20. Entre cartas y corazones.

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Todos se encontraban reunidos en un círculo en la corte del girasol. El suelo estaba iluminado por el suave resplandor de las velas. Maxine, radiante como siempre, lucía hermosa en un vestido que, a pesar de ser antiguo y arrugado, la hacía parecer una auténtica muñeca.

Había recibido la carta que entregó Jimin como ofrenda, pero no la leyó en voz alta. Ella se la entregó a Dante, quien con una sonrisa la escondió en el interior de su chaqueta. No tenía la intención de leerla para la corte, por lo mismo, todos se acercaron a ella como ratas, llenándola de preguntas.

— Silencio. — Maxine suspiró, apartándolos a todos —. La carta proporcionada por el bastardo tiene información valiosa, pero no para todo el público.

Jimin mantenía la cabeza gacha, pero pudo notar por el rabillo del ojo la mirada de Jungkook sobre él. Era obvio que tenía clara sus intenciones, sus facciones no demostraban más que enfado y decepción, pero a Jimin no podía importarle menos, lentamente comenzaba a guardarle más y más rencor por la manera en que buscaba reemplazarlo.

— Me parece poco transparente que hagas esto. — Reclamó fantasma dando un paso hacia adelante para enfrentarse a ella, pero Dante de inmediato lo detuvo, poniendo una mano en su pecho.

— Detente ahí, tontito. — Dijo Dante con una media sonrisa.

— ¡Sácame tus sucias manos de encima!

Maxine decidió interponerse, ella tenía siempre el suficiente valor para pelear con todos los chicos de aquel sitio. Jimin no sólo envidiaba que tuviese a su lado a los hermanos, también envidiaba su belleza y su valor.

— Preguntémosle a Jungkook si deberíamos leer la carta entonces. — Maxine sabía perfectamente bien lo que estaba haciendo, dirigió su mirada hacia Jungkook y éste lució genuinamente sorprendido, como un ciervo espantado una noche de caza.

Era una situación desventajosa para el ladrón, pero rápidamente se recompuso, negando con la cabeza.

— No, hay que confiar en la palabra del bufón y la reina. — Contestó con modestia, agachando la cabeza.

Fue en ese momento exacto donde Jimin se percató de algo que resultaba sorprendentemente obvio, Jungkook, al igual que él, era sólo un adolescente con sus propios puntos débiles. Ya no era el chico invencible que poco a poco había comenzado a idealizar en su mente. Había encontrado su vulnerabilidad, y esa era su primer amor. Una pequeña, pero reconfortante sonrisa se formó en los labios de Jimin, sintiéndose completamente satisfecho.

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Edmond tenía la costumbre de sentarse y pegar el oído al radio, escuchando todas las noticias que pasaban día tras día. Le preocupaba la guerra, por ende, estaba al tanto de lo que sucedía en el mundo. Eso sí, las noticias no viajaban rápido, se enteraban de cosas que ya habían ocurrido desde hacía un tiempo.

Jimin permaneció sentado junto a Edmond en una habitación pequeña, llena de polvo, donde la radio apenas lograba emitir un sonido constante. La banqueta en la que estaban sentados parecía estar a punto de colapsar en cualquier momento. Edmond, con una pequeña libreta sobre su regazo, registraba meticulosamente cada fragmento de sonido que lograba captar en sus páginas.

¡Buenas tardes, damas y caballeros! Les damos la bienvenida a esta transmisión especial desde nuestro estudio de radio. Hoy, tenemos noticias importantes que compartir con ustedes.

Hemos recibido informes sobre una medida tomada por el gobierno alemán conocida como el “Aktion Arbeitsscheu Reich”. Se informa que esta acción se está llevando a cabo en todo el país con el objetivo de abordar lo que se considera un problema grave.

LA CORTE DEL GIRASOL ひまわり KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora