Capítulo III: Las Niñas de los Arboles

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Si ayer le hubieran dicho al menor que por leer un libro abriría un portal que lo transportaría a una tierra mágica donde todo le quiere hacer cosquillas, el niño se hubiera burlado, y ¿Dónde estaba ahora Harry Potter?... en una tierra mágica donde todo le quiere hacer cosquillas.

Harry camina frustrado por los bosques mientras vigilaba su entorno, en varias fueron las ocasiones en donde el niño termino atrapado en una trampa de cosquillas muy fuertes. Después de escapar de las ardillas, Harry se proponía a seguir por el bosque en busca de algún rastro de... cualquier clase de civilización que tenga esta tierra.

Pero luego de media tarde de buscar, lo primero que encontró fueron unos osos hormigueros de pelaje gris en sus cabezas y azul oscuro en sus cuerpos, con un degrado blanco en sus patas y de lenguas largas de color azul como las de una jirafa. Y apenas estos lo vieron con sus ojos ónix, se lanzaron hacia el menor tirándolo al suelo y comenzaron a usar su lengua para hacerle cosquillas en cada pedazo de piel que tenían disponible.

Harry rio por varios minutos mientras sentía como los osos lamian cada porción de piel expuesta. Cuando trato de escapar, siente como en sus muñecas y tobillos las lenguas de los osos se enroscan y tiran de sus extremidades hasta el máximo. Harry le sorprendió lo fuertes que eran, a pesar de que se sentían como lenguas suaves.

Allí indefenso unos osos más pequeños se le acercaron y se iban metiendo debajo de su holgada camisa, Harry estalla en carcajadas cuando siente como los osos alternan entre arrastrar sus garras en sus abdominales y costillas, y escavar con sus largas lenguas entre sus axilas y su ombligo.

Chilla en risas a medida que las cosquillas se volvían una vez más más intensas, y sin importar como se moviera no lograba zafarse de sus ataduras, es más, las mismas lenguas que lo ataban se estiraban para hacer sus partes vulnerables.

Para cuando noto más osos dirigiéndose a sus delicados pies, Harry entre risas actuó rápido, con toda la voluntad posible se concentró en las emociones que sintió la última vez que quedó atrapado entre las cosquillas, y en seguida pidió que pararan.

En seguida todos los animales salen expulsados fuera de su cuerpo lanzados por una fuerza invisible. Y Harry sin esperar que se recuperen corre como alma que lleva al diablo.

Harry sin duda agradeció haber descubierto ese truco, así sabía que al menos tenía una defensa contra los animales. Así que esa noche, se concentró en entrenar ese truco. Esa noche Harry estaba en una especie de cueva sin plantas y animales, y como única fuente de luz tenia a esos champiñones azules, que daban una relajante luz blanca.

Por ahora no sentía frio, y supuso que eso era por el extraño musgo que ahora pisaba, el cual era de color naranja y más esponjoso, y parecía que estaba tan entrelazado que no tenía fibras que cosquillaban sus pies. Harry se acostó en el suelo boca arriba, poniendo algunas rocas sobre s cuerpo.

 Harry Potter, El Reino Mágico de TicklelandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora