Capítulo 5

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C I N C O

Leal Lombardi...

La noche terminó con pedazos de pastel esparcidos por todo mi vestido .

 O mejor dicho, sobre ambos. Había asumido que Alessandro, con su carácter de hielo, sería más duro con alguien de pocos recursos como aquel camarero joven que, en ese instante, deseaba evaporarse del salón. Para mi sorpresa, no lanzó una sola palabra contra aquel chico .

Mi vestido estaba arruinado, pero no pude evitar esbozar una sonrisa al ver a Alessandro quitándose un trozo de pastel del rostro y del cuello. A pesar de su expresión de irritación, había contenido su enfado hacia el chico, quien, con manos temblorosas y ojos al borde de las lágrimas trataba de recoger el desastre .

—Disculpen soy nuevo, se supone que no debería haber servido a clientes tan importantes como ustedes solo que qué me obligaron y no tuve alternativa , no estaba listo. —dijo el pobre chico tartamudeando arrodillado con los ojos acuosos.

Mi conciencia me pedía a gritos que lo ayudase, y eso era precisamente lo que quería y tenía que hacer.

—Deja de hacer eso cariño .... levántate —trate de sonar lo más calmada posible.

—Señora en verdad lo siento, no me acuse si lo limpio antes que venga mi supervisor , no me despedirán necesito el trabajo— mencionó mientras estaba en el suelo tratando de recoger con las manos los trozos embarrando más el piso en el momento.

—Niño deja de hacer eso y llama al de limpieza —menciono Alessandro sacándose el saco manchado y sosteniendolo en su mano , quedando solo en camisa, no pude evitar recorrerlo con la mirada, sus músculos se marcaban y tenía todo en su lugar por lo poco que pude observar.

Depravada deja de verlo.

—Yo soi el de limpieza señor, mi deber es limpiar esto, y pues — el chico no pudo terminar la frase porque el gerente según deducia venía con una mirada furiosa hacía nosotros, mirando al chico como si quisiera cortarle la cabeza.

—Buenas noches estimados, disculpen las molestias causadas—  mencionó con fingida cortezia mientras volteaba a ver al chico en el suelo agarrandolo de los hombros.

Sentí mis manos cerrarse en puños, lista para intervenir, pero Alessandro fue más rápido.

—Suelta al chico —ordenó en un tono que no admitía réplica—, o no te gustará cuando Luciano se entere de esto

El gerente, al escuchar el nombre, soltó al joven, que escapó corriendo.

Me dirigí rápidamente tras él, sin importar que mis tacones gigantes me estorbaran.Una mujer pequeña de 1.67 los necesitaba . Después de un tropezón y una caída aparatosa, decidí dejar los tacones tirados y seguir descalza, ignorando el dolor en mis rodillas. Lo vi alejarse hacia un callejón, pero antes de que pudiera alcanzarlo, alguien me sujetó por los hombros.

 Reconocí su olor incluso antes de voltear, y me tensé. Alessandro estaba detrás de mí,

—¿Qué demonios haces descalza, corriendo como una  desquiciada? .— dijo en tono gruñón mientras me recorría con la mirada sería.

No tuve oportunidad de responder antes de sentir sus manos alrededor de mi cuerpo, levantándome y pegándome contra su pecho.

—Ahora que tus pies están a salvo —dijo clavando su mirada en la mia — ¿Dime a donde te llevo?

PERVERSAS INTENCIONES +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora