Encantando melodías-Parte 1 (0-200) -COMPLETO-

Capítulo 52: La verdad a la felicidad

Capítulo 52: La verdad a la felicidad

Me gustaría agradecer a mi beta, Akisu, por su ayuda en este capítulo.

12 de marzo de 1992, Hogwarts

Harry sabía en su corazón que los unicornios ahora estaban a salvo, y por primera vez en semanas, Harry se fue a dormir y no se despertó hasta la mañana siguiente. Dejó de pensar en sus crestas mágicas y de preocuparse por las maquinaciones de Voldemort y Dumbledore. No hubo gritos esa noche. Solo silencio.

A la mañana siguiente, Harry se despertó sintiéndose mucho mejor. La quema de sus canales mágicos estresados se desvaneció y su cuerpo dejó de doler. Madame Pomfrey le había dicho que lo despediría más tarde esa noche, lo que significa que hoy dormirá en su dormitorio.

Desafortunadamente, no tenía ninguno de sus libros sobre él y probablemente se aburriría todo el día. Incluso la matrona no estaba allí por alguna razón, dejando al joven Slytherin solo en una habitación vacía.

Ella dijo que a las personas se les permitía visitarlo ahora, por lo que tal vez sus amigos vendrían a aliviar su aburrimiento. Dicho esto, Harry decidió recordar la pelea con el espectro encubierto, más específicamente, sobre los unicornios mismos.

Eran diferentes de lo que él esperaba. Eran diferentes de cualquier otra bestia mágica, y Harry no necesitaba su Audiencia Arcana para verla. Desde que comenzó el año escolar, Harry estaba rodeado de criaturas mágicas. Ha visto algunas lecciones de criaturas mágicas cuando caminaba por el lago. Ha visto mermen y sirenas desde su sala común, una manada de hipopótamos y un Niffler, incluso vio un Kelpie una vez, y eran muy raros de ver en el lago. Pero parecían seres de carne y hueso. Los unicornios simplemente no lo eran. Era como si estuvieran hechos de luz. Incluso su sangre era extraña. Era plateado y se parecía más a una poción que, bueno, algo orgánico.

Lo único que se le acercó fue el Cerberus en el corredor prohibido, por extraño que parezca. Había algo de otro mundo en ellos que podía sentir. Que estaban en una clase propia, diferente de la mayoría de las otras bestias mágicas del mundo.

Aparte de la clasificación del ministerio, Harry no había visto algún tipo de agrupación reconocida de criaturas mágicas. Por alguna razón, a la gente realmente no le importaban hasta que se publicó el libro de Newt Scamander. Aparentemente, el abandono de Hogwarts había sido reconocido como alguien que pudo aprehender a Grindelwald en Estados Unidos, y su popularidad, especialmente en Europa, hizo que la gente echara un vistazo a su libro, y terminó enganchado a sus ideas sobre criaturas mágicas.

Es curioso cómo un solo libro terminó cambiando mucho el mundo, y era un libro que nadie vería si no fuera por su participación en la captura de Grindelwald. Prácticamente paralizó el 'movimiento de cazadores furtivos' que estaba recibiendo tracción hace unas décadas. Implicaba cazar y vender cualquier criatura mágica que pudieran tener en sus manos. El libro de Scamander prácticamente encabezó las leyes de protección para criaturas mágicas en peligro de extinción y comenzó una industria de reservas mágicas que cuidan y cosechan las criaturas sin dañarlas.

Era por eso que los núcleos de varita dejaban de ser demasiado variados. La mayoría de las criaturas que se usaban para hacer varitas fueron perseguidas por materiales, lo que las puso en peligro y, a veces, incluso extintas. Ahora, las reservas de Dragón eran muy rentables ya que tienen una demanda interminable de corazones de dragón y sangre de dragón, que recolectan de los dragones fallecidos.

Por desgracia, volviendo al tema en cuestión, la investigación sobre criaturas mágicas, aparte de cómo usar sus ingredientes en pociones, encantamientos y rituales, no fue realmente explorada. Su propia naturaleza, sus hábitos, no fueron explorados. En cambio, simplemente tienen una calificación de amenaza. Harry sacudió la cabeza con decepción; no encontraría respuestas sobre lo que hizo que los unicornios fueran tan diferentes en la biblioteca. Echaría un vistazo, por supuesto, pero no era realmente optimista.