Atenea
Cinco años después.
Recorro todos los pasillos de la casa en busca del pequeño demonio escurridizo que tengo por hija.
Revisó nuevamente la biblioteca. Es inteligente suele cambiar de escondite cuando sabe que ya buscaron en un lugar, detesta perder.
A medida que me acercó puedo distinguir su melena rubia detrás de un estante, me acercó con cautela y la sorprendo por atrás, atrapándola en mis brazos.
— ¡Te encontré, pequeña escurridiza!
— ¡Mami! No, no, no — se queja antes de soltar una carcajada cuando empiezo a hacerle cosquillas y reír con ella.
Me detengo y ella respira agitada, dejo un beso en su mejilla enrojecida mientras la llevo para darle una ducha.
El trato era que, si la encontraba, ella accedería "voluntariamente" a darse un baño.
— Yo no perdí, mami. Dejé que me encontrarás. — murmura aferrándose a mis brazos, sonrío y acaricio su cabellera, ella nunca admitirá que perdió.
— Claro, mi amor. Pero igual te daremos una ducha y luego iremos a cenar. — La llevo escaleras arriba, adentrándome en su habitación, que está frente a la mía.
Me dirijo al baño y la dejo en la encimera, mientras la despojo de la ropa para luego llevarla a la tina, que ya está lista para su baño.
Ella me mira atenta a todo lo que hago, con sus intensos e inocentes ojitos grises, debo decir que mi pequeña me ha sorprendido mucho estos años ya que suele ser atenta a todo lo que sucede a su alrededor y luego aprende de ello, es educada y muy astuta, aprendió a hablar mucho antes que un niño normal y a su corta edad ya sabe leer a la perfección.
Pero también es orgullosa, rencorosa cuando dicen o hacen algo que le disgusta y aunque no es grosera siempre consigue lo que quiere con solo una mirada y es en demasía engreída.
Se que tal vez esto ultimo no suene a que es muy educada, pero lo es, solo que con las personas que ella considera se lo merecen.
Eso ha sorprendido a muchas personas, pero también ha traído problemas, ya que algunos la acusan de ser grosera cuando hace algo por lo que quieren que se disculpé y no lo hace. Yo no suelo reprenderla a menos que de verdad lo merezca, y aunque muchos desean que lo haga ¿Cómo podría hacerlo cuando ella tiene razón? Mi hija es por mucho, más inteligente que esas personas que han intentado humillarla y tratarla mal solo por no tener "papá".
He perdido la cuenta de todos los insultos y acusaciones que recibí por ese hecho, siempre los ignoro, aunque afortunadamente no hemos vuelto a ver a esas personas descerebradas.
Las cosas al principio eran más tranquilas, cuando llegue las personas eran más amables, pero cuando se enteraron que tuve una hija, sin "padre", empezaron a despreciarme e insultarme, aunque muchos creen que el padre de mi hija murió antes de que llegara al reino y que esa es la razón por la que llegue, yo no los desmiento mejor eso a que sepan la verdad.
Aunque tampoco diré que lo hacen ahora, pues con el tiempo las personas que me insultaban han dejado de hacerlo o lo hacen a mis espaldas, tampoco diré que eran muchas personas puesto que son mas los que me tratan bien que los que no.
Termino de bañar a mi bebé y la arropó con una toalla llevándola a la habitación para vestirla, una vez lo hago ella me extiende sus brazos para que la cargue nuevamente, es una bebé consentida, y la lleve a la cocina, dónde ya nos espera Clarissa con la cena lista.
— ¡Abu! — la llama mi bebé extendiéndole sus brazos para que la cargué.
— Bebé — Clari la toma en brazos dándole un beso en su mejilla.
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La obsesión del rey
Ficção HistóricaAlessandro Diermissen, rey del reino Diermissen, ha estado obsesionado desde niño con la hija de los Beasley, una familia de sirvientes del reino Green, en todos los sentidos es incorrecto, el rey no puede enamorarse de una plebeya. Pero poco le imp...