenorra te escoja —dice la sombra haciendo que el suelo debajo de mi desaparezca, haciéndome caer hacia el vacío para chocar con el suelo en la sala del baile, pero vacía y pintada de blanco.
A mi lado está Jeremy también, cuando busco con mi mirada a la sombra, esta ya no está. Puede que hayan usado el mismo método para traerlo.
—¿En serio? —me dice él mientras rechista y revira los ojos—. ¿Solo se te ocurrió eso? Te había dicho que no lo hicieras.
Es algo que hago por tu bien, ahora mismo aquí estás en un enorme peligro. No tienes mis habilidades, no sabes defenderte a ese nivel.
—Deja de infravalorarme —dice Jeremy tomando mi camisa con sus manos.
Nuestra charla unilateral es interrumpida cuando levanto mi mirada al techo huyendo de sus reclamos. Encontrando a Daga colgado inconsciente de un candelabro colgante. La lámpara del techo de más o menos dos metros tiene sobre ella al enano rubio inconsciente.
Jeremy levanta la mirada junto conmigo dejándose llevar por el impulso.
—¡Daga! —grita él, pero nadie responde, solo unos gruñidos qué provienen desde la puerta principal.
Cada poro de mi piel se eriza, por un momento mi instinto de supervivencia se activa cuando una mancha negra se abalanza a una gran velocidad hacia nosotros y debo empujar a Jeremy para salir del medio.
La saliva queda en el suelo, las tres cabezas enormes y aplastadas similares a las de un bulldog la dejan caer. Los ojos en rojo brillan y gritan peligro. Sus gruesas patas y robusto cuerpo indica que de lograr agarrarnos, puede asesinarnos fácilmente. Sus dientes no se encuentran filosos, al contrario, están algo desgastados pero con la fuerza de su mandíbula debe ser suficiente como para destrozarnos los huesos.
—¿Ya ves por que no quería que vinieras? Yo lo voy a entretener, tu corre —le susurro a Jeremy.
—¿Qué carajos es eso? —susurra él y siento su pulso acelerarse en el tacto que tengo de su muñeca—. Ni loco te dejo solo.
Sin embargo, como una señal de que será imposible escapar de aquí sin eliminar a la bestia de tres cabezas, todas las puertas y ventanas se cierran de golpe tras un fuerte estruendo.
Tengo que sacar a Jeremy y Daga de aquí... Son mi prioridad.
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♠️Morir por el Circo (Parte 2)
RomanceSegunda parte de "Amor de Circo". Luego de los acontecimientos tan sanguinarios de la última parte y el romance... ¿o tal vez no tan así? El circo "Los Ángeles Rojos" llega a Ciudad Dorada con su nuevo miembro VIP... "Pluma". ¿Podrá la relación de n...