Capítulo 52

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Luz llevaba tres horas en la sala de interrogatorios, Leire estaba hablando con la agente a cargo ya que se había presentado como su abogada, intentaba que la liberaran al no haber pruebas de que Luz hubiera tirado a Hugo por las escaleras. Pero había demasiadas cosas en su contra, el que hubiera mentido al decir que no lo conocía, el que fuera la novia de la mujer del accidentado y, encima, ponían en su contra su pasado, el que hubiera fingido su muerte y se hubiera ido cambiando su nombre lo veían como alguien capaz de cometer un delito.

Luz se sentía impotente, no había hecho nada, pero sabía perfectamente que tenía todo en su contra, pero a pesar de saber que tenía muchas posibilidades de acabar en la cárcel por un crimen que no había cometido, en lo único que podía pensar era en Ainhoa, ¿la había creído? ¿Creía que era una asesina? ¿Sabría que ella era incapaz de hacer daño a nadie?

-¿Por qué? -dijo Javier entrando en la sala de interrogatorios y sentándose frente a Luz

-Yo no lo hice..., ¿no me digas que crees que yo...?

-Por supuesto que sé que no lo hiciste -dijo Javier cortándola-. ¿Por qué me mentiste?

-Técnicamente no lo hice -dijo Luz-. Me preguntaste si había visto a Hugo en el hotel, no lo hice

-Luz no me vengas con...

-No sabía que él estaba en Vera

-¿Fuiste a Madrid a buscarlo?

-No, fui a Madrid a ver a Leire, compré un regalo para Ainhoa y... me pudo el impulso y una vez allí fui a decirle que dejara en paz a Ainhoa. Lo sé, lo sé, fue una estupidez, pero lo hice, no pensé. Ojalá me hubiera controlado, ojalá no fuera tan impulsiva, pero... lo fui y no puedo hacer nada ya. Papá, te juro que yo no hice nada, ni siquiera sabía que Hugo estaba en Vera

-Te creo, lo solucionaremos -dijo Javier poniéndose en pie abrazando a Luz

Pasó una hora más antes de que dejaran a Luz en libertad, Luz salió apresurada del lugar, miró sorprendida a Leire

-Sabía que eras buena, pero nunca imaginé que tanto

-Me gustaría llevarme el mérito -dijo Leire pero negó con la cabeza-. Hay alguien que se ha entregado, ha confesado ser quien empujó a Hugo, por lo que has dejado de ser sospechosa

-¿Quién? -preguntó Luz

-No lo sé, supongo que pronto nos enteraremos. ¿Te llevo al hotel?

-No, llévame a casa, mi madre y mi hermano deben estar preocupados -dijo Luz

***

Luz llegó a su casa, después de recibir varios abrazos por parte de su madre y hermano y asegurarles que estaba bien, comió algo con ellos, fue entonces cuando llegó Javier informando de que quien se había entregado era su tía Marta. Luz fue a la ducha, de repente, todas las piezas comenzaban a encajar, las reuniones secretas de Marta y Ainhoa, los secretos, las mentiras..., Luz se sentó en la ducha y comenzó a llorar. No sabía el motivo de su llanto, únicamente sabía que necesitaba descargar todo lo que sentía, no recordaba cuándo había sido la última vez que había sentido que era un día normal. Sentía que estaba sobrepasada, las mentiras, las dudas, los engaños, los celos, Patricia, su pasado, pesadillas, hospital, cárcel..., ¿era posible que hubiera pasado todo en menos de 48h? Y ahora su tía estaba en la cárcel, ¿acabaría Ainhoa allí también? ¿Estaba implicada?

Luz se cambió de ropa y se vistió

-¿Vas a salir? -preguntó Silvia preocupada

-Tengo trabajo -dijo Luz

Huida hacia delanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora