Usé el artefacto para devolver la conciencia de Ari a su cuerpo.
La pelea de los sombra contra los digimon parecía una batalla campal. Mirase donde mirase había criaturas corriendo, volando, apareciéndose y desapareciéndose; ataques físicos y otros que muchas veces se desviaban y estallaban en no-sabía-dónde. El mareo se agravaba cuanto más intentaba atender a todo lo que ocurría, así que tuve que obligarme a prestar atención únicamente a los humanos.
Ari y yo fingimos una traición rápida delante de Régar. Después me dirigí hacia Takaishi y empecé a entretenerme con él en una pelea absurda que no iba a ninguna parte. Primero, porque tan solo me servía para que los sombra notasen, en medio de la confusión de la batalla, que continuaba trabajando con ellos y que seguía en busca de los D3; segundo, porque en realidad podía anular a Takaishi en cualquier momento. Régar y sus hombres estaban lo bastante ocupados con los digimon y su plan como para detenerse a pensar en si lo que hacía tenía algún sentido.
Además del corazón desbocado, comencé a notar los pálpitos de la sangre en la cabeza. Aunque la conversación con Ari me había servido para descansar un poco, en algún momento vi borroso y tuve que pestañear varias veces para volver a enfocar la vista.
Advertí que Ari y Hikari Yagami pretendían acercarse a Régar. Supuse que su idea era aprovechar que estaba tan concentrado, en lo que quisiera que estuviera haciendo, para detenerlo y, tal vez, quitarle el zólov. Maldije la osadía de esas dos chicas en mi fuero interno.
Takeru Takaishi estaba débil. Supe, por su expresión al verme sin la máscara, que me había reconocido de inmediato, pero no dijo nada. Se mantuvo forcejeando conmigo a duras penas y en silencio. El año a la merced de Régar y quien quisiera que trabajase con él lo había dejado exhausto, a pesar de lo mucho que se esforzaba por detenerme y hacer algo útil.
También sabía que, si continuaba jugando a pelearme con él sin darle apenas unos pocos golpes flojos, y además permitía que Ari y Yagami se interpusieran en los planes de los sombra, Régar acabaría por hartarse de mí.
Y, si dejaba que eso ocurriera, intervendría y sería mucho más complicado sentirme en la relativa libertad que me daba el caos a nuestro alrededor.
Como no podía permitir que llegáramos hasta ese punto, paralicé a las chicas como pude. No se me daba muy bien hacerlo, aunque me consideraba mejor en eso que en curar.
Tampoco dudé en golpear a Takaishi en la cabeza para tumbarlo y dejarlo fuera de combate todo el tiempo posible. Le hice más daño del que me hubiera gustado hacerle. Lo sé porque la tensión del momento, su fragilidad y mi concentración puesta en paralizar a sus amigas no me dejaron calcular del todo la fuerza apropiada. Usé más de la que debería y lo dejé al borde de la inconsciencia.
No obstante, no me detuve a comprobar que estuviera bien.
Me acerqué a Ari por detrás. Ella y Hikari seguían paralizadas. Fingí cachearla y le quité el pendrive donde guardaba a Gennai, por si a Régar se le ocurría ir a por ella y terminaba encontrándolo. A Ari le dije que estaba buscando armas, aunque intenté tocarla lo menos posible.
Luego cacheé a Hikari Yagami, le quité el D3, y me acerqué a Takaishi para hacer lo mismo. Los guardé en un bolsillo de mi pantalón.
En ese momento, el resto de los elegidos, digimon y humanos, irrumpieron en la sala. Nunca supe cómo lo consiguieron y tampoco me lo pregunté.
Régar pareció alarmarse; me ordenó encargarme de todos ellos.
Instantes después me encontraba esquivando golpes de Daisuke Motomiya y de la chica de las gafas enormes, que habían corrido a por mí como si yo fuese el enemigo al que debían derribar a toda costa.
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Digimon Adventure: Proyecto Mestizo
FanfictionAños 2005 y 2022. Me llamo Jake Dagger, soy mestizo, y me encomendaron la misión de secuestrar a Takeru Takaishi, el portador del emblema de la Esperanza. Me gustaría decir que soy capaz de salvarlo, pero ni siquiera me veo capaz de salvarme a mí mi...