4:: Fiesta

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· Narra Judith.

– Buenos días –Nadia me saludó desde la cocina, donde al parecer estaba preparando un desayuno muy nutritivo–. 

– Te quiero mucho, pero te voy a matar –me tumbé en la mesa– anoche dormí fatal.

– Lo raro es que duermas bien –empezó a prepararme un café– ¿me vas a contar por qué esta vez? –asentí– entonces tiene que ser importante, ¿no?

– Creo que mucho, pero te lo cuento cuando también esté Raquel, no me quiero repetir –cogí el café y empecé a tomarlo– gracias.

– No es nada.

Seguimos hablando y desayunando hasta que Raquel entró al apartamento. Ya estaba perfectamente vestida y llevaba un café en la mano, ella prefiere desayunar fuera, en alguna cafetería.

– Por fin llegas –Nadia sonreía de oreja a oreja– siéntate, Judith tiene que contarnos algo. 

Se sentó junto a nosotras, por lo que comencé a contar lo que había pasado la noche anterior, aunque omití la parte en la que lloré hasta dormirme y en la que cogí la hoja de la basura.

– Así que básicamente te estás volviendo loca –Raquel empezó a reírse– necesitas vivir más en el mundo real.

– Raquel –Nadia le miró intentando hacer que se callase– ¿no ves que es algo serio? Aunque es verdad que salir de casa te vendría bien.

– Para tener estas reacciones mejor no os cuento nada –suspiré antes de levantarme a lavar la taza que había usado para el café–.

– Tienes que admitir que por muy asustada que estuvieras simplemente parece que la falta de sueño te hizo una jugada, Judith –la castaña vino a ofrecerme un abrazo– lo siento.

– Gracias –la abracé de la forma que me hizo falta la noche anterior– fue como una pesadilla, y te juro que nunca había entrado ahí, y era igual –no voy a llorar otra vez–.

– No es nada –empezó a acariciarme la espalda– fuera lo que fuera ya ha pasado, y si de verdad te preocupa tanto, puedo ayudarte a averiguar algo sobre la habitación.

Estuvo unos minutos más calmandome, y Raquel me ofreció un vaso de agua y otro abrazo. Tener amigas no estaba tan mal en momentos como este. Supongo que puedo alejarme de mi objetivo, aunque sea momentáneamente.

ooo

Después de las jornadas, Raquel nos convenció para ir a una fiesta que habría en casa de un tal Pedro, para inaugurar el curso. Realmente no era tan complicado llegar hasta allí, ya que estaba cerca. Podíamos ir andando sin problema, cosa que nos facilitaría la vuelta a la academia más tarde.

De camino nos encontramos a los vecinos, no habíamos interactuado prácticamente en todo el día. Aunque como siempre, con Raquel la conversación no escaseó en ningún momento. Era de mis cosas favoritas sobre ella.

– ¿Y cómo que vosotras os habéis animado? Pensaba que esto era solo cosa de Raquel –preguntó Dylan–.

– Bueno, no es mi hobbie favorito durante el curso, pero no ha empezado todavía y me apetece pasarlo bien –y distraerme–.

– Eso y que estamos en la edad de salir de fiesta, ¿no? –añadió Nadia mientras se reía–.

– Esa es la actitud –Alan se unió a la conversación– la noche es joven, puede pasar cualquier cosa.

– La intención es lo que cuenta, pero teniendo en cuenta tu salida de anoche, creo que estás exagerando tus posibilidades –sonreí–.

– Tampoco das el perfil de alma de la fiesta –volvió a rodar los ojos, esta era la segunda vez–.

Sunset AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora