XXIII

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𝐌𝐈𝐀

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𝐌𝐈𝐀

Abro los ojos con dificultad cuando escucho mi celular sonar. Sentía que no había pasado ni media hora desde que había cerrado los ojos, pero según el reloj del hotel ya eran casi las 7.

Un nudo se forma en mi estómago esperando lo peor, cuando veo que Victoria no está a mi lado. Sabía que, si no hubiera sido porque Mariana la detuvo, ella habría sido capaz de ir a buscarlo y eso sería meternos en más problemas.

Regreso mi atención al ruido de mi celular y lo tomo para ver de quién se trata.

Suelto un suspiro de alivio cuando veo el nombre de mi amigo aparecer en la pantalla.

— Hola. — respondo.

— ¿Dónde estás? — me pregunta Santiago, directamente sin más.

No sabía si era buena idea decirle donde estaba, pero después de todo él me había demostrado más lealtad que ninguna otra persona, además de que le había dicho a Victoria donde debía buscarme. Así que decidí confiar.

— Estoy con Vicky. — le respondo, aún que ahora no sabía en donde estaba ella.

Me preocupé cuando me desperté al baño y no te vi. — me cuenta un poco más tranquilo — Me alegro de que estés con ella.

— Yo también. — sonrió — ¿A pasado algo en la casa? ¿Alguien ya se dio cuenta de que no estoy?

Por suerte no. — contesta — ¿Que planeas hacer?

No tenía que pensar mucho, pues solo había una cosa que tenía que hacer.

— Ya no me importa tener que pagar una multa o tener que irme a juicio por no cumplir con el contrato, — digo — pero me niego a casarme en él. No quiero tener que verlo nunca más en mi vida y si es posible tampoco quiero ver a mi mama.

Lo escuchó suspirar.

Cuando se den cuenta de que no estás en la casa, lo primero que van a hacer es ir a buscarte. — me dice.

— Ya se. — respondo, con tono frustrado— Pero no quiero regresar.

Supongo que vas a necesitar tus cosas para poder irte.  

¿Porque habíamos tenido que viajar tan lejos para esto?

— Si, pensaba en que tal vez podrías traerme mis maletas. 

Por supuesto, ¿aún están en el hotel? — pregunta.

 — Si.

 Esta bien, voy para allá tratare de llevarte al menos las que sean más importantes. — lo escucho decir — sabes que cuentas conmigo para lo que sea.

— Gracias, Santi, en verdad, mi vida es tan desastrosa que no sé qué haría sin ti. — admito.

No tienes que agradecerme nada, es mi trabajo como tú mejor amigo. — dice.

𝐃𝐎𝐍𝐓 𝐁𝐋𝐀𝐌𝐄 𝐌𝐄 || YOUNG MIKO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora