Cap. 15: Gun

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Nanno

Cuando la clase terminó, empecé a mirar a mi alrededor para ver si encontraba a Gun. Para mi sorpresa, no había ni rastro de ella. No era posible que ella estuviera ahí y yo no la pudiera ver. Con la apariencia que tenía hasta un humano normal sería capaz de encontrarla incluso si estuviera escondida entre mil personas.

Lo que no pudo escapar de mi vista de águila fue el único pupitre libre que quedó en el aula después de que yo me sentara. El sitio estaba en lejos de la ventana, hundido en las sombras.

Se veía con claridad que la iluminación ahí era pésima.

Eso explicaba que en la foto que había visto de Gun ella llevara gafas con los cristales tan gruesos que parecía tener dieciséis dioptrías.

—Hola, soy Nanno —me presenté amablemente a una chica que pasaba cerca de mí.

Ella se detuvo y me miró como para recordar bien mi cara.

—Soy Chantara —dijo ella tras unos segundos de vacilación.

—¿Puedo preguntarte quién se sienta ahí normalmente? —Señalé el pupitre.

Yo estaba completamente segura de que ese sitio pertenecía a Gun, pero oficialmente no lo sabía. Tenía que parecer que he sacado esa información y otros datos sobre la chica de alguna parte, por lo que decidí que Chantara sería mi víctima y tendría que responder a todas las preguntas que le hiciera durante ese interrogatorio.

La chica desvió su mirada al pupitre señalado.

Al ver a qué me refería, suspiró profundamente.

—Créeme cuando te digo que no te interesa —dijo ella con cara sombría.

—Yo creo que sí —di una de mis típicas respuestas que solían poner a la gente de los nervios.

Chantara murmuró algo bastante disgustada.

—Se llama Gun —explicó ella—. Es la más tonta y torpe de la clase. Todos la odian y la fastidian siempre que pueden.

—¿Por qué? ¿Qué ha hecho? —seguí escarbando a pesar de que me sabía la respuesta a esa pregunta también.

—Ah, no sé... —La otra chica se calló por unos segundos, pensándose la respuesta—. Simplemente, es molesta y estúpida. Hasta su mera presencia en esta clase, no, su mera existencia en el universo me es desagradable.

Asentí con los ojos entornados.

Creí que ese sería el fin de la conversación, pero la chica decidió añadir algo.

—Permíteme que te dé un consejo —dijo ella bajando la voz—. No preguntes mucho por Gun. Incluso sería mejor que no la menciones en absoluto. Podría traerte problemas.

—¿Por qué esa chica es tabú? ¿Acaso se ha muerto? —Decidí hacer una broma a pesar de que eso era innecesario.

— No, pero casi nadie soporta hablar de ella. Si muestras demasiado interés en esa desgraciada empezarán a correr rumores sobre ti, y sin duda no quieres eso. La gente aquí es cruel.

—Ya... —Asentí por segunda vez, procesando la información que acababa de recibir —. Y si no está muerta, ¿dónde está?

La chica soltó una carcajada. Eso me pilló por sorpresa, por lo que alargué un poco la distancia entre nosotras como autoprotección apoyándome en el respaldo de la silla. Miré a Chantara con las cejas enarcadas en señal de querer saber qué le había hecho tanta gracia.

—Pobrecita —dijo la chica incapaz de contener su sonrisa—. Se cree que alguien sabe dónde está Gun. A menudo llega supertarde, a veces incluso se pierde la primera clase, como hoy. Será que los alienígenas la abducen a diario para experimentar con ella... —Guardó silencio durante unos instantes—. Pero recuerda mis palabras y no te acerques mucho a ella. Es rara y empezarán a burlarse de ti al igual que de ella. Además, te prometo que esa sosa no vale la pena.

Sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora