Ainhoa huye de su pasado para intentar comenzar de nuevo en Vera del Rey, un pueblo alejado de todo lo que conoce, esperando poder tener una vida nueva y en paz.
Luz, en cambio, regresa a su pasado, con más miedo que ganas, pero deseando afrontar su...
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-Hola -Luz se sentó al lado de Jon mientras éste jugaba a los videojuegos
-¿Estás bien? -preguntó Jon quitándose los auriculares
-Sí, solo me apetecía estar contigo un rato
-¿Juegas?
-Nunca he jugado -dijo riendo mientras cogía el mando que le había dado Jon, éste comenzó a explicarle los botones y movimientos
-Normalmente juego con Sara
-¿Os lleváis muy bien?
-Sí... bueno desde que volvió somos amigos -Jon miró de reojo a su hermana-. Tú y yo también hablábamos antes... sé que no te acuerdas, pero puedes hablar conmigo
-¿Tanto se me nota?
-Un poco
-Me gusta alguien
-Sí, estamos al tanto de que estás saliendo con Paolo
-Ya... pero la cosa es que me gusta alguien que no es Paolo...
-¡No me jodas! -Jon pausó la partida y se giró hacia su hermana-. ¿No lleváis ni dos días y ya te gusta otro?
-Ese es el problema... que no me gusta otro... sino otra...
-No entiendo, ¿qué problema hay en que te guste otra? Quiero decir, está feo porque estás con Paolo, deberías romper con él, pero ya sabía que también te gustaban las mujeres
-¿Lo sabías? -Luz la miró asombrada
-Sí, todo el mundo lo sabe
Luz se sentía extraña, una parte de ella había tenido tanto miedo de expresar aquellas palabras que el saber que todos lo sabían era desconcertante, porque aún sabiendo que todo estaba bien, en su interior había un miedo que no podía controlar.
-Voy a dar una vuelta -dijo Luz besando la cabeza de su hermano-. Gracias Jon, por escucharme
-Siempre que quieras -Jon se puso de nuevo los auriculares y volvió a la partida
***
Ainhoa estaba preparándose para irse a trabajar, estaba abrochando su chaquetilla cuando alguien llamó a la puerta de su habitación, se acercó a abrir extrañada, normalmente solo había dos personas que llamaban, José Antonio y Luz, se mordió el labio nerviosa ante la posibilidad de que se tratara de Luz. Se puso bien el pelo y la ropa antes de abrir
-¿Hola? -Ainhoa miró extrañada a las dos mujeres de su puerta
-¿Está aquí Ana? -preguntó Silvia
-Quieren que la llamen Luz -la corrigió Marta
-No, ¿por qué? -preguntó Ainhoa preocupada
-No volvió anoche a casa y no la encontramos por ninguna parte -explicó Silvia preocupada
