Nanno
Lawan conocía mi secreto, tenía poderes que podía multiplicar para otorgárselos a otros y se había unido al ejército de peones de Yuri, mi archienemiga, que intentaba hacer del mundo un caos sin forma.
Genial.
No podía evitar estar de mal humor mientras leía algo muy poco interesante en mi portátil. Me resultaba humillante que una simple exhumana fuera capaz de vencerme con tanta facilidad y sustituirme en mi trabajo de portadora del karma con sus propias ideas retorcidas de lo que eso representa. Carecía de lógica.
La venganza personal nunca es la solución, pero Yuri demostraba justo lo contrario.
Eso me hacía cuestionarme aún más el sentido del karma.
Precisamente por eso había perdido mi inmortalidad y mis poderes peligraban, dándole así a Yuri una ventaja aún mayor. Apartándome yo solita de su camino, la estaba ayudando sin querer. Ella tenía cada vez más peones y más oportunidades para mostrar a la gente que la venganza es una respuesta viable a los problemas.
Era un círculo vicioso.
Un círculo que aún no tenía ni idea de cómo romper.
Esperar demasiado para actuar podría ser un error.
Pero tampoco veía otras opciones.
Yuri ya había hecho su jugada y haría muchas más, sin embargo, eso seguía sin darme pistas de qué tenía que hacer.
¿Cómo derrotar a una persona inmortal que roza ser todopoderosa, es la líder de un ejército de adolescentes perdidos casi igual de fuertes, sin saber dónde encontrarla y armada solo con la mísera esperanza de que ella te encuentre a ti primero?
Había tenido la esperanza de que mi padre me daría un consejo cuando nos encontramos... y me lo dio.
Mata a Yuri.
Ya... es que eso no era de demasiada utilidad.
Me sobresalté cuando sentí la vibración de mi móvil. Lo saqué del bolsillo de mi falda y vi que se trataba de una notificación del chat grupal de la clase de Lawan. Sí, sin duda tenía que salirme de ese grupo. Mis excompañeros no debían tener ninguna forma de contactarme después de dejar su colegio. Eso podría causar muchos inconvenientes.
Abrí la notificación y leí que un chico cuyo nombre no me había molestado en aprender a asociar con un rostro había compartido un enlace, diciendo: «¡Tíos! ¡Se han cargado a Dara!».
Arqueé una ceja, incapaz de comprender a qué se refería. Abrí el enlace y este me llevó a una noticia que leí sin concentrarme demasiado, ya que estaba convencida de que sería alguna especie de broma pesada.
Asesinada en su propia casa
Dara, de 17 años, ha sido asesinada en su propio dormitorio este miércoles. El terrible accidente tuvo lugar durante la noche. El jueves por la mañana los padres descubrieron su cuerpo. Afirman que por la noche no oyeron ningún ruido extraño desde la habitación de su hija, a pesar de que la cara de la chica está completamente desfigurada y tiene la mayor parte de los huesos rotos. Eso lleva a las autoridades a la conclusión de que la víctima ha sido torturada antes de su muerte. Por el momento, nadie es capaz de explicarse cómo es posible que los padres no oyeran los gritos de su hija. Eso y el hecho de que ninguna cerradura ha sido forzada, no se ha encontrado el arma del crimen y los vecinos no han visto a nadie sospechoso cerca de la casa, lleva a los medios a pensar que los padres están relacionados con la muerte de su propia hija.
Miraba la pantalla sin creer lo que leía. Por supuesto, yo ya sabía quién era el responsable. Una pena que nunca lo vayan a descubrir.
No hay arma del crimen.
No hay cerraduras forzadas.
Los vecinos no tienen sospechas.
Los padres no han oído nada.
Y qué coincidencia que hallen a Dara asesinada un par de semanas después de que ella maltratara a Lawan por perder su riqueza.
Lawan siempre me pareció un poco tonta, pero nunca había pensado que podría llegar a ser malvada. Estaba convencida de que, si Yuri no le hubiera dado poderes, ella nunca se habría atrevido a hacer daño a nadie, mucho menos matar a la chica que hasta hace muy poco era su «mejor amiga».
Supongo que eso era una prueba de cómo el poder es capaz de corromper a cualquiera.
Por eso los humanos no debían tenerlo en sus manos.
Cada vez entendía más la preocupación de mi padre.
Si no hacía algo pronto, ese virus se propagaría por todo el país, quién sabe, puede que incluso el planeta entero.
Y todo acabaría muy, muy mal.
Por eso no podía permitir que eso ocurriese.
Pero he ahí la pregunta del millón: ¿Cómo podía impedirlo?
Volví al chat grupal en el que había cincuenta mensajes nuevos.
Malee17: ¡Dios míooo!
XD: ¿Cómo es posible?
Coolboy: ¿Quién querría hacerle daño?
Kulap: ¿Es que no lo ves? Obviamente son los padres.
Coolboy: ¿Y por qué crees que matarían a su propia hija?
Tida Cin: Chicos, no nos precipitemos. Esa podría no ser nuestra Dara. No mencionan el apellido de la víctima. La chica asesinada podría ser cualquiera. ¿Sabéis cuántas Daras hay solo en la ciudad?
Boon-mee: ¿Estás loca? ¡Esto explica a la perfección que ella no haya ido a clase estos últimos días!
Pensri: Síííí. Yo he intentado llamarla varias veces, pero no contesta...
Malee17: ¡Esto es una maldita locura!
PaithoonUnknown: Ya no me siento seguro en esta ciudad.
Kulap: Tranquilo, amigo mío, ya verás cómo meten a los padres entre rejas. Esos cabrones no se saldrán con la suya.
El resto de los mensajes prácticamente repetían la conversación, pero con las pequeñas novedades de que Paithoon quería ayuda para planear su huida de Bangkok para irse a una ciudad en la que los padres de sus compañeros no fueran asesinos. Una chica quería enviar una foto muy útil de sus zapatillas nuevas.
Lo que más me temía era que había una gran posibilidad de que Kulap acabara teniendo razón y los padres de Dara fueran a la cárcel sin haber hecho nada para merecerlo.
Estaba convencida de que Lawan no confesaría para sacarles del apuro.
Seguramente ni se enteraría de que otros han pagado por su crimen.
Si no quería que ese accidente se repitiese, tendría que hacer algo.
Rápido.
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Sombras del pasado
Fiksi PenggemarCuando la enigmática Nanno regresa inexplicablemente a la vida, se ve obligada a enfrentarse a un pasado que creía olvidado. Debe plantarles cara a sus antiguas adversarias, Yuri y Junko, privada de sus poderes místicos y con una tapadera en el mund...