Capítulo 6

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S E I S

Leal Lombardi.

Abro los ojos abruptamente y analizó en donde me encuentro, este lugar no  destila buen ambiente por ningún lado, estaba totalmente negro.

Todo era negro, no es que no me gustara el color de hecho lo usaba con mucha frecuencia, pero este lugar estaba al extremo por lo poco que podía ver por la luz  que entraba de la ventana.

Él último recuerdo que tenia era con Alessandro  así que supongo que esta era su habitación, me sorprendía bastante qué yo  no esté histérica con respecto a la situación.

Siento que no tengo la ropa que recordaba, estoy sin bragas y sujetador, solo con un short y un polo negros.

Nótese el sarcasmo.

Me levanto rápidamente de la cama emitiendo un gemido de dolor.

—Mierda, Mierda — dije apoyándome contra una cómoda cercana.

—Porqué te levantas joder, recién te acabo de curar —escuché de algún lugar lejano en la habitación.

—Quien me sacó la ropa y me cambió Alessandro —digo a la defensiva hablando a la nada ya que esta todo oscuro.

—Qué estás insinuando Leal. Yo podré ser todo, pero jamás un abusador.

—Yo no he dicho que lo fueras.

—Pero lo insinuaste. Y Para tu tranquilidad lo hizo Emilia una trabajadora de confianza.

Luego de mencionar esas palabras todo quedo en absoluto silencio y yo opte por no decir nada, él tenía razón yo insinúe qué el quiso sobrepasarse conmigo. Cuando pasaron varios minutos lo escuche resoplar y el sonido como de un clic  hizo prender automáticamente  a la habitación.

Y allí estaba él, sentado al costado de la puerta vestido totalmente de negro con un polo  manca corta y unos boxers  que solo le cubrían la entrepierna. Dejando en evidencia sus piernas largas y musculosas, con pequeños bellos. Sus ojos grises me miraban fijamente a la distancia y me recorrían enteramente una y otra vez pero no decía nada, parecía enfadado.

Decidí que tenia que pedirle disculpas él solo había tenido buenas intensiones conmigo y yo insinúe qué era un abusador claramente tendría que estar enfadado.

— Lo siento ,  no quise insinuar eso.

—Joder al fin, estaba esperando tus disculpas por tanto tiempo qué pensé que me oxidaria aquí sentado.

—Tampoco seas dramático— dije aguantando un gemido de dolor ya qué apoye la otra pierna en el suelo.—Quería agradecerte por esto, por curarme y todo ya sabes.

No me dio tiempo de agregar algo más a mi patético discurso,  por que se paró de un momento a otro como un depredador salvaje, sin quitarme la mirada en ningún momento.

Sin darme cuenta estaba a menos de 10 centímetros de mi, levantándome contra su cuerpo instándome a enredar mis piernas en su caderas y mis brazos en su cuello.

—Pero que estas haciendo — mencione con fingida calma.

—No camines todavía, recién te acabo de curar Leal, y no quiero discusiones al respecto.

—¿Tú?¿Tú me curaste?.

—Por supuesto , no contrataría a alguien extraño, sabiendo que puedo hacerlo yo.

—¿Eres doctor ?

—Soy Doctor e Ingeniero Leal.

—Yo soy Filántropa, políglota, e ingeniera.

— Sabía que una mujer como tú, jamás se quedaría atrás —mencionó esbozando media sonrisa mientras me miraba, no pude evitar captar qué se le formó un hoyuelo en la mejilla derecha pero que desapareció rápidamente.

—Yo jamás me quedaría atrás .

—Créeme que ya lo intuía. Ahora me dirás porque estabas llorando la otra vez —mencionó acomodando un mechón rebelde qué se había salido de mi moño desordenado— No me gusta verte llorar.

Y esa última pregunta  fue la que rompió la burbuja qué habíamos creado en esos pequeños instantes.

—No quiero hablar de eso— dije en tono extremadamente cortante.

Él al parecer captó la indirecta  y no volvió a insistir.

—Entiendo.

—Ahora necesito que me bajes y me dejes en el sillón o donde pueda sentarme, y traerías algo que pueda ponerme. Necesito irme a casa.

— No es necesario que hagas esto, no volveré a preguntar.

—No es eso, realmente necesito irme a casa, Aria debe estar preocupada y necesito ver a Enzo  mañana.

—Soy tu médico y he dicho que no caminaras, al menos unas horas. — mencionó en tono mandón mientras se dirigía  hacía la cama y me dejaba en las sábanas con una delicadeza qué me desconcertada. —y con Aria ya hablé  está al tanto.

—De acuerdo.

—Ahora duerme Leal— dijo mientras me miraba y me subía la sabana hasta la altura de la clavícula.

No le dije nada y opte por verlo cobijarme por varios segundos, me parecía desconcertante como yo podría estar aquí de todos los lugares posibles con alguien que casi no conocía y como parte de mi confiaba en que no me haría nada.

— ¿Soy demasiado Hermoso verdad?

—¿Qué?

—Me miras como si estuvieras enamorada de mi y de mi Belleza.

—En tus sueños, además  soy casada.

Leal por favor no digas estupideces ya somos solteras.

Me parece tan desagradable qué me mientas en la cara Leal.

—¿Estas insinuando que soy una mentirosa?

—No lo estoy insinuando, lo estoy afirmando. Aria me dijo que te cuide que te habías divorciado y necesitabas apoyo .

—¿Apoyo? , pero que dices  si estábamos festejando por el divorcio— cuando digo las últimas palabras me percató de mi estupidez , él no tenía que saber que mi matrimonio era una farsa.

Bueno ahora lo sabe y quizás podría contribuir a que él próximo sea un éxito.

— Si bueno como sea, tengo sueño— digo cortantemente  volteándome y haciéndome la dormida sin esperar una respuesta de su parte tratando de evadir el tema.

Buenas noches, Leal.

Fue lo último que escuche antes de que oiga la habitación cerrarse y  caer en un profundo sueño.

PERVERSAS INTENCIONES +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora