XVIII

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𝐌𝐈𝐀

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𝐌𝐈𝐀

Los conciertos en Monterrey, Guadalajara, Querétaro y Puebla habían sido un completo éxito, ahora solo me quedaba prepararme para comenzar mi gira por el resto de Latinoamérica en unos días y poder librarme de la pesadilla que se había vuelto mi vida de un momento a otro.

— ¿Qué te parece este? —me pregunta mi mama mostrándome un vestido de novia.

— Es lindo. — me limito a decir. 

Había venido con mi mama y mi hermana a buscar mi vestido de novia antes de me fuera del país para mi gira. Aunque bueno, más bien básicamente me habían obligado.

— Dices lo mismo de todos. — se queja mi hermana.

— Todos son lindos. — respondo.

— Entonces ve a probártelos. — me pide mi mama.

La veo darse la vuelta y pedirle a la chica que nos estaba atendiendo que le mostrara los vestidos que le habían gustado para que pudiera probármelos. Yo no podía negarme a hacerlo.

Voy directo al probador para ponerme uno de los vestidos. Eran bastantes bonitos, pero no me sentía cómoda haciendo esto. Siempre había soñado con que el momento de encontrar mi vestido de novia iba a ser algo completamente mágico, como lo mostraban en esos tontos programas de televisión, sin embargo, ese sueño era más bien una pesadilla de la cual creía que no podía despertar.

Salgo del probador con ayuda de una chica para no tropezarme con el vestido, y me acompaña hacia una pequeña sala donde se encontraban mi mama y Danna esperándome.

— Te ves hermosa. — dice mi mama. Eso era lo más lindo que me había dicho en años literalmente. 

Le respondo con una sonrisa.

Miro a mi hermana que parecía tener ganas de llorar.

— ¿Te gusta? — le pregunto.

— A mí sí, pero lo importante es que te guste a ti. — dice mirándome con los ojos llorosos.

Me doy una mirada rápida al espejo. 

¿Qué mierda estaba haciendo con mi vida?

— Realmente me da igual el que sea. — admito haciendo una mueca.

— ¿Como vas a decir que te da igual el vestido? — pregunta mi mama indignada.

— Pues es la verdad. — digo. 

— Tal vez no quieras hacer esto, pero es un día muy importante, al menos inténtalo. — me pide. Al menos estaba consciente de que no era precisamente por mi voluntad que yo hiciera esto.

— Bien, tratare de hacerlo. 

Así pasamos el resto del día, yendo de tienda en tienda hasta que hice caso a lo que mi madre me había dicho y encontré el vestido perfecto para mí. Mínimo una cosa buena tenía que haber ese día.

𝐃𝐎𝐍𝐓 𝐁𝐋𝐀𝐌𝐄 𝐌𝐄 || YOUNG MIKO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora