XXIV

379 31 0
                                    

𝐌𝐈𝐀

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


𝐌𝐈𝐀

Apenas había puesto un pie en Puerto Rico, me inundo una gran sensación de paz y tranquilidad que no sabría cómo explicar.

Al salir del aeropuerto Victoria me había prestado una de sus sudaderas para evitar que nos reconocieran, pero teniendo en cuenta que una vez nos intentamos esconder de esta forma para que no lo hicieran y terminamos fallando, no tenía mucho caso que lo hiciéramos.

- No puedo esperar para que conozcas el dojo. - dice Vicky una vez que estamos dentro de la camioneta en camino a su casa.

- Sabes que no me molesta quedarme en un hotel, ¿verdad?

Desde el avión no había dejado de insistir en que me quedara con ellos, pero por más que me encantara la idea, no quería ser una molestia para los demás que vivían ahí.

- Si, pero no quiero que estes sola. - dice.

- No quiero molestar. - hago una mueca.

- No lo haces, a los chicos les caes bien. - me tranquiliza- Incluso veces creo que Mari y Mauro te quieren más a ti que a mí.

Rio.

- ¿Está segura? - pregunto, aun con duda.

- Claro, baby.

Asiento, aceptando.

Luego de unos minutos de camino al fin llegamos al famoso dojo, donde vivía con algunos de los miembros de 1k.

Mientras Victoria se queda hablando con los chicos, Mauro me ayuda a llevar mis maletas hasta el piso de arriba, dejándolas en uno de los cuartos.

- ¿Es el cuarto de Vicky? - pregunto al entrar y observar algunos dibujos regados por ahí. Era obvio que este era su cuarto.

- Si, me pidió que te trajera aquí. - me explica - Mi cuarto está a lado, así que por favor no hagan mucho ruido.

Siento el calor subir a mis mejillas y le doy una mala mirada.

- ¡Oye! - me quejo.

- Es broma. - dice - bueno en realidad no del todo.

Ruedo los ojos.

Lo escucho reír.

- Espero que te sientas cómoda. - dice - Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo.

- Si, gracias. - digo con una sonrisa, antes de que salga del cuarto.

Me acuesto un rato mientras espero a Vicky, y decido revisar mi celular, el cual no había tocado desde que salimos del hotel.

No me sorprendía la cantidad de llamadas perdidas y mensajes que tenía, y de todos ellos a los únicos que les pensaba responder era a mi papa y a mi hermana. Y por supuesto a Santi.

Busco el número de mi amigo y le mandó un mensaje para avisarle que habíamos llegado bien a Puerto Rico y para preguntarle lo que estaba pasando ahí.

𝐃𝐎𝐍𝐓 𝐁𝐋𝐀𝐌𝐄 𝐌𝐄 || YOUNG MIKO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora