Alessandro.
Para mí mala suerte cuando llegué al hostal me han dicho que la calefacción se ha averiado y que la repararan mañana y que los pocos que se hospedaban allí se habían ido a un hotel por la tarde.
Maldije para mis adentros mi pésima suerte.
Me subí de nuevo a mi auto y fui a casa de los Alderwood, estaba avergonzado y sin duda no quería hacer esto, pero no tenía otro lugar y quedarme en el auto no era opción. Solo esperaba que me recibieran.
Camine hacia la puerta, una vez me baje del auto, toque dos veces, era muy tarde más de medianoche de seguro estaban dormidos ya, estaba por irme cuando la puerta se abrió.
Me gire observando quien había abierto y me quedé de piedra observándola, me miraba con el ceño fruncido tenía los ojos casi cerrados y cuando me acerqué sentí el olor a alcohol, fui yo quien la mire ahora con el ceño fruncido completamente anonadado por lo que veía.
— ¿Qué haces aquí...? — arrastraba las palabras casi cayendo al abrir del todo la puerta, la sostuve en mi pecho me adentré ayudándola a caminar y cerré la puerta al pasar.
La llevé hasta el sofá y allí la recosté.
— ¿Por qué has hecho esto? — le pregunté observando la botella de whisky en la mesa de centro.
— No te importa... — me respondió arrastrando las palabras levantando una mano para señalarme.
— ¿De dónde has sacado eso? — seguí preguntando ignorando su comentario.
— De por allá... — señalo algún lugar tras ella.
No me esforcé en mirar pues sabía que Magnus tiene algunas botellas en su oficina y en algunos estantes del pasillo que señalaba.
De cualquiera de los sitios pudo haberla sacado.
— Jamás te había visto beber ¿Por qué lo has hecho? — volví a preguntar, pero era muy tarde se había dormido.
Pensé por unos segundos que hacer con ella.
Si la dejaba aquí sus padres serían los primeros en verla al despertar.
Si la llevaba arriba con nuestra hija, corría el riesgo de despertar a sus padres y a mi hija, y estoy seguro ella no desearía que ninguno de ellos la viera así.
Decido tomarla en mis brazos llevándola por el pasillo, en la planta baja, hacia la habitación que suelo usar cuando vengo.
Abro la puerta y la recuesta en la cama, la observo dormir quedándome embelesado por su belleza, es la mujer más hermosa que he visto.
Aparto una melena que cae por su rostro llevándola tras su oreja, y en un atrevimiento dejo un beso en su frente, me levanto viéndola removerse.
— No te vayas... — la escucho murmurar entre sueños, me quedo inmóvil ante sus palabras. — Quédate, por favor...
La observó sin saber que hacer, no sé si está consciente o si se lo dice a alguien en sus sueños, solo me quedo observándola.
Tomo una cobija y la acobijo con ella, salgo y recojo todo, eliminando el rastro de bebida.
Regreso a la habitación y me recuesto en el sofá que está al lado de la cama y frente a la ventana.
No sé en qué punto me quedo dormido después de pensar en todo lo sucedido y lo que sucederá, martirizándome con mi futuro matrimonio e intentando recordar quienes son las posibles candidatas, que de tanto pensar en ello me quedo dormido.
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La obsesión del rey
Tarihi KurguAlessandro Diermissen, rey del reino Diermissen, ha estado obsesionado desde niño con la hija de los Beasley, una familia de sirvientes del reino Green, en todos los sentidos es incorrecto, el rey no puede enamorarse de una plebeya. Pero poco le imp...