7. El príncipe.

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Jimin sabía que se acercaba la noche, ya era tarde y seguía pasando tiempo en el patio trasero del orfanato. Estaba sentado en un rincón frío, donde la humedad le provocaba escalofríos. A medida que el sol se despedía en el horizonte, los tonos dorados cedían paso a la paleta de los grises y los azules oscuros.

La mayoría había entrado al interior del orfanato, pero notó la presencia del hermano de Dante, el chico de los ojos extraños que no hablaba. Él estaba sentado en una posición rara, masticando un panecillo con queso cremoso mientras contemplaba el cielo. A su lado estaba Maxine, ella le peinaba el cabello con tanta delicadeza, que Jimin sentía cosquillas de sólo verlo.

— Te tendré que cortar el pelo. — Escuchó la voz de Maxine muy despacio, ella se dirigía a Romolo con suavidad, sus ojos le miraban con mucho amor, tanto que brillaban como los últimos rayos de sol.

Le habría encantado que Jungkook en realidad hubiese sido un chico amable como Maxine, que le rescatara sin malas intenciones y que se dedicara simplemente a pasar tiempo a su lado, contándole anécdotas divertidas mientras hablaban de su vida. Sin embargo, Jungkook era aterrador, una persona absolutamente escalofriante. Él tenía claro el efecto que tenía en la gente y le gustaba atemorizarlos. No se veía capaz de dormir junto a él por la noche, pero tenía que hacerlo y eso era lo peor, que no había una alternativa.

Mientras miraba distraídamente el movimiento de las nubes en el cielo, un pájaro deforme se detuvo en medio del patio, luciendo desnutrido e incómodo de mirar. Cada contorno y pluma parecían ser producto de una fuerza torcida de la naturaleza, y su mirada errática sólo intensificaba la sensación de perturbación que inspiraba.

Apartó la mirada un tanto asqueado después de ver al pájaro. Era una persona sensible, no le gustaba ver animales heridos, sangre o cualquier cosa que le revolviera el estómago. Se había acostumbrado un poco, pero eso no significaba que le gustase.

Maxine se movió con la elegancia que le caracterizaba, sacando del bolsillo de su vestido unas cuantas semillas que dejó justo frente al pájaro. No titubeó en ningún momento, ella obviamente guardaba esas semillas para el ave herida. Parecía ser el tipo de persona que buscaba rescatar a todo el mundo.

— No puede comer, tiene un cuerpo frágil. — Murmuró ella, notando la mirada de Jimin —. Pero no quiere morir, eso la hace una criatura increíblemente fuerte.

La benevolencia de una chica hermosa a la que llamaban “reina” se le hacía desconcertante. Maxine se preocupó de que el pájaro comiera cada pequeña semilla que le tenía preparada. Podía entender claramente en ese momento el motivo por el cual Dante estaba enamorado de ella, parecía ser increíble a pesar de sus otras falencias.

— ¿Maxine? — Se atrevió a hablar con ella. Le decían el mendigo y no sabía si podía comunicarse con una persona que se encontraba tan arriba de la jerarquía, pero ella le miró por encima del hombro.

— ¿Qué sucede?

Jimin prefirió no mantener contacto visual con ella, en cambio, se enfocó en Romolo, quien jugaba con sus manos y miraba el cielo con fascinación.

— ¿Crees que Jungkook sea de confianza?

Le parecía una pregunta estúpida, pero necesitaba escuchar también la opinión del resto, aferrarse a una pequeña esperanza. Probablemente, Maxine lo conocía desde hacía mucho tiempo, ella tenía una opinión más sólida sobre Jungkook.

— No creo que existan personas de confianza. — Confesó terminando de alimentar al pájaro, entonces se puso en pie, alisando su vestido —. Depositamos nuestra confianza en quienes pensamos que valen la pena, pero a veces ni siquiera somos fieles a nuestras propias creencias.

LA CORTE DEL GIRASOL ひまわり KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora