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𝐌𝐈𝐀
Una nueva llamada estaba entrando.
No había podido pegar un ojo en toda la noche, porque cade vez que cerraba el recuerdo de Daniel tocándome se volvía a hacer presente.
Gracias a Dios no había pasado nada más que eso, pero sus últimas palabras me daban escalofríos, con tan solo recordarlas.
Había puesto mi celular en vibrador y aun así no podía ignorarlas. Saber que Vicky me estaba llamando era otra cosa que no me dejaba dormir.
Me dolía no poder responderle, aún qué ya no estaba tan segura de poder sobrevivir a ese matrimonio, por obvias razones.
Tomo mi celular para revisar quien es.
Era un número desconocido.
Frunzo en ceño.
Ya eran pasadas las 2 am. Si alguien me llamaba tan tarde era porque había pasado algo importante o porque se trataba de una emergencia.
Sin embargo, lo más probable era que se tratara nuevamente de Victoria desde otro número. Ella no rendía tan rápido.
¿Pero y si ese maldito que quería molestarme?
Sea quién sea, decido contestar.
Cierro los ojos con fuerza pensando en lo que iba a hacer. No podía seguir dándole más largas, era el momento de hablar.
— ¿Hola? — respondo el teléfono, con algo de miedo en mi voz, tratando de no hacer mucho ruido para no despertar a Santiago, pues le había pedido que durmiera conmigo para no estar sola.
— Mia, soy Vicky — la escucho decir. Creo que nunca había sentido tanto alivio al escuchar la voz de alguien. Incluso había comenzado a llorar.
— ¿Qué pasa? — pregunto.
—Baby ¿estás bien? — dice en tono preocupado.
No.
— Si, está todo bien. — miento. Ya se me estaba haciendo costumbre hacerlo para no preocuparlos.
Escucho un suspiro de su parte.
— No quiero que te cases. — admite. Su tono era triste.
— Yo tampoco quiero hacerlo. — digo, mirando de reojo a mi amigo quien se estaba moviendo.
— ¿Podemos hablar? — me pregunta.
— Ya lo estamos haciendo. — le recuerdo.
— Si, pero quiero verte — dice — aunque sea una última vez.
