Una vez llegamos, decidimos acercarnos a un bar, que se trataba del único punto que parecía vivo en el pueblo. El resto estaba más bien desierto o no había prácticamente nadie.
Al entrar, no vi lo que esperaba: había una banda tocando en directo sobre un escenario, y gente bebiendo de sus copas a los pies de este. A la derecha del escenario, había una puerta por la que de vez en cuando, pasaba alguna pareja, aunque no quiero pensar a qué.
- ¿Disfrutando el martes light? -El chico de detrás de la barra sonrió- a mi personalmente me gustan más los viernes sucios, pero supongo que los refinados también tienen que tener su espacio y esas cosas.
- Claro -sonreí, apoyándome en la barra- no esperaba ver una banda por aquí, hace bastante que no vengo.
- Bueno, ya no somos lo que éramos -me guiñó un ojo- ahora tenemos que ir con más cuidado, perdemos la diversión. Soy Antonio, ¿qué os pongo?
- Bueno, si usas ese cuidado para tu conveniencia, no tienes por qué perder la diversión -esta vez fui yo quien guiñó el ojo- a mi lo que te apetezca, a ellas por ahora nada.
Me estaba arriesgando bastante intentando averiguar si mis teorías son ciertas del todo o no, pero no iba a meterlas en esto. Si a mí me pasara algo, al menos me aseguraría de que ellas estuvieran seguras antes de morirme.
- Sí, hemos bebido antes de salir -Raquel le sonrió amablemente al camarero antes de sentarse en la barra junto a Nadia-.
- Más para la señorita entonces -volvió a sonreír, dejando la copa frente a mí- invita la casa.
- Gracias, guapo -comencé a beber la copa, dándome cuenta de que este sabor tan fuerte no era solo alcohol. Nunca confundiría ese sabor con nada, era sangre. No podía dar ningún paso en falso, esta era la forma que tenían de confirmar si todos los clientes eran vampiros. No podía equivocarme, estaba rodeada-.
- ¿No te la terminas? -sonrió más aún cuando volví a dejar el vaso en la barra y solo quedaba la mitad de su contenido-.
- La noche acaba de empezar -intenté imitar su sonrisa- y no quiero perder la conciencia tan rápido, me gustaría acordarme de esa cara tan bonita.
- Me gusta tu estilo. Cuando termines eso, tengo una sorpresita para tí -agitó una bolsa con un par de pastillas frente a mí- son nuevas, ojalá mi jefe fuese como quien las hace -tengo que salir de aquí-.
- Menos mal que yo no tengo jefe -sonreí, antes de hacer como que estaba muy sorprendida-. Yo también tengo algo para tí, ya que estás siendo tan amable -ahora estaba exageradamente triste- pero no la he traído conmigo.
- ¿Y dónde está? -Sonrió, interesado en saber más-.
- A unos minutos de aquí, puedo ir con mis amigas a por él si quieres -seguro que no va a ser tan fácil-.
- No puedo dejar de verte ni un segundo, no creo que mi cuerpo pueda soportarlo -dramático- ¿por qué no van tus amigas?
- ¡Qué buena idea! -Sonreí como si fuera la mejor idea del mundo, me terminé la copa y me acerqué con mis amigas a la puerta-.
- ¿Estás loca? -Susurró Nadia- ¿cómo nos vamos a ir sin tí?
- ¿Te vas a quedar con un tío al que acabas de conocer? -Raquel se cruzó de brazos- tampoco sabes nada del sitio, no te podemos dejar aquí.
- Bueno, os estoy obligando -metí las llaves del coche en el bolsillo de Nadia al "abrazarla"- quedaos dentro, y si pasa cualquier cosa con la que no os sintáis seguras, no paréis de conducir al menos hasta la frontera.
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Sunset Academy
Science FictionJudith había llegado a la academia con la esperanza de encontrar pistas sobre la desaparición de su hermano. Mientras estudiaría la carrera de sus sueños, a lo mejor haría un par de amigas. Lo que no esperaba, fue conocer a seres tan especiales como...