Vale, mis vecinos son vampiros. No pasa nada, cosas peores se han visto. Sé que tienen super oído, supongo que supervelocidad también, y lo de curarse y beber sangre humana es obvio. Espero que lo de la verbena sea real.
Encontré una tienda que vendía la planta no muy lejos de la academia, así que compré para mí y mis amigas en cuanto abrió. Me pasé por una tienda de joyas para tener un lugar donde guardarlas, y por último compré un café. No había dormido absolutamente nada en toda la noche investigando, y hoy era el primer día de clases.
Me reuní con mis amigas para almorzar en la cafetería, también tenían sueño, aunque al menos durmieron algo.
– Antes de hablar de clase, os tengo un regalo –saqué los collares– son para daros suerte durante el curso, así que no os los quitéis en ningún momento.
– Ay Judith, no tenías por qué –Nadia se levantó a abrazarme– pónmelo, no me lo quito hasta que se caiga.
– Gracias guapa –Raquel se lo puso a sí misma– has elegido el color perfecto para poder ponérmelo con todo, así que se queda conmigo. De verdad que eres un amor.
– De nada –sonreí orgullosa, al menos les había gustado–. Yo tengo otro, así que aunque las formas sean un poco diferentes, vamos a juego. Pero cambiando de tema, ¿qué tal el primer día?
A Raquel le había ido bien, está estudiando diseño de modas y al final del año incluso harán una pequeña pasarela con los trabajos del curso, principalmente para que vean su evolución. Explicó las asignaturas y quedó claro que es una carrera ideal para ella.
Nadia por otro lado, estudiaría historia de la filosofía, y por lo que me estaba contando, iba a tener que estudiar bastante. Aunque conociéndola, seguro que acaba siendo incluso fácil para ella.
Yo estudiaría artes escénicas, y por lo que me han contado hoy, ojalá fuera solo actuar. Obviamente desde un principio sabía en lo que me estaba metiendo, pero que te digan exactamente el material que vas a estudiar lo hace real del todo.
Van a ser unos años duros, pero al fin y al cabo todos estamos aquí por elección propia, haciendo lo que nos gusta.
– ¡Serás enano! –alguien gritó antes de reírse– encima con esas gafas, no pueden ser más feas.
– Claro, van a juego con él –quien supongo que era su amigo también estaba riéndose– no me puedo creer que vayamos a pasarnos todo el curso compartiendo clase con el bebé este.
Parecen niños, no pueden tener más de doce años. Estaban en la puerta de la cafetería, por lo que todos los que estamos cerca nos giramos a ver qué pasaba. Muchos siguieron con su vida, pero el chico con el que se están metiendo parece demasiado indefenso.
– ¿Me podéis dejar tranquilo? Solo quiero comer, por favor –el chico intentó entrar a la cafetería, pero tiraron de su mochila para volver a acorralarlo donde estaba–.
Me recordó a las veces que tenía que ir a salvar a mi hermano cuando éramos más pequeños. El chico no se parecía en nada a él, pero el sentimiento de tener que ayudarle era el mismo.
– Seguro que ahora va a empezar a llorar el apestado –uno de los chicos iba a añadir algo más, pero me vio y decidió callarse–.
– Venga, ¿qué ibas a decir? Seguro que a mi amigo el director le va a encantar escuchar cómo se lo cuento –ahora ambos evitaban mirarme a la cara– ¿o se lo cuento a vuestros padres? –Ahora sí me miraban, pero asustados– porque resulta que los conozco, y no creo que a mamá le parezca bien lo que estáis haciendo, ¿verdad? –ambos negaron rápidamente– pedidle perdón y a no ser que me entere de que le hacéis algo, será un secreto.

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Sunset Academy
Science FictionJudith había llegado a la academia con la esperanza de encontrar pistas sobre la desaparición de su hermano. Mientras estudiaría la carrera de sus sueños, a lo mejor haría un par de amigas. Lo que no esperaba, fue conocer a seres tan especiales como...