De eso quería hablarte

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Demetrius estaba al pie de las escaleras, Damian y Anya estaban atónitos, él vestía un traje negro clásico en los hombres de negocios como lo eran los integrantes de la prestigiosa familia Desmond, pero había algo malo, algo que ya entraba en la categoría grave, él estaba extremadamente delgado, las facciones de su rostro estaban demacradas, tenía ojeras muy grandes y en su mirada se podía ver un gran vacío y sobre todo cansancio, mucho cansancio, daba la impresión de que no había dormido bien en semanas y hasta su piel tenía un aspecto descuidado, estaba arreglado, bien peinado y vestido pero al mismo tiempo se veía muy mal

-Demetrius – Damian repitió el nombre de su hermano, era lo único que pudo decir mientras bajaba rápidamente las escaleras, seguido por Anya, la mirada de ambos reflejaba preocupación

-Es un gusto volver a verte- Dijo recibiéndolo con un abrazo, la verdad Damian lo había visto personalmente solo un año después desde que ingreso al internado, Demetrius lo había visitado para corroborar que todo estaba en orden y para contarle que se había casado en una ceremonia secreta, explico que prefirió hacerlo así, pero quería que conociera a su esposa, luego de eso solo se comunicaron vía llamadas y correos para intercambiar trabajos y responsabilidades de negocios.

- ¿Donde esta Esther? – Esther, así se llamaba la esposa de Demetrius, era una chica alta de cabello negro liso hasta la cintura, estudio con Demetrius en el Eden, no era de familia tan adinerada, pero si era muy refinada, hasta donde Damian sabia ellos dos fundaron una empresa y trabajaban juntos en ella.

-Por ahora está en casa de sus padres, necesite volver unos días y ella aprovecho de visitarlos, por cierto, lamento mucho no haber estado en sus graduaciones, mis felicidades para ambos-

- No te preocupes por eso- La cara de Damian continuaba con una expresión de preocupación, pero no sabía cómo preguntarle a que se debía su estado, Demetrius desde que los saludo solo los recibió con una sonrisa, si algo le había pasado, se estaba esforzando mucho para esconderlo o al menos para no tocar el tema.

-Lamento la descortesía, hola Anya, es un placer volver a verte –

-Ni lo menciones, imagino que les gano la emoción de volver a reencontrarse-

-A ti tampoco te veo desde que tenías unos ¿16 años? –

- Diecisiete- corrigió la pelirosa

-Ni parece que el tiempo pasó tan rápido – La mirada de Demetrius se clavó en el piso, su tristeza era evidente, era obvio que se estaba esforzando por sonreír, Damian y Anya lo notaron y solo se veían los rostros sin decir una palabra, no sabían que hacer o como preguntarle el motivo de su estado actual, el silencio reino entre ellos tres durante algunos minutos, era incomodo y tenso, había sobre todo mucha tensión en el aire.

-Damian- Escucho que Demetrius le llamo – Se que esto es repentino y entiendo que debes estarte haciendo varias preguntas que prometo responder, pero por ahora– hizo una pausa, parecía que estaba intentando encontrar las palabras correctas para continuar hablando – creo que llego el momento que te reúnas con papa , existen algunas cosas que él tiene que explicarte – Damian escucho cada palabra Anya podría jurar que percibió como su cuerpo se volvió más rígido y sus facciones muy serias, era una seriedad que Anya no sabía que Damian podía expresar, parecía fuerte, resistente y seguro de sí mismo, se paró de lado y coloco una de sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, esa era la versión que Damian utilizaba cuando trabajaba y se reunía con los ejecutivos de las empresas Desmond él tenía una personalidad especial únicamente para representar a su apellido.

UNA HERMOSA CASUALIDAD - ARCO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora