El regalo de Damian

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- ¿Qué has averiguado de ese tipo? - dos días después del incidente Becky y Damian conversaban al pie de un árbol de una manera sutil para que nadie lo percibiese.

- Pocas cosas, su familia tiene negocios variados y están buscando crecer, por ahora solo han mantenido negocios superficiales con los Desmond, nada muy relevante -

- Él dijo que conocía a tu padre –

- Si, lo sé, pero mi padre no me responde y Demetrius menos – *Esto es muy extraño, normalmente cuando necesitaba hablar con ellos me respondían rápido* - Damian había intentado investigar al misterioso hombre, pero los datos eran muy vagos, no existían muchos registros y a pesas de que ya habían pasado dos días, la situación en su mente continuaba igual de tensa, no podía pasar por alto algo como eso tan fácilmente

- Aff que molesto –

- Seguiré investigando, de seguro encontrare algo –

- Igual yo – Becky al igual que Damian estaba muy inquieta – *¿Como ese maldito llego hasta mi jardín? ¿Nos estaba siguiendo? * – Por su forma de hablar parecía interesado en los Desmond, pero también en Anya, ella ni se presentó, pero él ya sabía quién era – siguió hablándole

- Lo percibí, créeme - *esto me da mala espina* –

- Allí vienen, actúa normal – La verdad era que estaban en el parque de diversiones, faltaba apenas un día para que Damian y Bill regresaran al internado, ellos a pesar del mal momento que habían vivido querían dejarlo atrás y relajarse antes de separarse nuevamente

- Ten, vainilla con chocolate – Ella traía helados en sus manos, uno para ella y uno para Damian -Gracias – Después de ese accidente Damian estaba muy tenso, evitaba separarse mucho de Anya cuando estaban fuera de casa y siempre que podía la sujetaba de la mano como si tuviese miedo a que alguien o algo lo alejara de él, estaba perdido en sus pensamientos cuando sintió una extraña energía recorrer su cuerpo

– Ey acaso acabas de . . . – susurro, él sabía lo que había hecho, la vio con los ojos cerrados cuando sintió aquella energía

- Desactivarla – interrumpió ella susurrándole

-No sabía que estaba activa –

-Lo hice cuando fui por el helado – respondió sonriéndole mientras le tomaba la mano -Solo como precaución – la joven le planto un beso en la mejilla en señal de tranquilidad – Estoy alerta, no tienes que preocuparte tanto, solo vamos a divertirnos –

Ella sabía lo ansioso y nervioso que Damian estaba, sabía que no se calmaría tan rápido, pero también sabía que al menos tenía que intentarlo. Esa tarde disfrutaron del parque, las luces y las atracciones, pero volvieron temprano a casa, había muchas cosas que arreglar antes del fatídico viaje, ellos no podrían quedarse más, tampoco había otras posibilidades, sería un año duro, volverían a estar separados, ambos acordaron visitarse algunos fines de semana.

Esa noche, cuando todos se fueron a descansar ella decidió intentar relajar a su preciado ojimiel un poco, inclinándose frente a él mientras lo aprisionaba contra la puerta de su cuarto, allí estaban los dos, el sujetándola firme pero delicadamente por el cabello y ella realizando movimientos de vaivén con su cabeza, ejecuto su plan perfectamente, esa noche casi no durmieron, solo se acurrucaron para compartir su calor debajo de las sabanas mientras se abrazaban por miedo a que sus corazones se rompieran en las próximas horas mientras conversaban de todo lo que podían.

Horas después Damian y Bill ya estaban en el avión, los asientos de primera clase dejaban en evidencia su estatus social y las lágrimas que Damian dejaba caer dejaban en evidencia su tristeza, su despedida fue larga, pero sin muchas palabras, desde que llegaron al aeropuerto hasta que fue el momento de abordar siempre estuvo tomado de las manos con Anya con una expresión muy seria en el rostro, solo la soltó cuando ya estaban al límite para embarcar, se dieron un fuerte abrazo que duro varios minutos, no lloraron, él no lo hizo al menos, prometieron volverse a ver pronto, aunque hora y media después del despegue era evidente el vacío que se creaba en el pecho de Damian, mientras veía las nubes, no logro dejar dentro una o cuatro lágrimas de desolación que se deslizaron por sus mejillas sin autorización.

Al bajar del avión se esforzaba para parecer de lo más normal, al regresar a su cuarto podía sentir cuan pequeño era en comparación con todo lo que había vivido estos últimos meses

-*Mejor me apresuro y termino esta maldita carrera rápido*- Ya quiero regresar – se dejó caer en la cama mientras hablaba para sí mismo con el rostro metido en una almohada.

-Acabamos de volver- Bill respondió mientras se quitaba los zapatos, aunque sabía que no hablaba con él. Anya por otro lado estaba de regreso en su cuarto, recordando todo lo que habían vivido estos últimos meses, miraba en su mano el anillo que Damian le había regalado sonrojándose ante el recuerdo en sus pensamientos.

Durante el pasar de los meses ambos estuvieron muchas horas al teléfono conversando como había sido su día y que cosas habían hecho, Anya había regresado al trabajo de medio tiempo mientras alternaba algunas veces con el trabajo de asistente que le daban los Blackbell para sus prácticas, conocía gente nueva en cada evento, Damian por otro lado siempre estuvo envuelto en algunos trámites familiares, a pesar de la distancia, los Desmond buscaban que el menor de sus herederos aprendiera el arte empresarial, recibía encargos como siempre de su hermano que le pedía ayuda en algunos trabajos, todo siempre por correo o llamadas.

Ambos tenían muchas responsabilidades aparte de estudiar, la primera vez que se volvieron a ver ya tenían un mes y medio separados, Anya lo tomo por sorpresa mientras caminaba en el campus, el chico en ese momento estaba hablando sin mucho interés con dos chicas que lo habían detenido para sabrá dios que cosa, al lado tenían a Bill pero ellas parecían estar más interesadas en darle algo a Damian, en toda la universidad él era muy popular pero al mismo tiempo asocial, era conocido claramente por su apellido y el poder de su familia pero también por ser extremadamente lindo, atlético, muy tonificado y sobre todo muy serio, nadie en todos esos años lo había visto sonreír ni una vez, cuando volvió de sus vacaciones de verano muchos percibieron que algo había cambiado en él, en algunas ocasiones se le veía esbozar una pequeña sonrisa de lado cuando conversaba con Bill, eso hizo que ganara más seguidoras que antes por su aire misterioso y sexy, las dos chicas se quedaron impactadas cuando en su intento de darle un regalo él pareció haber visto algo demasiado importante, o al menos eso era lo que su expresión transmitía, fue tan importante que le entrego su mochila a Bill y salió corriendo ignorando cualquier cosa que ellas tuvieses que decir, fue la primera vez que Damian Desmond fue visto con una enorme sonrisa en el rostro, cargando a una joven pelirosa como si de una pluma se tratara y besando a una chica apasionadamente en la boca, en la frente y en cualquier lado que su cara le permitiese, las jóvenes no tuvieron más opción que retirarse, quedando asombradas por la expresión de alegría de Damian, expresión que lo hacía ver aún más reluciente, con eso gano más el corazón de sus seguidoras, pero ese día adicional al regalo de Anya ninguna otra chica se atrevió a darle ningún obsequio por su cumpleaños.

UNA HERMOSA CASUALIDAD - ARCO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora