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𝐌𝐈𝐀.
Sentía que era el fin del mundo.
Lágrimas silenciosas se resbalan sobre mis mejillas, intentando procesar lo que acababa de ver.
¿Era real...?
¿Cómo había pasado esto...?.
¿Cómo no me di cuenta antes...?.
¿Durante cuanto tiempo me había mentido...?.
Esas eran unas de las muchas preguntas que se paseaban por mi mente.
Andrea, mi mánager, y mi mejor amiga también, entra sin tocar la puerta del camerino al azar en el que me había metido después de mirar la foto.
No quería verla.
Solo quería estar sola y pensar en lo que iba a tener que hacer.
Había venido a España desde México para grabar una canción con Young Miko, cosa que era mañana mismo, además de asistir a una premiación, donde por primera vez había sido invitada a cantar, además de estar nominada en una categoría. Estaba muy feliz por estar aquí, sin embargo, una hora antes de que comenzara el evento todo cambio cuando Andrea me mostró la foto que me había partido el corazón.
Respira profundo y toma asiento a un lado de mí, en el suelo.
— Mia, lo siento, sé que es difícil para ti enterarte de esto, pero...
—¿Desde cuándo lo sabes? — la interrumpo hablando en tono brusco.
Ella agacha la miranda sin dar ninguna señal de respuesta.
—Contéstame. — le ordeno —¿Hace cuanto sabes que me engaña? — repito.
—Desde antes de la propuesta. — responde.
Cierro mis ojos con fuerza, repasando una y otra vez la imagen de Daniel y esa chica besándose.
—Eso fue hace dos meses. — digo con la voz cortada.
— Lo se.
Las lágrimas en mis ojos insisten en volver a caer, pero ya he llorado tanto que me arden los ojos.
Comienzo sentir como el mundo se cae frente a mis pies otra vez.
Se supone que me iba a casar con él en unos meses y me había estado mintiendo durante sabrá Dios cuanto tiempo antes.
¿Me había amado siquiera alguna vez?
Me sentía muy estúpida por no haberme dado cuenta antes.
—Lo siento, no sabía si ibas a creerme si no tenía pruebas, por eso no te lo dije antes. — me confiesa.
Asiento sin mostrar ninguna expresión en el rostro.
Sus palabras me parecen sinceras.
No iba a mentir, me sentía un poco decepcionada también porque Andrea me lo hubiera ocultado, aunque tenía razón, estaba tan enamorada de Daniel que lo más seguro es que me habría negado a creerle.
