Cap14: Curas

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—Es una minimidad, sanará pronto

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—Es una minimidad, sanará pronto. Mira como el enano me hace gastar recursos en él por un cortecito de nada —dice Cuchillas.

Es el nuevo médico, parece que el anciano de la cabra lo terminó de acomodar. Luce tan serio como siempre y tan tacaño.

—No, si yo dije que estaba bien, pero nuestro Pluma insistió —responde Daga bajando la manga de su camisa.

—Tío Daga, debes tener más cuidado —comenta Lucía con los cachetes inflados y el rostro enojado.

Daga se baja de la camilla y se agacha delante de ella. Mi mirada lo busca, sus palabras, Daga seguramente disfrutó con toda su alma el recibir esa herida y sentir que podría haber muestro en ese espectáculo. Siempre lo hace, le grita al inexperto que lanza las cuchillas que acierte en su frente o corazón, apuesta con ellos.

No creo que él desee morir, pero sus límites siempre han sido así, dudosos.

—Es que no me dolió, yo soy muy resistente —dice Daga a la niña.

—Aun así, hay que cuidarse, tío... —comenta ella como si lo regañase.

—Si lo dices, quizás lo haga, esto de los niños no es lo mío. Tu papá me va a regañar si digo algo que vaya en contra de la educación que quiere darte —responde pasando la mano por los cabellos de la niña.

Lucía levanta la mirada hacia Jeremy para tomar su mano.

—Papi, ¿el tío Daga miente mucho frente a mí? —le pregunta ella—: Dile que me diga la verdad, mentir es malo.

No puedo dejar de ver esto, es algo banal y a la vez extraño. Quiero entender que es la línea entre lo que debo decirle a ella o lo que no, pero yo no lo sé. Solo puedo esperar a que Jeremy me regañe en los momentos exactos.

Nunca he apreciado o deseado la vida más allá del circo y no será ahora, ¿pero qué haré contigo?

Las voces de ellos tres resuenan de fondo, parecen estar bien. Llevarse bien, yo, en cambio, debo ir a organizar las cosas para la caza. Si los dejo solos de nuevo, Jeremy va a mandarme a la mierda...

—Debo ir a la ciudad de compras, me llevaré a Lucía, ¿desean venir? —Es lo único que se me ocurre ante esta situación.

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Jeremy me hace cargar a Lucía mientras él y Daga hablan sobre nosotros, puedo escucharlos. La niña se entretiene jugando con mi araña, Vicaria.

—Tío, ¿qué vamos a comprar? —Me dice ella sin levantar la vista.

—Ajos, crucifijos y agua bendita —le respondo.

—¿Eres cura? —Pregunta Lucía—: el cura del orfanato usaba mucho eso.

—No, no soy cura, no creo que exista un Dios —le respondo tajante.

♠️Morir por el Circo (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora