Capítulo 58

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-Esperaba que te quedaras a dormir hoy conmigo -dijo Ainhoa con un pequeño puchero

-Sabes que nada me gustaría más -Luz besó a Ainhoa, se veía adorable cuando hacía aquel gesto-, pero quiero ver si mi madre está bien. El hotel ha sido siempre de la familia y mamá siempre ha estado aquí metida, no hay un recuerdo en el que ella no estuviera aquí. No solo le han quitado el nombre al hotel, la han quitado de su puesto, debo asegurarme de que está bien

-Lo entiendo, aunque te extrañaré esta noche, es muy fácil acostumbrarse a dormir contigo todas las noches

-Precisamente dormir no es que hayamos dormido mucho esta semana -dijo Luz con una sonrisa coqueta

-Teníamos mucho que recuperar -Ainhoa besó el cuello de Luz

-No, no empieces -Luz se alejó de Ainhoa corriendo yendo hacia la puerta-. Te veo mañana, te amo

-Te amo -dijo Ainhoa sonriendo dejándose caer en la cama

Ainhoa se dejó caer en la cama, no iba a mentirse, el hecho que la hubieran destituido le molestaba. Como chef estaba indignada, tenía mucha experiencia en su trabajo, era de las mejores y le parecía una falta de respeto que la echaran sin avisarla, aún más que pusieran a Paolo en su puesto, alguien que no tenía la experiencia que ella tenía. Si alguien debía sustituirla, esa debía ser Luz, que era la segunda cocinera.

Pero lo cierto, es que después de casi perder a Luz, aquel cambio era nimio, si el precio para estar con Luz era que no fuera chef, podría vivir con ella. Cuando la había perdido, sintió ganas de volver a la bebida, de que el alcohol calmara su ansiedad y su dolor, pero a la misma vez, ella sin saberlo había sido la razón por la que no había bebido. Cada vez que se sentía tentada veía la mirada decepcionada de Luz y aquello la frenaba, odiaba que la mirara de aquella forma.

Así que sí, a pesar de estar molesta por su trabajo, en aquellos momentos se sentía feliz porque estaba junto a la mujer que amaba. Le hubiera gustado que por una vez todo fuera tranquilo y pudieran amarse sin preocupaciones, pero por lo menos en esta ocasión las cosas le pasaban a las personas a su alrededor y no a ellas directamente.

***

Silvia estaba triste, había pasado la noche llorando, Javier la había consolado. Pero aquella mañana, a pesar del dolor, una parte de ella estaba feliz. Toda la familia estaba reunida en el salón, Luz hablaba con la pasión que le caracterizaba desde pequeña, quejándose de la injusticia. Su hija la estaba defendiendo, había pasado la noche en casa para estar con ella, para apoyarla.

Silvia alargó inconscientemente la mano y cogió la de Luz, que se la apretó mientras seguía discutiendo sobre qué hacer con su hermano y su padre. Se preguntó cómo hubieran sido las cosas si la vida hubiera sido distinta, si nunca hubiera mandado a Luz a aquel campamento. ¿Su hija seguiría siendo tan apasionada? ¿Seguiría luchando por las injusticias? Y supo la respuesta, sí. A Luz le habían pasado muchas cosas a lo largo de su vida, la mayoría malas, había tenido una experiencia traumática, pero en vez de cerrarse a los demás, de ser más desapegada, su hija seguía siendo una chica dulce, sensible y con la misma moral de la justicia que su padre.

***

Una de las nuevas sorpresas en el hotel, era que había una nueva directora, Blanca Beltrán, era la mujer que había sustituido a Silvia y la culpable de la destitución de Ainhoa.

Mientras Ainhoa escuchaba una de las broncas de Blanca, que parecía tener un interés personal contra ella, ya que siempre estaba quejándose de ella. Ainhoa frunció el ceño, pero no por lo que Blanca estaba diciendo, sino porque Luz miraba un punto fijo con la cabeza girada para tener mejor visión, al mirar hacia el mismo punto que su novia, se dio cuenta que miraba el culo de Paolo.

Huida hacia delanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora