Mozzafiato. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」

[ c a t o r c e ] - Me rindo.

꧁ M O N I Q U E ꧂

Ya es costumbre iniciar la semana siendo asesinada en el hielo por mi madre mientras Máximo murmura muchos, yo diría que bastantes, insultos creativos dirigidos a ella. No he podido hablar con él sobre lo que pasó durante nuestro último entrenamiento, pero es que desde que llegué Irina nos partió los pies en la pista. Tengo pensado hacerlo, claro. Quiero decirle que no podemos volver a intentar una cosa así, por el bien de nuestro dúo en el patinaje como para todo lo exterior a eso.

Cuando tenemos un minuto de descanso, Máximo patina en dirección a las gradas, espero algunos segundos antes de seguirlo mientras tanto mamá ha desaparecido y es mejor, así puedo hablar tranquilamente sobre esta situación. Mentiría si dijera que no disfruté del beso y casi algo más con Máximo, quiero decir, es un chico atractivo y sabe lo que hace cuando te toca, pero sin importar todo eso, Tom sigue siendo mucho más increíble. Y creo que las pruebas ya las ha dado él mismo.

Max siente mi presencia y deja de mirar el suelo para posar sus ojos en mí, su respiración agitada me recuerda a lo que vivimos hace unos días. ¿Qué habría pasado si mi mamá no hubiera interrumpido? Bueno, nunca lo sabremos.

—Hola —lo saludo, aunque hayamos estado juntos durante estas cinco horas, no nos hemos dirigido la palabra y soy una mujer amable. De un salto dejo caer mi trasero sobre la banca a su lado y Máximo me mira divertido—. No hemos podido hablar sobre…lo que…pasó.

—Sí, ya lo sé —su sonrisa indiferente me hace querer golpearlo, pero estoy controlándome porque quiero arreglar esto de la mejor manera.

Tomo una gran bocanada de aire y dejo salir el aire pesadamente —Seré bastante breve y concisa.

—De acuerdo.

—No puede volver a pasar —sentencio, con determinación y seguridad. Máximo entrecierra los ojos hacia mí mientras asiente—. Eres una gran persona, un prodigio en el patinaje y hacemos buen equipo, pero no…—niego—…no funcionaría.

—¿Por qué presiento que tú decisión se basa en que te fue de maravilla con tu hombre?

—Ah, pues, algo así —balbuceo, esperando que no se ofenda por nada de lo que vaya a decir.

—Que bien —es todo lo que dice, desvía la mirada hacia la pista mientras yo intento encontrar las palabras adecuadas para decir lo que quiero decir.

—Pero podemos ser amigos —anuncio de la nada, ganándome una sonrisita sorprendida de su parte—. Ya sabes, me has demostrado que no eres un imbécil arrogante y que, de hecho, tienes sentimientos. Me apoyaste y me devolviste un uno por ciento de mi confianza, así que creo que podríamos ser grandes amigos.

—¿Fuera del hielo? —inquiere, entre desconfiado y presumido.

—Sí, fuera del hielo y de la competencia —concuerdo, Máximo asiente como si dijera “no suena nada mal” y me alegro un poquito—.Yo creo que serías un gran compañero…de vida. ¿Eso tiene sentido?

—No, no lo tiene. Pero está bien —asiente, suelto un suspiro de alivio—. ¿Esto es una especie de disculpa por haberme dejado con una erección en la oficina de tu madre?

—Mmh, pues no lo había pensando así, pero sí lo es —inclino mi cabeza un poco como lo haría una princesa y él se ríe—. Discúlpame, Maxito.

—Disculpa aceptada, D’Angelo —Máximo extiende la palma de su mano hacia mí, su sonrisa es sincera y sacude los dedos con insistencia cuando no la tomo de inmediato—. ¿Amigos?

Estrecho su mano con fuerza —Amigos.

—El hecho de que ahora seas mi amiga no significa que voy a dejarte ganar el primer lugar en la competencia —advierte, una de sus cejas se levanta hasta mostrar una pizca de maldad en su rostro—. Significa que incluso voy a joderte el doble.