Después de dejar todo lo que el hotel nos dejó, tal cual Lily, Carley, Katjaa, Larry y Mark, a decir verdad esto no era sorprendente. Ya habían pasado tantas cosas en el pasado que ya no te das cuenta de que el pasado come del futuro y el presente del pasado. Estaba sentado en el vagón, mirando a la nada y pensando en el todo. Habíamos dejado a Katjaa morir debido a que ella fue mordida, Duck estaba hablando con Doug y Ben mientras que Chuck había anunciado que se iba a la parte de enfrente del tren.
Me quedé mirándolo por un momento, mientras dudas llenaban mi cabeza y dónde estamos ahora. No me atrevía a tocar las cosas de Chuck dado que sería de mala educación, pero él tenía un mapa de los rieles de este tren muy útil, pero, aun así sabiendo eso, no me atreví a tocarlos.
Doug se acercó y se sentó al lado mío.
-¿Ahora qué?
-No lo sé -le respondí calmado-. Hacía tiempo que no tengo un plan.
-¿Y qué opinas de Kenny? -me preguntó Doug con preocupación. Lo miré un momento; parecía que pensábamos lo mismo.
-No es de fiar por ahora, pero se compondrá -aseguré con voz queda-. Duck lo ayudará.
-¿Te hubieses imaginado si es Duck el que hubiese sido mordido? -arguyó Doug con voz temblorosa.
-Vaya, ahí sí Kenny tendría más problemas psicológicos -dije con ironía.
-De los que ya tiene -bromeó Doug y los dos nos reímos un rato.
Me quedé otros minutos más mirando al bosque, que era tan rápida la velocidad en la que lo manejaba Kenny, que apenas podía ver formas espasmódicas verdes y marrones y a veces unos sonidos de animales.
Duck se acercó y se sentó al lado mío.
-¿Y le irá bien a mi mami en la jubilación? -me preguntó el niño y me quedé estupefacto.
Vaya pregunta que Duck había hecho. Era una pregunta muy madura para un niño de apenas 10 años. Lo miré y él, con una lágrima en su ojo, dejo que resbalara por su mejilla.
-Mira hacia arriba -le pedí y ambos levantamos la vista.
La tarde cubría la mayor parte de las nubes mientras que el sol se escondía muy lentamente. Duck miraba confundido al cielo, esperando ver algo impactante.
-Ella está ahí. Y quienes nos aman jamás nos dejan, Duck -le dije y él me miró.
-Entonces ¿por qué se fue tan rápido de la estación? -insistió el niño.
-Porque no todos pueden hacerlo para siempre, Duck. Tú madre sabía que esto llegaría y por eso el jefe la llamó y ella se fue con él de buen grado.
Me levanté y sacudí mis pantalones negros mientras miraba alrededor. Duck había regresado con Clementine y estaban abrazados y hablando entre sí. Doug jugaba con su hoja oculta mientras Ben estaba nervioso, como siempre. Caminé por la sala de máquinas mientras el tren se agitaba cada tanto y cada curva la tomaba con fuerza. Kenny conducía a propósito o eso me imaginaba.
Entré en el vagón del conductor y lo ignoré olímpicamente mientras Kenny se me quedó viendo con fiereza. Despeje de la mente mis intenciones de matarlo a golpes y me apoye en la barra junto a Chuck, que miraba hacia adelante con una mirada elocuente.
-¿Qué tal va conduciendo Kenny? -le pregunté mientras miraba como un caminante perseguía a una liebre.
-Mal -respondió Chuck sarcásticamente-. Bueno, tiene que controlarse o sino Kenny morirá.
Nos quedamos callados unos ratos más. Parecía que los temas de conversación con un anciano escaseaban cuando los jóvenes pensaban en otras cosas. Miré mi reloj: iban a ser las 5 de la tarde.