¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐌𝐈𝐀
Apenas salí de la casa, me arrepentí por completo de haberlo hecho, estaba lloviendo como nunca antes pero no podía quedarme un minuto más ahí.
Ni siquiera sabía cómo sentirme exactamente, una parte de mi estaba enojada con ella, otra se sentía frustrada porque mi plan se había ido al carajo, pero sobre todo me sentía algo decepcionada por la poca confianza que Victoria me tenía. Quizá era algo que me había ganado por toda la indecisión que había mostrado cuando nos conocimos, pero aun así me dolía.
Sin olvidar que también me sentía culpable por haber sido la razón de su pelea con Mariana. Tampoco sabía cómo sentirme al respecto con eso.
Aun no me alejaba mucho de la casa, pues me era imposible caminar con la lluvia y todo el aire que había, cuando logro ver un pequeño bulto a lo lejos. Me acerco como puedo a él a pesar de toda la arena que chocaba contra mi cara, y me agacho para poder verlo mejor.
Era un perrito, apenas un cachorro, no parecía tener ni siquiera un año.
¿Quién había sido el maldito que lo había dejado en la lluvia?
De repente ya no me sentía tan enojada, si no preocupada por aquel cachorro.
Me tomo el tiempo de revisar si tiene un collar o algo que me lleve a saber si tiene dueño, pero no encuentro nada. Por lo visto lo habían abandonado.
Lo tomo entre mis brazos con cuidado de no lastimarlo.
— Tranquilo. —digo, cuando lo siento temblar.
No podía dejarlo ahí, necesitaba llevarlo a un lugar seguro.
Mi escape no duró más de 10 minutos como mucho y así fue como por fuerzas de causa mayor regrese a la casa con Victoria.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Apenas abro la puerta de la casa me encuentro con la mirada preocupada y llorosa de Victoria. Quizás había exagerado mucho en salir corriendo de la casa.
Victoria no tarda mucho en reaccionar corre a abrazarme.
— Estaba muy preocupada por ti. — murmura — Ni siquiera llevaste tu celular contigo. — Eso ultimo lo decía más como un regaño.
