¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐌𝐈𝐀
— ¿Segura de que me veo bien? — pregunto por tercera vez, alisando la falda que traía puesta.
Acabábamos de llegar a la casa en la que ya nos esperaban los papas de Victoria junto con sus hermanos, y no podía no sentirme nerviosa por eso.
— Te vez preciosa. — me responde Vicky, para después dejar un corto beso sobre mis labios — Tranquila.
— Es fácil para ti decirlo. — digo— tengo miedo de que me odien.
— No te van a odiar.
Me quedo callada.
Tenía que pensar positivamente.
Vicky aprovecha ese momento para sacar una llave de su bolsillo y abrir la puerta.
Apenas entramos a la casa escuchamos una voz.
— ¿Victoria?
No pasa mucho tiempo para que llegue hasta nosotras una mujer con un notoria parecido a Victoria, no cabía duda de que se trataba de su mamá.
Cada vez me sentía más nerviosa.
Su mirada se ilumina cuando ve a Vicky y rápidamente se dirige hacia ella para estrecharla entre sus brazos. No estaba segura de cuánto tiempo tenía que no se veían.
Durante ese momento solo desee poder tener una relación igual de bonita con mi mamá, pero no todos contábamos con esa misma suerte.
— Mami, quiero presentarte a alguien — dice una vez que se separan.
La mirada curiosa de su mamá viaja directa hacia mí.
— Ella es Mia. — hace una pausa para acercarse a mí y tomar mi mano — Es mi novia.
Abro los ojos con sorpresa, por la forma en la que me había llamado, pero rápidamente cambio mi expresión y le muestro mi mejor sonrisa. Ya aclararía esto más tarde con... mi novia.
Rio nerviosa.
— Mucho gusto. — digo regresando mi atención a su mama y extendiendo mi mano hacía en ella en modo de saludo.
Ella me sonríe y la toma, dándome un suave jalón hacia si misma para abrazarme, tomándome un poco por sorpresa. En definitivamente no se parecía en nada en mi mamá.
— Lo mismo digo, Mia. — responde — Que gusto que hayas venido.
Correspondo a su abrazo con algo de duda y por primera vez después de muchos años, recuerdo lo es sentir lo que es el cariño maternal.
Cuando nos separamos puedo ver a Victoria mirándonos con una sonrisa. Era un pequeño gesto, pero me hacía sentir segura.
— ¿Y papá? — le pregunta Vic.
— Está esperando en la sala con tu Juan. — le responde para luego regresar su atención a mi — Estás en tu casa, linda.
